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Colores y sabores del mundo directo a Valparaíso

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Restan menos de tres horas para el encuentro clasificatorio entre Chile y Colombia, y en calle Cochrane -antes de llegar a Plaza Sotomayor- una bandera cafetera asoma tímidamente entre el mar de camisetas rojas que corre contra el tiempo para volver a casa o ir a un bar para ver los esperados noventa minutos de emoción.

Pero, ¿quiénes son los valientes que se atreven a izar su emblema en calidad de visita y a riesgo de sufrir las burlas por una aplastante derrota?. Se trata del restaurante Fruta Fresca , que lleva menos de un año en Valparaíso y que deleita a los porteños con jugos, tragos y platos típicos colombianos, entre los que es éxito la bandeja paisa. Finalmente, chilenos y cafeteros no se sacaron ventaja , un resultado merecido si se juzga después de haber probado una deliciosa arepa y la hospitalidad de los anfitriones.

Con aroma a fruta

Ricardo Parra es el dueño del local, que se atrevió a pintar de amarillo un espacio netamente chileno, tras haber tenido una discoteca en Colombia y llegar a Chile hace un año. La cálida recepción de los chilenos es algo que le llamó la atención a la hora de pisar suelo nacional, también lo tiene gratamente asombrado el hecho de que estemos atreviéndonos a probar nuevos sabores. "Tengo clientes que al principio les costó probar, pero después quedaron cautivados con nuestra comida y no dejaron de venir nunca más", cuenta. Para Parra, esa timidez inicial del chileno tiene que ver con que la comida de su país es muy elaborada, "porque tiene muchas cosas en un solo plato. El chileno está acostumbrado a una, dos comidas y nada más".

La gastronomía de cada país es un factor que propicia el conocimiento del propio territorio y su cultura, algo que este boyacense comparte. Dice que en sólo un año, los porteños que primero llegan atraídos por los llamativos colores, aromas y sabores de sus platos, más tarde regresan con ganas de saber más sobre cómo se preparan, en qué zonas de Colombia se producen los ingredientes y hasta atreviéndose a pedir la receta para intentar repetirlas en casa. "Interactuamos mucho con los chilenos, nosotros influimos en lo que comen y ellos aprenden de nuestra historia y costumbre", cuenta Parra.

Directo desde Asia

Así como los colombianos comenzaron a incrementar su presencia en la región durante la última década, los chinos representan un grupo de inmigrantes con una presencia incluso anterior, que hoy se hace más notoria con la proliferación de locales comerciales. Esta tendencia se suma a los restaurantes, algunos con tradición de más de veinte años en el Puerto.

Uno de ellos es el restaurante Chui Yin, ubicado en Avenida Pedro Montt, a escasos metros del Parque Italia y cuyo dueño Gen Qiang Zhou, más conocido como Kion, conoció Chile cuando tenía 18 años, atraído por lo que un tío que vivió en Valparaíso le había contado del país. "No hablaba ni a, b, c. Ni sabía dónde quedaba Chile. Antes de subir al avión me pasaron un mapa y me dijeron: 'búscalo' y yo lo busqué en África", cuenta hoy entre risas.

Desde entonces ha pasado mucha agua bajo el puente y las cosas prosperaron para Kion: instaló su restaurante en 1999; se casó con una chilena, con quien tiene tres hijos (uno de ellos a punto de ser chef); se separó y hoy espera un nuevo hijo junto a su nueva pareja, una compatriota suya que lo siguió más de 19 mil kilómetros hasta Valparaíso.

Kion tiene una opinión similar a Parra respecto al buen recibimiento que los chilenos tienen respecto a los extranjeros, aunque cuando llegó en los noventa, los miraban como una novedad. "Éramos muy pocos los chinos que habíamos y la gente nos preguntaba muchas cosas de China. No se sabía mucho, como en China tampoco se sabía mucho de Chile", señala. Además, comenta que luego a través del fútbol y los tratados comerciales se estableció un vínculo mayor. "En los noventa y después en el 2000 se hablaba mucho de Salas y Zamorano. También se hablaba de Pinochet, cuando estuvo detenido y cuando murió. No nos gusta hablar mucho de política, pero eso fue histórico". J

Sabor peruano con manos chilenas

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Si de buscar un restaurante de comida peruana en Valparaíso se trata, el Carpe Diem, en la conocida subida Cumming, es un caso aparte por la particularidad de tener un chef chileno, pero empapado de la gastronomía incaica. Actualmente permanece cerrado, a la espera del término de una renovación de sus espacios, que -según su administrador y chef, Gonzalo Velásquez- debiese ocurrir a fines de este mes. Mientras tanto, Velásquez trabaja un par de cuadras más abajo en su nuevo local que cumple apenas tres meses, la sanguchería peruana La Punta del Cerro.

Aunque ambos locales siguen una línea distinta, uno con platos y tragos más sofisticados, y el otro, con comida al paso, tienen el desafío de igualar la calidad gastronómica de los peruanos. Y, lo logran, asegura. Los más de diez años trabajando codo a codo con chefs peruanos , la experiencia ganada y el sabor de sus preparaciones le dan la razón, como el sándwich de lomo saltado, el más pedido en La Punta del Cerro. "Llevo años trabajando con maestros peruanos. De hecho, la gente del Consulado me dice que cocino como peruano. Ya no se nota que soy chileno". Velásquez pretende seguir en el rubro por mucho tiempo y, en un futuro, tal vez incursionar también en la comida chilena.