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La alarmante ola de delincuencia que sobresalta a los vecinos de San Roque

De un tiempo a esta parte, el sector alto del cerro porteño ha sido constante escenario de asaltos, tráfico de drogas, balaceras y hasta asesinatos. Los residentes afirman que la violencia ha escalado a niveles preocupantes.
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Matías Valenzuela - La Estrella de Valparaíso

La madrugada del jueves tuvo lugar el escabroso asesinato de un hombre quien fue acribillado por desconocidos, en el sector La Isla de San Roque, en extrañas circunstancias que aún no están del todo claras. El fin de semana pasado tuvo lugar una violenta persecución policial que también culminó en el cerro porteño, sólo que esta vez fue cerca de la población Andorra, donde se desarrolló un bárbaro tiroteo entre una banda de hampones con funcionarios de carabineros y luego se dieron a la fuga.

Estos dos hechos, junto a otros episodios delictuales que ocurren en el mismo sector dan cuenta de una preocupante alza de la delincuencia en dicho cerro. Sin embargo, los vecinos y residentes están firmes y decididos a hacerle frente a un problema que se ha ido acentuando dramáticamente en los últimos meses.

Conversamos con una funcionaria municipal que trabaja con los vecinos del sector de San Roque, y aunque no nos quiso revelar su nombre para proteger su identidad, nos comentó que efectivamente la situación de seguridad y bienestar está en problemas en ese sector, pues hay una importante escalada en la delincuencia.

La mujer explica que hay dos focos importantes donde se concentra la mayoría de los episodios de violencia, que son el sector de La Isla y Las Torres de Rocuant. "Esos son los puntos más conflictivos, nosotros hemos hecho un estudio con seguridad pública, y en ese sector hay mucho tema de drogadicción, sobre todo en la parte alta de San Roque", señala y agrega que ella misma ha tenido problemas cuando va a trabajar a ciertos sectores. "Yo cuando voy a terreno sólo puedo ir en la mañana. Una vez fui al mediodía y nos echaron a palos", cuenta.

Pocas denuncias

La coordinadora municipal cuenta que el activo tráfico de drogas que hay en el sector, es el eje principal desde el cual emergen otras corrientes delictuales como la quitadas de drogas, el robo y los asaltos e incluso personas asesinadas. Lo curioso es que la cantidad de denuncias no responde a la cantidad de delitos ocurridos, según nos explica la trabajadora, porque la gente tiene miedo de represalias. "Los vecinos no se atreven a poner la denuncia por temor de que les puedan hacer algo a ellos o a sus familiares", afirma y agrega que eso juega en contra de la seguridad de las personas del sector, pues si no se efectúan denuncias a carabineros, no hay registro de situaciones peligrosas y delictuales, por lo tanto es más difícil que las autoridades se enteren de esta situación y tomen cartas en el asunto con medidas más fuertes para combatir la delincuencia. "Hay miedo y temor, entonces ese tipo de denuncias, carabineros no las sabe y eso hace que no se envíen más carabineros, precisamente porque la gente ha dejado de denunciar", aclara.

Pocos carabineros

Respecto de lo anterior, la funcionaria explica que en el sector está la tenencia O'Higgins que debe abarcar las emergencias de los cerros San Roque, Ramaditas, Delicias y Rocuant, por lo tanto el personal policial no da a basto para cubrir todas las necesidades de los residentes. "Nosotros hemos tenido reuniones con carabineros y ellos mismo dicen que no dan a basto", cuenta la mujer y agrega que hay vecinos que aseguran que pueden llamar a la policía para que acuda a un lugar y como existe poco personal uniformado, los tiempos de espera pueden llegar a ser muy largos, al punto que los delincuentes ya escaparon del lugar. "Todo esto responde a un tema país, porque si hubieran más carabineros, podría bajar esto, pero tampoco hay denuncias para justificar que exista más policías, entonces hay que ver el tema de fondo", finaliza.

Los afectados

Sin duda, quienes más sufren con estas problemáticas son los residentes del cerro en cuestión, como es el caso de María Baeza, quien vive y trabaja en una garita de buses ubicada en la parte baja de San Roque, y aunque está alejada del foco de mayor delincuencia, eso no ha impedido que sea víctima de ésta. De hecho a su taller han entrado desconocidos en tres ocasiones en los últimos meses, se trata de ladrones que saltan la reja para robar las radios de los autos y buses que están estacionados al interior.

María cuenta que ya son varios los vecinos que han sufrido el mismo robo, lo que está ocurriendo a plena luz del día, a tal punto que dejar el auto sin vigilarlo de día es un error garrafal.

La porteña, que vive en el sector hace siete años confirma que en el último tiempo la delincuencia ha escalad. "Yo creo que ahora último ha pasado esto porque acá antes no pasaba eso, era más para arrriba donde habían asaltos y robos pero ahora la cosa se está viniendo para acá también", indica la mujer.

Más allá de la garita de María, está la botillería "El Dragón", donde trabaja tras una reja de fierro Elena Pereira hace cerca 22 años y ha sido testigo de la evolución de la delincuencia. De hecho la semana pasada su esposo sufrió el robo de la radio de su camioneta, el delito de moda en San Roque.

Elena cuenta que al igual que la mayoría de los botilleros, se ve obligada a trabajar con una reja de fierro, pues años atrás ya fue víctima de dos violentos asaltos, así que a las 15.00 horas de cada día cierra la reja para protegerse. "Yo no puedo trabajar sin reja, es imposible eso", asegura.

En relación a la situación actual del cerro, Elena explica que con los vecinos de su sector están en constante comunicación telefónica para avisarse sobre cualquier movimiento extraño o vehículo sospechoso que se vea rondando. "Tenemos todos los teléfonos para comunicarnos y organizarnos por cualquier cosa", explica la mujer desde su botillería.