Secciones

Las historias detrás de los viejitos pascueros de la zona

E-mail Compartir

Los niños vibran cada vez que escuchan su tradicional "Jo jo jo", al sentarse en sus piernas, contemplar su barba cana y tocar su característico traje rojo. La figura del Viejito Pascuero sigue encarnando la ilusión y la alegría de los niños en su fecha favorita del año: la Navidad.

Como el mundo es muy grande para que el verdadero Viejito alcance a recorrer el hogar de todos los niños para entregar sus regalos, son varias las personas que asumen la noble labor de personificar a Santa Claus con el fin de acercar la magia de la Navidad para los niños de la provincia de Quillota. A través de regalos, disfraces y pelucas, estos pascueros criollos logran regalarles un momento de alegría a los más pequeños, quienes les devuelven su noble gesto con una sonrisa o un abrazo.

DEVOLVIENDO EL FAVOR

Porque nunca se es demasiado viejo para creer en el Viejito Pascuero, Héctor Díaz, se encarga de personificar a Papa Noel cada vez que el calendario marca la página correspondiente al mes de diciembre. Héctor, más conocido como "Tito" es oriundo de Valparaíso y cuenta que cuando niño tuvo una infancia muy humilde y sencilla, en la que pasó varias navidades sin regalos y en el más profundo pesar. "Yo cuando niño viví muchas navidades pobres, sin ningún regalo" señala Tito y agrega que ese recuerdo de su niñez lo impulsó a querer hacer algo para los niños de escasos recursos, cuyos padres no tienen la posibilidad de comprarles regalos para la Nochebuena. "Todos los niños quieren tener un regalo en Navidad, aunque sea algo chiquitito, pero todos los niños quieren recibir algo del Viejito", indica el hombre, que trabaja como suplementero y vive actualmente en Limache.

Convencido con esta idea de que tenía que hacer algo para devolverle la Navidad a los más necesitados y apenas tuvo una oportunidad se convirtió en el Viejito Pascuero. Hace 12 años tuvo su debut, cuando desde el jardín infantil de la población Juan Egaña, "Caperucita", le pidieron si podía usar el disfraz de Santa Claus que le facilitaron para participar en una actividad recreativa con los niños del jardín. Sin pensarlo dos veces, Tito accedió a la petición y se puso botas, traje, gorro y barba. "Ahí no paré más, desde ese año que vengo haciendo de Viejo Pascuero para las navidades", afirma Tito, quien se mandó a hacer un traje personalizado y fue profesionalizando su número.

Actualmente, Tito sigue desempeñando su noble labor navideña y desde el primero de diciembre comienza su recorrido en jardines, colegios, juntas de vecinos y hospitales donde reparte su alegría a los más pequeños.

A todos los lugares a los que va, el "Tito Pascuero", lleva diversos regalos que son comprados por él mismo para repartir a los niños que visita. Estos regalos los compra gracias a los generosos aportes de sus amigos y familiares que le colaboran anualmente en su noble cruzada. Además, Tito no cobra ningún peso por presentarse e los lugares a los que va. Sus visitas navideñas son obras de caridad que ofrece voluntariamente.

Respecto de esto mismo, Tito advierte que le encanta lo que hace y para él, la sonrisa de un niño es el mejor pago que podría recibir. "Para mí esto es impagable, no tiene precio. No hay nada más lindo que ver a un niño contento e ilusionado abriendo un regalo para Navidad", cuenta y agrega que en su rol de Viejito Pascuero, es blanco de todas las miradas de los niños que lo miran con admiración e incredulidad. "El domingo pasado quedé impresionado cuando me vio una niñita muy emocionada de verme que dijo que estaba muy feliz porque por fin había podido conocer en persona al Viejito Pascuero. O sea, imagínate lo bonito del momento, son cosas que a uno nunca jamás se le van a olvidar", finaliza Tito y agrega que durante todo el año está preocupado de mantener una apariencia similar a la de Santa Claus. "Parece que me meto mucho en el personaje porque todo el año estoy cuidando la misma guata que tiene el Viejo Pascuero", dice entre risas.

un viejito retirado

En La Calera, existe uno de los Viejitos con más experiencias de la región. Se trata de Pedro Fernández, quien en compañía de su esposa Esmeralda Vivanco, ha representado al Papá Noel hace 16 años en la zona, y en suelos caleranos ya lleva nueve.

