Carolay, a secas, o simplemente "amor". La inspiración de Rodrigo es tal, que es capaz de transportar una romántica experiencia de vida -casi sacada de una novela- hasta los medios.
Carolay Amanda Lillo es una mujer luminosa. Su musa. Morena, de ojos marrones y encrespadas pestañas. Su edad se ha perdido en el tiempo. La cabellera castaña, le cae como llovizna sobre el cuello. Rodrigo Andrés Pulgar, su todavía pololo, levita brillo bajo la luz de La Estrella.
-Rodrigo, ¿Por qué vino hasta acá?
Por un momento da la impresión de que no hubiera escuchado la pregunta. De pronto, justo cuando parece ido de la conversación, suelta una respuesta.
-"La amo".
Carolay y Rodrigo han encontrado un bello e inspirador equilibrio: el de estar por siempre juntos.
Para toda la vida
Lo curioso es que Rodrigo, ingeniero en construcción y alegre por naturaleza, tardó en jugársela, hasta hoy. Es lo que hace ahora mientras repasa las páginas de su romántica vida. Entrecierra los ojos y cuenta. "La conocí en un carrete con los amigos en el local Locos X Viña. Tuvimos intercambios de miradas y después de eso, nada". Carolay es una chica difícil, asegura. Luego, siguieron el contacto por Facebook. Cinco meses después, se volvieron a juntar. Y nada...
El hombre tuvo que esperar un año para el primer beso. "Me costó caleta. Pero, me enganchó". De allí, al inicio del pololeo y un rallado de tiza en la calle: 5 de noviembre de 2013. "Le llevé flores".
La aventura fue más allá: desde abril de 2014, la pareja, que además tiene una hija, convive.
Y se derrite en elogios hacia Carolay: "Ella es trabajadora, buena compañera, madre ejemplar, amante, positiva. Ha aperrado conmigo en las buenas y malas". Sus ojos se humedecen y confiesa, entre nervios de dicha, lo que viene: "A las siete de la tarde de este 30 de octubre le pediré matrimonio". El escenario no puede ser más romántico: resort Licura, en Quintero. Allí, en la tinaja, salpicada de pétalos, esperará el "sí, quiero". Rodrigo, con las pulsaciones a todo dar, se tiene fe. "Que lo sepa el mundo: ¡Simplemente la amo!" . J