En esta plaza porteña el carrete y la delincuencia no tienen "descanso"
Los vecinos de la plaza El Descanso, en el cerro Cárcel, no quieren saber más de los eternos y destructivos carretes que se efectúan cada noche en el lugar. Hace más de un año que la tónica en el lugar incluye a cientos de personas consumiendo bebidas alcohólicas y sustancias ilícitas, lo que tiene con los nervios de punta a los residentes y locatarios del lugar.
Waldo Burgos, es el presidente de la junta de vecinos del lugar, e indica que la situación es insostenible, pues el carrete es totalmente desenfrenado lo que sólo ha traído problemas a los vecinos, quienes ya no dan más. Waldo explica que todo partió cuando algunas agrupaciones juveniles usaban la plaza El Descanso para realizar actividades artísticas como bailes, capoeira, y cuentacuentos, pero esto se fue empañando con la presencia de vándalos que se aprovechaban de la instancia para hacer de las suyas. "Hasta ahí iba bien, porque estas actividades eran en la tarde, pero después se pasó a la noche y empezó a llegar mucha más gente a tomar alcohol y vender droga", indica.
TODA LA NOCHE
Los vándalos, aparecen a plena luz del día, pues alrededor de las 17.00 horas ya se puede ver a los primeros muchachos que rondan el lugar con botellas de cerveza y a consumir drogas, lo que ha traído varios problemas en la escuela República Argentina, ya que cuando los alumnos salen de clases se encuentran con la triste imagen. Los días miércoles y jueves ya empieza el desorden, pero el viernes y sábado son los días en que hay mayor caos.
"Cuando son las doce ya se llena de gente, se ven más de 200 personas que hacen lo que quieren. Esto es la plaza sin ley", sentencia Waldo y agrega que cuando son las 02.00 de la madrugada llega más gente aún, la que se mantiene festejando hasta las 06.00 de la mañana. El ruidoso y escandaloso grupo de gente no deja dormir a los vecinos y además los mantiene aislados, puesto que el acceso a sus casas queda cercado por la muchedumbre.
Como si esto fuera poco, el carrete trae más problemas aún, ya que la delincuencia y el vandalismo ha alcanzado ribetes dramáticos. "Esto a veces llega a ser bien increíble, se puede ver gente subiendo con pistolas, hay asaltos todas las noches. Además, queda lleno de basura y vidrios rotos, las entradas de las casas y los negocios quedan llenos de excremento y de orina. La gente tiene que limpiar con cloro y mangueras", explica.