Es domingo por la tarde y en el computador de Marianela Rojas, profesora de Lenguaje, figura un aviso que como vegetariana y animalista es inaceptable: "Se vende burrito tierno de dos años, listo para faenarlo y tirarlo a la parrilla. Valor: $135.000".
Disgustada, inmediatamente se acuerda que se acerca el "18" y que por eso tiene qué hacer algo. "Comprarlo", se dice y rápidamente le empieza a escribir a todas las agrupaciones animalistas que conoce. Ergo, nadie le contesta y se empieza a desesperar. "Pucha, qué hago", se pregunta mirando el aviso de Yapo.cl y entonces tiene una idea.
"Empiezo a publicar el aviso en el Facebook y pido que me ayuden a comprarlo depositando lo que puedan en mi Cuenta Rut del Banco Estado. Dejo mi perfil abierto, coloco mi teléfono, todos mis datos personales y la gente me empezó a colaborar. Cada vez que recibía un depósito publicaba los pantallazos y los montos, hasta que reuní todo el dinero y pude salvarlo", dice la "Mane", contenta.
"¿Y no lo va a matar?"
Antes de esto, la profesora quillotana había tenido la intención de hablar con alguien del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) para salvar al burrito que se vendía en El Belloto, Quilpué, pero la joven desistió porque "iba a ser mucha burocracia". Por eso decidió transformarse en cliente y apurarse en hacer la transacción. "Cuando me contacté con el vendedor, en ningún momento le conté cuál era mi objetivo porque no quería que el caballero se asustara y después desapareciera. Le dije cuando tuve al burrito conmigo. Pero no fue fácil porque tenía muchos interesados y el traslado de allá acá me salía como $70 mil y yo por supuesto no tenía esa plata", explica.
Afortunadamente, como hacía clases en un colegio rural, uno de sus alumnos le hizo una oferta y por $40 mil pudo traerse el burro hasta su ciudad. "Mi alumno me hizo un precio y ayer (lunes), mientras llovía fuertemente, pudimos traernos al burrito. Fue bien caótico eso sí, porque hasta se me acabó la batería del auto, pero la gente me ayudó y el animalito no terminó en un asado. Lo que sí me dejó mal fue cuando lo pagué y le conté la verdad al vendedor. Él me dijo '¿y no lo va a matar para comérselo? si está tiernito' y casi me dio ataque. Ay, estoy tan feliz de que ahora esté acá", manifiesta la joven, rebosante de alegría.
Cerro El Edén
En este momento, el burrito rescatado está en el cerro El Edén de Quillota, en donde comparte con varios equinos que están al cuidado de un hombre. "Yo hablé con el encargado para que me permitiera llevar el burrito ahí y me dijo que no había ningún problema. Ese cerro es un centro municipal que para mí gusto es el lugar ideal para que se quede porque es de varias hectáreas. Ojalá más adelante se pueda hacer algo más ahí", suspira.
Finalmente, la joven hace una reflexión: "Muchos me criticaban de que con esto estaría incentivando la compra de animales para asados dieciocheros, pero desde un principio dejé claro que no es así. Y si yo pude salvar a uno, otros también pueden hacerlo". J