Plop y exigiendo una explicación como Condorito quedó un hincha caturro, luego de un tragicómico suceso ocurrido esta semana. El protagonista de la historia se llama Gabriel Marambio, tiene 33 años y es padre de una menor de 8. Vive en la parte alta del cerro Jiménez. Es chofer y trabaja para el conocido concesionario viñamarino Germán Mondaca. Recuerda que la tarde del martes manejaba el vehículo de su jefe, un furgón Suzuki APV gris por el plan porteño. Estacionó en calle Las Heras, a la salida del Líder, y cuando bajó fue atropellado por la conductora de un automóvil Kia plomo, que literalmente le hizo un "sándwich" y lo aprisionó contra su móvil.
Gabriel cayó al suelo mientras la irresponsable conductora siguió sin prestarle auxilio. "Sufrí un profundo corte en el antebrazo derecho y empecé a sangrar bastante. No tenía sensibilidad y pensé que me había afectado una vena". Temió que la ambulancia y la policía se iban a demorar, por ello pidió a los testigos de la escena si lo podían llevar en el furgón al Van Buren.
yo te ayudo
"Yo sé manejar, yo te puedo ayudar", afirmó un joven desdentado, delgado, pelo corto, de 1.70 de altura, que sobresalió entre la muchedumbre. Ambos subieron al vehículo y se fueron raudamente hasta el centro asistencial. Gabriel ingresó raudamente hasta la posta, donde dice tuvo una buena atención. Fue a rayos, le pusieron una decena de puntos y tras un par de horas de observación lo remitieron a su domicilio con reposo por 15 días. Salió a la calle para agradecer al "buen samaritano" que lo auxilió, pero ni luces de él, y lo que es peor, tampoco del furgón de su patrón. Afortunadamente unas horas después unos amigos le alertaron que el Suzuki apareció abandonado en la calle Cuesta Colorada del cerro Ramaditas. No se hallaba en las mejores condiciones. Le faltaban las llantas, las llaves, la radio y hasta la bocina que es la misma del General Lee de la serie Los Dukes de Hazzard. Gabriel averiguó que el hombre que le ayudó y después le robó, es un ambulante que vende papel higiénico en el sector.
Su intención es ubicarlo, no para cobrar justicia por su mano, sino que para que responda ante la ley, al igual que la mujer que lo atropelló y huyó. Por ahora está feliz que su jefe no lo culpa, y le ha prestado todo su apoyo tras este insólito incidente. J