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Guardia héroe murió tras perseguir a dos delincuentes

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El peluquero Carlos Cortés Lazo está desconsolado. No para de llorar. Acaba de perder a Humberto, el amor de su vida, con el que estaba a punto de unirse con todas las de la ley.

El drama para esta pareja comenzó a gestarse la noche del miércoles. Humberto Ramos Sáez, de 54 años, cumplía turno en su puesto de guardia de la farmacia Cruz Verde en la esquina de Condell y Bellavista. Todo iba tranquilo hasta que dos jóvenes ingresaron, simulando ser clientes. Tras darse unas vueltas se apropiaron de tres cremas faciales, avaluadas en unos 25 mil pesos, y salieron corriendo. Humberto estaba atento a sus pasos, y no dudó en salir detrás de los malhechores que enfilaron hacia la avenida Brasil. Los siguió por un par de cuadras, pero el cansancio y una fuerte puntada en su pecho, lo hicieron desistir. "Me llamó y me pidió que lo fuera a buscar, que había perseguido a unos delincuentes. Lo reté, le dije que como se le ocurría hacer eso", recuerda Carlos, pareja del guardia desde hace 15 años.

A esa altura Humberto ya había llegado por sus medios hasta su lugar de trabajo, donde compañeros y funcionarios también le reprocharon que su arriesgada acción pudo traerle consecuencias mayores. El vigilante se fue un rato a una sala de descanso en el segundo piso del local. "Se veía bien, tranquilo", añade Carlos.

Pero, el panorama varió en cuestión de minutos, ya que el trabajador empezó a sentirse mal. Fue socorrido por sus compañeros, y acudió una ambulancia que lo trasladó primero hasta el consultorio Quebrada Verde, y por la gravedad de su condición fue ingresado al Carlos Van Buren donde no pudieron reanimarlo, falleciendo a causa de una falla cardiaca. "Siempre tuvimos miedo que le fueran a hacer algo, porque a la farmacia entraban a robar de a varias personas, y en esta ocasión salió en persecución de los que habían robado. Mi hermano no era obeso, pero fue mucho el esfuerzo, estrés y nerviosismo de la situación", señaló ayer Gina Estay, cuando realizaba trámites en la Fiscalía, para posteriormente retirar el cuerpo desde el Servicio Médico Legal, donde se le practicó la autopsia.

Aclara que su pariente gozaba de buena salud, sin una enfermedad crónica de gravedad. "Solamente tenía problemas de presión arterial, pero se controlaba con medicamentos, tomaba una pastilla en la mañana y asistía regularmente al consultorio".

entregado al oficio

Humberto era el mayor de cuatro hermanos e hincha acérrimo de la Universidad de Chile. Su familia destaca la integridad y entrega en su oficio. Se desempeñó siempre como guardia en supermercados, farmacias y otros negocios del rubro. "Lo primero que le decíamos era que no se metiera en problemas, que siempre lo estaban amenazando, que tuviera cuidado, pero cualquier cosa ilegal que veía siempre intervenía...era una persona muy noble que se comprometía con su trabajo", enfatiza Gina.

FIRMABA EL AUC

Uno de los más afectados por la trágica partida del guardia es su conviviente Carlos Cortés. Coincidieron hace 15 años en la Galería Tres Palacios, donde ambos trabajaban. No se separaron más. "Era un hombre muy bueno, cuidó a mi madre cuando estaba enferma, incluso la mudaba. Ayuda a todos y trabajaba honradamente".

La pareja vivía junto a sus mascotas en la parte alta del cerro Alegre. "Nos sentíamos felices. Estábamos bien en lo laboral y en lo emocional; estábamos completos", acota emocionado. La estabilidad y el amor que los unía los convenció para asistir hasta el Servicio de Registro Civil e Identificación, y pedir hora para formalizar la convivencia a través del Acuerdo de Unión Civil (AUC), que incluye a parejas heterosexuales y homosexuales. El enlace se iba a realizar el próximo lunes 16 de noviembre. El guardia incluso estaba realizando turnos dobles en la farmacia, para costear una recepción que no sería multitudinaria, sino con el círculo más cercano.

"Lo único que quería era dejarme protegido, para él era un trámite donde íbamos a cerrar un ciclo. Estaba contento con su trabajo, iba a entrar a un gimnasio, llevaba una vida plena", afirma un abrumado Carlos, que ya no podrá llevarle el almuerzo como sagradamente lo hacía a diario. Humberto era hoy velado en la parroquia San Luis Gonzaga de cerro Alegre, y mañana al mediodía tras una misa en el mismo templo, será llevado al crematorio del cementerio Parque del Mar de Concón. J