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"Ricki and The Flash"

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Hay películas que prácticamente no tienen publicidad y sin embargo sería un despropósito perdérselas, entre tanto estreno desechable, y que no deja rastros en la memoria del espectador.

Es el caso de "Ricki and The Flash: entre la Fama y la Familia" (2015), dirigida por el cineasta estadounidense Jonathan Demme, que cuenta la historia de una rockera sesentona, Ricki (una gran Meryl Streep), que ha tenido un relativo éxito y que debe volver a su viejo pueblo, porque su hija Julie (Mamie Gummer) está con una fuerte depresión, producto de un matrimonio reciente, que acaba de fracasar.

El tema podría caer en un dramón como hay tantos en el cine estadounidense; pero la maestría de Demme hace de esta simple historia una gran película. Demme, de 71 años, tiene una larga filmografía plagada de buenas comedias, dramas y cintas policiales; entre las que destacan "Melvin and Howard" (1980), "Algo Salvaje" (1986), "El Silencio de los Inocentes" (1991), "Philadelphia" (1993) y "El Candidato Manchuriano" (2004), entre otras; en las que resalta su buen oficio para el tratamiento de los personajes, los que desarrolla con profundidad, obteniendo grandes interpretaciones del elenco.

En esta cinta el personaje de Ricki es inolvidable. Ella, junto a su grupo The Flash, son número puesto en un bar, donde hacen cantar y bailar a viejos rockeros, de más de cincuenta años. Su vida está afianzada, pero recibe la llamada de su ex marido, Pete (Kevin Kline), porque su hija en está en una profunda crisis. Ricki abandonó joven a su familia para dedicarse a su pasión musical. También dejó dos hijos, Josh (Sebastian Stan) y Adam (Nick Westrate), todos los cuales ya son adultos y la verdad no extrañan mucho a su ausente y alocada madre.

El guitarrista de The Flash, Greg (Rick Springfield), tendrá un rol de importancia en la segunda parte del filme, donde se desarrolla el conflicto de la cinta: el reencuentro de Ricki con Julie y luego con sus otros hijos, de los cuales Josh está por casarse y ni siquiera tenía considerado invitarla al matrimonio. Ricki tendrá una segunda oportunidad, que aprovechará valientemente, apoyada por el amor de Greg; la comprensión de Pete y de su nueva esposa; y finalmente el amor que sembró en sus hijos en la infancia.

Danzantes se unen para valorar los Bailes Chinos

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Acasi diez meses desde que la Unesco declarara los Bailes Chinos como Patrimonio de la Humanidad, marcando todo un hito para el patrimonio cultural inmaterial nacional, el Consejo de la Cultura logró reunir el pasado domingo a más de cien cultores de esta expresión en el Primer Encuentro Nacional de Bailes Chinos, realizado en Mantagua.

Hasta allí llegaron representantes de agrupaciones de las regiones de Tarapacá, Antofagasta, Atacama, Coquimbo, Valparaíso y Metropolitana, quienes durante el día trabajaron en el Plan de Salvaguardia para estas cofradías, documento que una vez sistematizado será entregado al ministro de Cultura, Ernesto Ottone, para avanzar en su cumplimiento.

"Desde la inscripción de los Bailes Chinos en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad hasta la fecha, hemos avanzado muchísimo. Este encuentro es parte de los compromisos establecidos por el Gobierno de la presidenta Bachelet en materia de identificación, registro y reconocimiento de esta importante manifestación de la cultura popular de nuestro país", afirmó Ottone.

movidos por la fe

Los Bailes Chinos son la primera expresión del patrimonio cultural inmaterial chileno en ser declarados Patrimonio de la Humanidad.

Durante la jornada, el Consejo de la Cultura hizo entrega simbólica del diploma Unesco a Carlos Figueroa, del Baile N°1 Barrera, de la Región de Coquimbo, quien en representación de los Bailes Chinos reconoció que este encuentro es "un orgullo para nosotros, porque podemos compartir experiencias y comprobar que pese a no conocernos, tenemos muchas cosas en común. A todos nos mueve la fe, la tradición y el deseo de que esto perdure en las nuevas generaciones".

Junto con la elaboración de este Plan de Salvaguardia, los asistentes -muchos de los cuales por primera vez salían de su territorio de origen- tuvieron la oportunidad inédita de compartir testimonios con sus pares de otras regiones, conocer los términos de la declaratoria Unesco, sus implicancias, su rol como portadores del patrimonio cultural inmaterial del país, entre otros aspectos abordados durante las mesas de trabajo.

Tras la declaratoria Unesco, la materialización de este primer encuentro nacional es el resultado de casi un año de trabajo encabezado por el Consejo de la Cultura en seis regiones del país. J