Miguel Ramírez reconoció que chocaron ante la muralla de Cobresal
Pese a que San Luis tuvo más la pelota y empujó a Cobresal sobre su campo -la noche del sábado en Quillota- el portero Eduardo Lobos solo debió lucir sus reflejos en tres acciones de real peligro durante los 90 minutos. Un cabezazo de Pablo Magnin que lo pillaba mal parado pero lo sacó con el pie, un remate desde fuera del área de Arnado "Pitu" González que voló para desviar, y una chilena del propio Magnin que despejó en plástica maniobra en el segundo tiempo.
Lo demás, al margen de un par de remates del juvenil delantero nortino Mauricio Flores, fue despliegue de mediocampo propio de un partido trabado. Con el mal sabor que dejó el cero a cero en los 1.977 espectadores que llegaron a ver ganar a los canarios, el técnico Miguel Ramírez reconoció que la igualdad pasó fundamentalmente por las falencias propias que mostraron a la hora de ir sobre el arco rival.
"Cobresal puso mucha gente atrás, cerraron mucho los espacios, y por más que nosotros pusimos gente para atacar por las bandas, para jugar por el centro y buscar las variantes, el equipo no tuvo la fineza necesaria para concluir las jugadas que nos generamos", indicó el estratega de los quillotanos.
No era la idea
Los dos puntos que se escaparon generó la desazón de Ramírez, pues "desde que comenzamos a trabajar el pasado 14 de diciembre, el foco siempre lo pusimos en conseguir los tres puntos en los partidos que disputemos de local. Si queremos pelear algo importante, los juegos en casa son los que debemos ganar".