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La tradicional Bodega Pedro Montt se despidió de Valpo con un lleno total

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Desde que se anunció que la popular Bodega Pedro Montt cerraría sus puertas de manera permanente, fueron cientos de porteños los que lamentaron la noticia y durante las últimas semanas la clientela se dejó caer aprovechando sus últimos días.

El local anunció hace algunas semanas que cerraría para siempre debido a un cambio de giro, y a través de un papel pegado en el ventanal principal comunicaron a sus clientes de su decisión, adelantando que el día de ayer era el último en que abrirían.

un dia nostálgico

Roselba Bacigalupo, una de las dueñas de la bodega, cuenta que ayer se levantó con mucha pena y melancolía por lo que sería la última jornada histórica del negocio familiar que fue inaugurado en la primera década de 1900."Ha sido toda una vida que una ha estado acá", comenta y agrega que desde que se masificó la noticia de que su negocio cerraría las ventas mejoraron, principalmente por la llegada de personas jóvenes que no conocían el negocio.

Como suele suceder cada vez que un negocio cierra, la Bodega Pedro Montt se despidió con una amplia gama de ofertas y remates, lo que fue aprovechado por los clientes históricos y nuevos de Valparaíso. "Se han acabado muchas cosas, hay estanterías vacías y en las ventanas hay espacios", explica Roselba y agrega que a futuro tienen planeado arrendar el inmueble pero aún no tienen claro a quien se lo ofrecerán.

Quienes más lamentaron la noticia fueron los porteños, quienes llegaron en masa al emporio para aprovechar de comprar los últimos productos a granel. Uno de ellos es Fernando Araya, quien se enteró por la televisión del cierre de la bodega y lamenta mucho la pérdida de un lugar tan característico y tradicional de la cultura porteña. "No es bueno esto, porque imagínese que estamos acostumbrados a venir para acá y el azúcar rubia que comprábamos no sé donde lo vamos a conseguir ahora" , manifiesta con pesar.

De esta forma se cierra otro capítulo de la historia de Valparaíso que ha sido testigo de como sus lugares más característicos van desapareciendo, pero siguen vivos en el inconsciente colectivo. J