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El regreso del restaurant peruano más antiguo del Puerto

Tras un año de cierre por remodelación, el Carpe Diem retornó en medio del boom de la comida del Rímac.
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Daniella Tossi - La Estrella de Valparaíso

Ubicado en la subida Cumming y con una trayectoria de diez años, el restaurant de comida peruana más antiguo de Valparaíso vuelve a cautivar a sus clientes abriendo sus puertas, tras un año de estar cerrado por remodelación.

La gran demanda y el poco espacio con el que contaban, llevaron a que Gonzalo Velázquez, dueño y chef de Carpe Diem, tomara la decisión de cerrar el local para llevar a cabo una remodelación que tomo más tiempo del que esperaba, ya que ésta contó con la demolición completa del lugar.

Carlos Espinoza es el nuevo socio de Gonzalo, quien fuera primeramente cliente del local se terminó convirtiendo en gran amigo del chef, y tras meses de conversación decidió aliarse para la mejora del lugar. "Todo esto surgió por la necesidad de ampliar el local porque era pequeño y no daba abasto. Funcionaba con casi puras reservas; es por eso que nos asociamos y con gran esfuerzo llegamos a esto", dijo.

El esfuerzo terminó con excelentes resultados pues hoy el restaurant es un lugar más amplio y cuenta con mayor cantidad de mesas y una terraza al aire libre que invita a volver a ser parte de una agradable experiencia gastronómica. "Invitamos a las personas a que vuelvan a nuestro restaurant; que vengan a conocerlo nuevamente. Somos los mismos de hace diez años, pero tenemos muchas novedades", afirmó.

Lomo saltado

El 31 de diciembre del 2014 fue el día en que por última vez el local abrió sus puertas para sus clientes. Desde esa fecha Javier Ávila y su amigo Rodrigo Castillo esperaban ansiosos la reinauguración para deleitarse con su plato favorito, el lomo saltado. "Este es un lugar icónico, nosotros desde hace años venimos los días viernes. Es un lugar de encuentro con los amigos, estábamos atentos y esperando que volviera a funcionar", dijo Ávila.

Cada vez llegan más clientes demostrando gran afecto hacia el lugar, así lo siente Iván Magno, garzón del local. "Es rico sentir el cariño que tienen los clientes antiguos hacia el local y lo mucho que lo esperaron después de un año de remodelación", expresó.

La fidelidad de sus clientes se debe principalmente a la variedad y calidad de sus platos que para este año prometen aún más y a los mismos precios, además de una gran variedad de cervezas y un exquisito pisco sour; si aún no lo conoce no pierda la oportunidad de visitar el lugar. "Se vienen cosas nuevas este año, aunque el menú lo mantenemos. Tendremos buena calidad de corderos, trilogías de ceviches y próximamente se vienen muchas más novedades", precisa el chef.

Para los que recuerdan el colorido mural que había dentro del local, no se preocupen, fue demolido junto a todo lo demás, pero nuevamente está siendo pintado por Diego Rodríguez, profesor de restauración patrimonial del DUOC, mismo autor de la antiguo obra.