La historia de un tradicional festejo que cumple 62 años
Las miradas de Chile y el mundo una vez más se posarán sobre las aguas de Valparaíso la noche de este 31 de diciembre. Si en los noventa, el espectáculo de fuegos pirotécnicos ya era reconocido como uno de los principales de Sudamérica, en los 2000 y más aún con la nueva condición de Patrimonio de la Humanidad que tiene el Puerto desde el 2003, se ha convertido en imagen obligada en la pauta de los principales noticieros y periódicos del mundo, a la hora de mostrar cómo se recibe el nuevo año.
Inicio modesto
El origen del show de fuegos artificiales no pudo estar más distante de la espectacularidad y masividad que se ve cada noche de 31 de diciembre. Era septiembre de 1952, cuando el odontólogo porteño Ernesto Dighero, siendo uno de los directores de la Liga Marítima de Chile, propuso en una reunión de directorio la idea de celebrar la llegada de 1953 lanzando fuegos pirotécnicos desde el mar.
A mediados del siglo pasado, los festejos para despedir el último día del año en Valparaíso tenían diferentes escenarios con baja convocatoria. El evento más concurrido, aunque lejos de compararse a lo que sucede hoy, era el espectáculo sincronizado de luces que ofrecían los barcos de guerra apostados en la bahía, resaltando sus siluetas, y que a las doce en punto, se coronaba con algunos reflectores que se encendían y formaban una variedad de figuras en el cielo. Aunque la mayor parte de los porteños optaba por permanecer en sus casas, en paralelo, las plazas y barrios también tenían sus pequeñas fiestas de fuegos de artificio, los que eran - en el primer caso- lanzados por el municipio y -en el segundo- por los propios vecinos, con recurrentes casos de lesionados por quemaduras.
La propuesta de Dighero fue acogida e inmediatamente se pusieron en marcha los preparativos para el primer "Año Nuevo en el Mar", como hoy lo conocemos. Según relató Ernesto Dighero,hijo, a La Estrella, en medio de la conmemoración de los sesenta años de la tradicional fiesta y la inauguración del mural del pintor Guillermo Valdivia, hecho en honor a su padre (que hoy está en el Edificio Consistorial) el odontólogo siempre tuvo la idea de combinar las cualidades porteñas de ser un anfiteatro natural y el mar, para realizar un evento que fomentara el turismo y que pudiera ser visto desde cualquier punto de la ciudad. "Él pensó que esto atraería a gente de todo Chile y el extranjero, pero nunca pensó que tendría tanta trascendencia", comentó en aquella ocasión.
El atrevimiento e innovación de Dighero terminó con 4 minutos de fuegos artificiales en la bahía, algo nunca antes visto en la ciudad. No obstante, y a pesar de haber sido un éxito, la hazaña quedó en segundo plano las primeras horas del nuevo año. Pasada la una de la madrugada, mientras las familias porteñas aún se abrazaban y comenzaba el trasnoche, fue otra la causa que tuvo en vela a la ciudad: el incendio de la barraca Schulze en avenida Brasil.
Debút opacado
La tragedia se desató a causa de un fuego de artificio que cayó en la bodega del Departamento de Caminos (ubicada dentro de la barraca), donde sin conocimiento de las autoridades locales, permanecían almacenados veinte cajones de pólvora, tambores de petróleo, parafina, bencina y dinamita. Esta tragedia cobró medio centenar de vidas y provocó que los diarios llenaran sus páginas con los pormenores de ella, no habíendo registros periodísticos del primer "Año Nuevo en el Mar", pero es recordada hasta hoy en el Puerto.
En nuevas manos
Por nueve años, Dighero planificó sigilosamente en su casa de avenida Alemania cada detalle del espectáculo pirotécnico, hasta que en 1962, el evento quedó en manos de la Municipalidad de Valparaíso. Con esto, la fiesta tuvo mayor presupuesto y, con los años, aumentó su alcance, incluyendo a las comunas de Viña del Mar y Concón.
Quien conoce muy bien acerca de los años de celebración con el municipio como anfitrión es Pedro Pablo Chadwick, coordinador del espectáculo "Año Nuevo en el Mar" y Jefe del Departamento de Bienes Municipales de Valparaíso. Sentado frente a su escritorio en su oficina del tercer piso del hoy edificio municipal de avenida Argentina, recuerda que en 1985 se produjo un punto de inflexión en la historia del show pirotécnico. Chadwick cuenta que, antes de ese año, el evento era mucho más pequeño y el único punto de lanzamiento era la poza de abrigo. "Estábamos viendo cómo celebrar los 450 años de la ciudad (...) le dije al alcalde de entonces, don Francisco Bartolucci , que cómo no íbamos a hacer algo mejor a lo que siempre hacíamos. Después nos tocó el terremoto y eso cambió bastante la celebración, pero quedó la idea", rememora.
