Marco Polo
Histórico y tradicional, ubicado en Pedro Montt con General Cruz se encuentra el restaurant Marco Polo, creado por los hermanos Italianos Mazzino que llegaron en la década de los 50 y que aún conservan la tradición. Por lo que cuenta la historia, se les veía siempre presentes en el negocio, que desde pequeña fuente de soda evolucionó hasta tener una carta completa desde el desayuno hasta la noche. Entré en horario de almuerzo. Mi primera impresión al ingresar fue un lugar con bastante espacio, acogedores lugares, garzones atentos a la llegada de un cliente, todos de impecable uniforme, el lugar se ve muy limpio y baños impecables. Para mí, lo mejor, la cocina está a la vista, gran detalle de un lugar que ya tiene cinco décadas en Valparaíso, aunque estés sentado puedes ver el movimiento de la cocina y de la forma como se trabaja, todo funciona. La carta es variada, no es un restaurante de alta gastronomía, es amplia, sin platos exóticos. Conviene examinar bien las ofertas, pues hay bastante donde elegir. Por ejemplo, encontramos Tallarines preparados con salsa boloñesa desde $6.000 hasta tallarines con salsa Margarita por $9.000; entradas, ensaladas, sopas entre cazuela de ave y consomé con huevo, "Especialidades" como guatitas a la Italiana y el tradicional pastel de choclo. En las carnes podemos encontrar filete, lomo y chuletas, que pueden ser acompañados de papas, arroz, papas fritas o salteadas, puré o ensaladas, también pescados…y así una variedad de preparaciones y productos. También tiene pastelería fina y una heladería moderna, tortas como la de Selva Negra u otras opciones como la Panna Cotta o Tiramisú.
Hay suficiente personal y la atención es amable y rápida, la distribución en diferentes ambientes hacen que el negocio sea acogedor, pese a su amplitud, no se usan manteles en las mesas, pero sí individuales y adecuada vajilla. Mi elección en esta oportunidad fue la sugerencia del menú. En el horario de almuerzo ofrecen tres tipos de menú indicados por A, B y C; todos tienen entrada, sopa, principal y postre. Tomé el menú C, en este caso fue una ensalada de lechuga con camarones de mar y mayonesa, que estaba muy fresca y rica, después una crema de tomates de buen sabor, extrañé eso sí los clásicos croutones. De principal una escalopa Kaiser, de carme muy blanda rellena con jamón y queso, el postre a elección y entre ellos macedonia de fruta, helado o flan. Pedí la copa de helado de dos sabores, me contaban que también son artesanales hechos en casa, excelentes. Destaco que el servicio entre plato y plato fue rápido y atento, en una hora ya estaba en el postre y se valora eso.
Como para volver a probar otros platos.