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La Navidad diferente que se celebra en La Matriz

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Al margen de la frivolidad y el consumismo que hoy prima en las vísperas de Navidad, en la Corporación La Matriz, encabezada por el párroco Gonzalo Bravo, la tónica, además de la fe, es: "uno mismo ser regalo para otro".

Todo esto, en el contexto de que cada Noche Buena, a las 22 horas, se celebra la Misa del Gallo, para luego dar paso a una particular cena abierta a toda la comunidad, donde todas y todos son bienvenidos, y comparten de igual a igual.

"La esencia de la Navidad, es la contemplación de un niño que nace en una familia sola, entonces es una fiesta íntima. Entonces hemos distorsionado mucho el sentido de la festividad. Para muchos aumentan las ventas, pero en ningún caso aumenta su felicidad, porque un regalo no hace la felicidad. Creo que mucha gente en este tiempo anhela que le quieran. Más que el regalo anhela que la abracen, y sentarse a compartir en una mesa", afirma el padre Bravo.

MESA PARA TODOS

Es por eso que, hace ya unos cinco años, tras la Misa del Gallo en la Iglesia La Matriz, se prepara "la mesa para todos", donde llegan quienes quieran llegar y sin previo aviso.

"Esperamos unas 150 o 200 personas que vienen a compartir, porque dos soledades crean comunidades. Y tenemos una cena donde están todos invitados. Si alguien se siente solito o solita vaya y celebre con nosotros", dice el párroco.

Y agrega: "La misa la hacemos con harto cariño y en la mesa conversamos, luego a las 12 de la noche sacamos las tortas que nos regalan para celebrar el cumpleaños de Jesús. Y así hacemos una pequeña fiesta bonita, donde rezamos, cantamos, e incluso hacemos karaoke. Porque es una celebración en torno a la fe, donde no queremos recoger la fanfarria, ni lo que alumbra, sino que queremos recoger al que deslumbra, que es Jesucristo".

INSTANCIA DE REUNIÓN

El padre Gonzalo Bravo, asegura que a la instancia de reunión que se genera en La Matriz, llega mucha gente buena onda.

"Hay viejitos que son solos, cabros jóvenes, matrimonios recién casados, familias completas que han hecho una opción y llegan a compartir su cena con otras personas, que no necesariamente no tienen qué comer, si no que no tienen con quién comer. Porque hoy día la mayor pobreza no es la económica, sino la pobreza del alma. La soledad, la vulnerabilidad, el sufrimiento, el dolor, la amargura. Y a eso apunta esta gran mesa para todos, que se construye con mucho amor para todas y todos los que gusten". J

Las tristes fiestas que viven algunos porteños

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La tristeza en las letras de una carta enviada a nuestra lectora María Elena Rodríguez, perteneciente a la tercera edad, caló hondo en La Estrella. Realidades de soledad y necesidad que se acrecientan en las vísperas de las fiestas de fin de año, donde aflora la sensibilidad por la necesidad de estar junto a nuestros seres queridos, muchos de los que lamentablemente ya no están entre nosotros.

La señora María Elena, una porteña de toda la vida, nos cuenta que vive de allegada en una casa porque no tiene vivienda propia. Y además, hace un tiempo le robaron todo lo que tenía de valor, incluso su cama, y la dejaron con las manos vacías.

Su pena aumenta porque en los próximos días deberá dejar la casa en la que está de allegada, debido a que sus dueños volverán a ocuparla, pero ella asegura que no tiene dónde ir ni a quién recurrir.

"Con la plata que saco no junto para pagar un arriendo y me detectaron cataratas en mi ojo derecho y tampoco he podido ir al hospital. Tampoco tengo plata para operarme, es triste mi situación que estoy pasando. Me encuentro en un callejón sin salida, pueda ser que el Viejito Pascuero se compadezca de mí y me de una solución, se lo agradeceré mucho", dice la carta.

La Estrella se comunicó con ella para preguntarle sobre sus necesidades, y prometimos difundir sus deseos con la esperanza de que alguna o algún Viejito Pascuero pueda ayudar a la señora María Elena. Ella, dentro de sus posibilidades ha gestionado algún tipo de ayuda pero no ha recibido nada. Por eso, con su consentimiento, dejaremos su celular: 82920191. J