Pedro es suboficial en retiro de las Fuerzas Armadas y su afición por ser el Viejito Pascuero nació en la Antártica, donde estaba de paso por sus labores en la Armada. Allí se vio entremedio de la nieve y el hielo con una frondosa barba que lo hizo asemejarse mucho a la imagen de Santa Claus en el Polo Norte, lo que lo convenció de tomar su lugar en La Calera.

Desde que comenzaron su labor pascuera, Pedro y su señora Esmeralda se han enfocado en las ayudas sociales para Navidad, y además de entregar regalos para los pequeños, se han preocupado de repartir desayunos para los más necesitados. Estos desayunos navideños han sido repartidos en distintos lugares de la región como La Ligua, Limache y Quillota. "Para nosotros es una satisfacción inmensa todo esto, es súper emocionante. Por eso queremos agradecer a todas las personas que nos compran un regalo, se sacan una fotografía y a las tiendas que nos permiten instalarnos aquí para hacer nuestras actividades", señala Esmeralda.

Este año, los desayunos de Pedro y Esmeralda llegarán a un recóndito rincón de la séptima región. De manera inédita, decidieron salir de los límites de la quinta región y el día 25 de diciembre emprenderán rumbo a Parral, en la precordillera, donde donarán cientos de desayunos solidarios para aquellos que no tienen que comer gracias al trabajo conjunto con algunas juntas de vecino. "Lo que queremos lograr es que el Viejito Pascuero llegue donde nunca antes había llegado, que la navidad esté presente en la cordillera", señala orgullosa Esmeralda.

Lamentablemente, esta será la última Navidad de Pedro, pues a sus 81 años y con algunas enfermedades en su cuerpo, ya no puede seguir en su puesto y "colgará el trineo". En su lugar ya está preparada la persona que lo reemplazará: se trata de su hijo de 29 años Alexis Fernández, quien está listo para retomar el legado de su padre para la Navidad de 2016. "Lo único que queremos es que esto siga adelante y que no se pierda el legado de esta actividad que realizamos, lo ideal es que se sume más gente para poder seguir con esto ahora que yo ya no puedo seguir por motivos de salud", señala Pedro antes de despedirse.

UN VIEJITO JOVEN

La gran mayoría de los Viejitos Pascueros locales son personas de edad que aprovechan su imagen madura para tener mayor parecido con la imagen clásica de Santa Claus, pero Exequiel Pérez es la excepción. El limachino trabaja como Viejito Pascuero en Quillota a sus 19 años, siendo la versión más juvenil de Papá Noel. "En realidad nunca he visto a otra persona que se disfrace del viejo pascuero que sea tan joven como yo", reconoce Exequiel.

El "viejito joven" está recién dando sus primeros pasos en este oficio, pues esta es recién su segunda Navidad. Su primera experiencia pascuera nació desde una actividad para un colegio en la que participó y para este año quiso repetirse el plato.

Actualmente, Exequiel está presente en el Paseo del Valle, en el centro quillotano, donde está ubicado su trono navideño y se da el tiempo de recibir a los pequeños que van a visitarlo, pedirle regalos y contarles sus deseos navideños.

Exequiel, que el resto del año se dedica a sus estudios, cuenta que para él es una tarea muy reconfortante el estar presente en una fiesta tan familiar y hogareña como la Navidad. "La verdad, se siente espectacular, de repente se escuchan historias bonitas. Es emocionante ser Viejo Pascuero, por eso lo hago" comenta.

Como no todo puede ser alegría, Exequiel reconoce que pese a que en la mayor parte del tiempo, su oficio le trae muchas alegrías, hay momentos más tristes en los que tiene que enfrentar historias bastante duras. Una que recuerda con especial melancolía es una oportunidad en que una niña que recientemente había quedado huérfana de padre, le pidió que le devolviera a su papá.

"Fue impactante porque ese era un deseo que no iba a poder cumplir entonces ahí uno tiene que tratar de entender a los niños y tranquilizarlos porque no se les puede decir que sí se cumplirá este deseo", menciona Exequiel.