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Sepa cómo se fabrica una magnífica escoba

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En pleno sector de Pueblo Nuevo en Artificio, y en un humilde taller, funciona la fábrica "San Juan". Sorteando una vieja puerta de madera aparecen una gran cantidad de palos cilíndricos y muchos atados de coragüilla; materias primas esenciales para fabricar escobas, que es a lo que se dedican los hermanos Bastías: Jaime, Mario, Atilio y Francisco.

Ellos mantienen vivo el emprendimiento que iniciara en la segunda mitad del siglo XIX, su abuelo Zenobio Bastías, quien partió haciendo escobas e instalando su fábrica en el barrio Vivaceta de Santiago.

Juan fue uno de los hijos que continúo con el rubro, pero se lo trajo a la zona, al llegar a Artificio en la comuna de La Calera.

SIN PATRÓN

Pero Juan Bastías llegó de empleado a una fábrica que había en el sector y lo que le pagaban se le hacía insuficiente para mantener a su familia. Por eso, con lo que ya sabía del negocio, que era harto, comenzó a fabricar sus propias escobas para venderlas. Así surgió y se estableció con una fábrica que terminó transformándose en un negocio que perpetuó la tradición familiar.

Don Juan fue creciendo con su fábrica de escobas y no tardó en ver a sus hijos como una mano obra de confiable. Ellos se dieron cuenta que tal vez no era el patrón que pagaba más, "de hecho nos juntábamos con amigos en el barrio y nos contaban que en una mueblería que había cerca ganaban mucho más", recuerda Jaime Bastías, uno de los 'escoberos' actuales.

Aun así, mantenerse al amparo familiar era conveniente igual y llegó el día, hace como dos décadas, que los hermanos tomaron la herencia en sus manos . Y hasta hoy siguen haciendo escobas.

MODA QUE AFECTÓ

Elaborar escobas fue un negocio próspero, sobre todo a fines de los años '70 y parte de los '80. Cuando por las calles de La Calera caminaba un personaje que voceaba las escobas con un tono característico. Las dueñas de casa lo esperaban pasar.

Por esos años la familia Bastías casi no daba abasto con la demanda, pero aparecieron los escobillones de plástico y rápidamente ganaron la preferencia de la gente.

"Sobre todo cuando recién aparecieron, nos afectaron harto. Fue como una moda", cuenta Jaime, quien estima que, hoy por hoy, un 60% por ciento elige esos artefactos de plástico. "Es que ahora mucha gente vive en casas y departamentos pequeños, por eso les conviene barrer con un escobillón", los cuales son producidos a gran escala y se encuentran en cualquier supermercado.

HAY MERCADO

Pero las escobas y el taller de los Bastías no han muerto, a diferencia de otras fábricas que sí sucumbieron con el tiempo.

En la actualidad, los principales clientes son empresas que mantienen granjas o municipios que necesitan que sus barrenderos trabajen con implementos bien hechos y resistentes.

Jaime Bastías explica que para estas escobas utilizan mangos de madera nativa como coigüe, que traen desde Río Bueno cerca de Osorno; y para las que aún demandan algunas dueñas de casa, el palo es de álamo que compran en Curacautín.

Para unas y para otras, el insumo básico es la coragüilla, con que se hacen esas típicas ramas de las escobas que son en definitiva las que barren.

La coragüilla la plantan a orillas de los ríos. Aquí en la zona aún quedan agricultores que la producen en San Felipe y Los Andes. Según los hermanos Bastías, son ciudades tan prolíficas en este cultivo como lo es La Ligua con los dulces.

La siembran en esta época del año y la cosechan entre febrero y marzo. Desde la fábrica 'San Juan', nombre que tiene el negocio en honor al padre de los hermanos que ahora lo manejan, la encargan por fardos.

SUBPRODUCTO

Aparte de alinear las ramas para hacer las escobas, una tarea ineludible es sacarle esas semillas coloradas, al menos la mayoría.

Los granitos que extraen no se botan, ya que sirven como alimento para aves. "Gente que tiene gallinas viene acá y nosotros le vendemos las semillas", dice Jaime Bastías, quien también señala que muchas personas aseguran que tomárselas como infusión, sirve para curar enfermedades como la diabetes.

"A ellos se las regalamos, porque si se la toman con fe, capaz que se mejoren", dice Jaime. J