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Familia de joyeros vive aterrada por delincuencia

Perdieron 50 millones en robo a su local, y después los asaltaron en su hogar en Playa Ancha. Acusan desamparo de la Fiscalía.
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Fabián San Martín D.

Una tradición de 40 años en la ciudad patrimonial lleva la joyería Faustino Uriarte. Pero este negocio familiar enclavado en la calle Independencia corre riesgo de desaparecer a causa de la delincuencia.

La semana pasada la dueña Rosalía Soto y su marido, fueron despertados de madrugada por una de las dos empresas de seguridad contratadas. Se suponía habían intrusos y cuando iban a la joyería los llamaron de la misma firma. Todo estaba bien, falsa alarma. Siguieron durmiendo pero cuando abrieron al día siguiente a las 10.00 el panorama era una pesadilla. La cortina forzada y con un combo antisociales quebraron las vitrinas. Sustrajeron centenares de cajas con artículos de plata y oro, avaluado en unos 50 millones de pesos. Todo a menos de dos cuadras de la principal comisaría de la ciudad. "Tenemos dos servicios de alarma y ninguno hizo bien su papel", enfatiza la propietaria. Igual los afectados rescataron fotos y videos de las cámaras de seguridad, donde se aprecia a los ladrones y su huida en un vehículo. Las aportaron a la investigación que lleva la SIP de Carabineros, pero las víctimas señalan que verbalmente la Fiscalía les informó del archivo de la causa a una semana del delito. Pero la mala suerte de esta familia dedicada a la orfebrería no termina allí. Esta semana y durante la madrugada dos antisociales armados fingiendo ser de la PDI, en un supuesto procedimiento de lavado de dinero, irrumpieron en una casa de la familia en el sector de plaza Bilbao en Playa Ancha. Uno iba encapuchado y armado y amenazaron a tres adultos y dos menores de 16 y 4 años. Los metieron a una pieza y revolvieron las habitaciones. "Preguntaban por las joyas, sabían que nos dedicábamos a eso", comenta una de las afectadas.

Al no hallar las alhajas, se conformaron con dinero en efectivo, celulares, artículos electrónicos, perfumes, calzado, prendas de vestir, entre otras especies. Todo avaluado en 4 millones de pesos. Antes de irse efectuaron un disparo al suelo para intimidarlos. Huyeron en un jeep robado en otro asalto en cerro Bellavista. La familia dice que los ladrones de la joyería no son los mismo del robo con intimidación a la casa, pero están convencidos que los delitos están conectados y actuaron "dateados", porque contaban con información privilegiada. Piden al Ministerio Público que la investigación sea más diligente y no se archivada, además que exista alguna medida de protección, porque temen que los antisociales retornen al establecimiento comercial o vayan nuevamente a sus hogares.

Una regada tomatera terminó con una mujer violada en Quilpué

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Con una joven que denunció haber sufrido una violación terminó ayer un regado carrete en Quilpué.

La víctima identificada como V.N.S.A., de 26 años, señaló a Carabineros que cerca de las 15.00 horas acudió a un sitio eriazo ubicado en la intersección de las calles John Kennedy y San Antonio, sector de El Belloto.

Junto a otra mujer y dos varones estuvieron bebiendo alcohol durante todo el día. Tras 12 horas de consumo de licor, alrededor de las 03.00 de la madrugada V.N.S. le dijo a los presentes que se retiraba del lugar, pero el anuncio no le agradó a uno de los sujetos, al que ella sólo ubica con su nombre de pila de Pedro.

El tipo se tornó agresivo y le asestó a la veinteañera un golpe de puño en el lado derecho del rostro. Posteriormente la tiró al suelo y la inmovilizó sujetando sus antebrazos, y la accedió carnalmente. Concretado el ultraje el antisocial huyó del barrio.

Tras ser auxiliada por efectivos de la tenencia de Carabineros de El Belloto, la víctima fue llevada hasta el hospital de Quilpué donde le diagnosticaron lesiones leves en su cara por los golpes. Mientras que el examen ginecológico acreditó sangrado y la existencia de un abuso sexual.

La policía uniformada dio cuenta del caso al fiscal de turno, Juan Emilio Gatica, que dispuso la realización de exámenes médicos a la afectada, y que personal de la Sección de Investigación Policial (SIP) de la Segunda Comisaría realice las diligencias pertinentes para ubicar al agresor.

Al cierre de esta edición el atacante permanecía prófugo.