"Mochilebrios" vuelven a tomarse la "Granja Vip"
Una vez más llegaron con sus carpas a instalarse debajo de los puentes Libertad y Ecuador del estero Marga Marga.
En el estero Marga Marga, aparte de haber estacionamientos y juegos mecánicos, hay areneros y enigmáticos viajeros que se instalan a vivir por un tiempo debajo de los puentes Libertad y Ecuador. Algunos los llaman los "turistas indigentes" o simplemente "mochilebrios", porque en su mayoría son jóvenes que durante el día salen a la ciudad a pedir dinero para comida y ojalá, harto alcohol.
A las 10.00 de la mañana, la mayoría de ellos duerme. Y el que se despierta repentinamente, es el que busca en las cajas de vino que están tiradas si es que todavía queda algo para beber. En el caso del puente Libertad, los mochilebrios se distraen con los cuidadores de auto que les hablan un poco, mientras que en Ecuador, todos se esconden dentro de las carpas que están rodeadas de perros.
"Esto es de todos los años, todos los veranos. Los que están acá en el puente Libertad principalmente son personas de esta región que van a pedir una moneda y luego vuelven con algo de comer. No son molestosos, pero no viven bien. Pero lo más crítico es en la 'Granja Vip', allá en el puente Ecuador, donde llegan desde distintas partes del país a tomar y vagar. Algunos son peligrosos", manifiesta un hombre que limpia esmeradamente un Audi color negro.
Los que están despiertos saludan con una sonrisa y muestran el microhondas. No tienen electricidad, por cierto, pero dicen que de igual modo lo hacen funcionar. Es su mayor tesoro. De hecho, dos personas lo cuidan sentadas una a cada lado y tocándolo por la parte de arriba.
Control
La municipalidad, en conjunto con Carabineros, suele hacer rondas en el sector para sacar a estos jóvenes del estero. Pero como no tienen dónde ir, muchas veces se colocan violentos defendiendo sus cosas. Otras, salen "a la buena", pero rápidamente regresan con sus carpas. Al mediodía, ya la mayoría está en pie y uno de los que no esquiva a la prensa, explica que son organizados.
"Algunos nos conocíamos de años porque siempre estamos viajando. A veces nos quedamos en el Norte, pero siempre terminamos acá. Y como estamos en la misma, nos repartimos lo que tenemos qué hacer. Igual no es mucho, pero vivimos de la artesanía y macheteamos. Nos conocemos acá mismo...", declaró sin identificarse.
Los que estacionan sus autos cerca de ellos los miran con recelo y preguntan si son de fiar. "Uno paga por dejar el auto acá todo el día, pero con ellos uno no sabe lo que puede pasar", comentó Andrés Silva, conductor desconfiado.
Reciben ayuda de voluntarios
Los jóvenes que deciden llevar este estilo de vida también son visitados en las noches por religiosos y voluntarios de fundaciones. "A veces han venido a dejarnos un cafecito, hablarnos del 'buen camino' y hasta algo de ropa. Hay gente buena, pero estamos conscientes de que causamos rechazo", expresó el joven que llegó al puente Ecuador hace una semana y media.