Debido al desastre provocado por el movimiento telúrico, el renovado "Año Nuevo en el Mar" tuvo que esperar 365 días para acompañar en el abrazo de medianoche a los porteños. Finalmente, el 31 de diciembre de 1986, llegó la esperada fecha, que - en cuanto a su cuidada producción- fue el inicio de los espectáculos masivos, que hoy congregan hasta un millón de personas en Plaza Sotomayor. Aquella celebración también fue la primera de Chadwick como coordinador, cargo que a casi tres décadas sigue ocupando. "En una reunión de coordinación el alcalde me dice: 'perfecto, ningún problema. Tú te haces cargo entonces de esto", y de ahí no he parado", comenta entre sonrisas de orgullo.
Junto con una mayor producción y también por las posibilidades de tener un espectáculo que traspasara las fronteras, se pasó de un sólo punto de lanzamiento a tres (poza de abrigo, espigón y TPS) a 19 en la actualidad. Asimismo, el prestigio alcanzado por la española Pirotecnia Igual (encargada, entre otros eventos, del Año Nuevo en Río de Janeiro, los Juegos Olímpicos Europeos de Azerbaiyán este 2015 y la Clausura del Mundial de Fútbol de Brasil), ha servido para levantar un show de calidad que incluso se busca postular a los Récord Guinness en el futuro cercano.
Desde 1986 que la misma empresa de pirotecnia se ha encargado de la fiesta en la bahía, sin embargo, no fue nada sencillo elegir la primera vez, recuerda Chadwick. Entonces, igual no era la mega empresa que es hoy, pero de todas formas se apostó por ella. El coordinador del espectáculo comenta que "cotizamos más de 100 empresas en el mundo, después dejamos tres (2 españolas y 1 japonesa) y nos quedamos con pirotecnia Igual. Después se ha mantenido porque se ha ganado las licitaciones que hemos hecho con su buen trabajo".
Novedades para el 31
"Año Nuevo en el Mar" nuevamente tendrá 19 puntos de lanzamiento (ver infografía; 9 en Valparaíso, 7 en Viña del Mar y 3 en Concón), alcanzando un total de 34 toneladas de fuegos de artificio en 73.500 disparos. Por estos días, el material pirotécnico ya arribó desde España a San Antonio y está cuidadosamente guardado en el polvorín de Loica en Melipilla, a la espera de comenzar la instalación durante la próxima semana.
Entre las novedades de este año está la llegada de nuevos drones que grabarán la fiesta en Plaza Sotomayor y los fuegos artificiales desde las alturas. Uno de ellos, "tiene tres cámaras. Una tecnología que sólo tendremos acá en Valparaíso esa noche", agrega Chadwick. También, se incluirán nuevos diseños pirotécnicos y éstos, tendrán más brillo y expulsarán menos humo. Asimismo, de forma inédita, existe la posibilidad de que uno de los puntos de lanzamiento en Valparaíso sea cambiado desde TPS a Sociber. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición, Chadwick aseguró que aún se estaba en conversaciones.
Como cada año, los 27 minutos de espectáculo y los brindis y el animado baile que se toma la Plaza Sotomayor serán transmitidos a través de TVN y UCV, además de Internet.
¿Qué gana el comercio?
No existe día del año en que Valparaíso, Viña del Mar o Concón sean recorridos por turistas, ya sea chilenos o extranjeros. Pero, la víspera de Año Nuevo es una fecha diferente por la espectacularidad del "Año Nuevo en el Mar", y con semanas de anticipación, los visitantes planifican cada minuto de su estadía para despedir la Nochevieja.
El presidente de la Cámara Regional del Comercio y la Producción de Valparaíso, Pier-Paolo Zaccarelli, destaca el evento como una forma de resaltar la imagen del país en el extranjero. El Año Nuevo se presenta como un mega evento no solo por el espectáculo pirotécnico que es uno de los más grande a nivel mundial, sino también por la gastronomía y entretención. Estos atractivos turísticos son muy importantes para el desarrollo de destinos y generan impacto internacional que contribuye a la promoción e imagen País", señala el dirigente.
Por otra parte, Zaccarelli también destaca el importante impacto económico que trae esta festividad no sólo a nivel local, sino que también para las comunas vecinas. Para él, "este tipo de eventos amplía el segmento de visitantes nacionales e internacionales, con un importante impacto económico regional no solo para el turismo, sino también para el comercio y servicios en el periodo pre y post festividad".
En cuanto a la capacidad hotelera para este fin de año, Zaccarelli apunta a que hicieron un sondeo con los principales hoteles de Valparaíso y Viña del Mar, y en todos ellos existe más del 75% de ocupación hasta la fecha. Con este antecedente, confía en que "será un buen fin de semana logrando una alta ocupación y con buenas tarifas". J