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Prisión preventiva para socios de AC Inversions

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Tras una maratónica audiencia, que se extendió hasta las 22 horas de ayer, el 8° Juzgado de Garantía de Santiago determinó la medida cautelar de prisión preventiva para los controladores de AC Inversions Patricio Santos, Camilo Cruz y Rodolfo Dubó, quienes fueron formalizados por los delitos de estafa reiterada, infracción a la Ley de Bancos y Lavado de dinero.

La jueza de garantía Ely Rothfeld acogió así la solicitud realizada por la Fiscalía y los abogados querellantes en este caso y además determinó un plazo de investigación de seis meses.

La jueza Ely Rothfeld confirmó que los antecedentes presentados por Fiscalía configuran un delito de estafa. Además, al argumentar su decisión por la medida cautelar más dura que existe, hizo énfasis en el alto número de víctimas, a lo menos 2.026 contabilizadas hasta ayer; a la extensión del mal causado y al alto monto defraudado, que supera los $52 mil millones.

Asismismo, la magistrada señaló que de acuerdo a los antecedentes presentados en el tribunal, existía el peligro de fuga de los imputados y expuso como antecedente que la mujer e hijos de Santos viajaron a otro país justo antes de que estallara el caso.

Además, advirtió que es posible adelantar que de todas maneras habrá pena de crimen para cada uno de los imputados. Al respecto, el fiscal fiscal jefe de la Unidad de Delitos de Alta Complejidad de la Zona Oriente, Carlos Gajardo, dijo durante la audiencia que los imputados arriesgan 10 años de cárcel por los delitos que se les atribuyen.

Porteño conoció a su papá después de 59 años

Emotivo encuentro se dio en el rodoviario de Valparaíso. Hace una década iniciaron relación por internet, pero nunca se habían visto en vivo.
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Claudia Carvajal R.

"Me la tiraste chueca, se te veía el pelo más oscuro en la pantalla del computador, tienes más canas que yo", le decía muy divertido, Roberto Puig (79) a su hijo Ítalo (58), a quien pocos segundos antes había abrazado por primera vez. Este padre hace diez años se enteró de la existencia de su primogénito, y ayer, cerca de las 19 horas, recién lo pudo ver en vivo.

Esta emotiva historia se remonta al año 1958, cuando Roberto conoció a la mamá de Ítalo en el fundo de su papá en Gorbea, en la Región de la Araucanía. Él tenía veinte años y ella, hija del administrador de las tierras, trabajó durante la temporada agrícola. Fue un romance de verano, juvenil, que terminó cuando se acabó la pega. Ella volvió a Santiago y nunca le dijo del embarazo.

Mientras, él hizo su vida. Conoció a la que fue su mujer -con quien tuvo dos hijos- y el año 1972, cuando estudiaba en la jornada nocturna de la Universidad Técnica del Estado, se dio cuenta que en Chile no tenía mucho que hacer, así que partió primero a Puerto Rico, hasta que finalmente se estableció en Charleston, Carolina del Sur, Estados Unidos.

Por internet

Ítalo Puig reconoce que para él fue difícil crecer sin su padre. Y si bien su mamá le puso el apellido de su progenitor, nunca le dio muchas pistas sobre qué había pasado, porqué no se atrevió a contar que esperaba un hijo de su amor veraniego. "A veces me decía una cosa, luego otra", contó.

El año 1981 Ítalo dejó la capital y se vino a Valparaíso. Acá se casó, tuvo dos hijos y trabajó en distintos lugares hasta que se estableció como cocinero del buque de investigación pesquera "Abate Molina". Siempre quiso saber de su padre hasta que hace diez años, gracias a internet, lo logró.

"Me contacté con una tía de él. Primero la relación fue por correo electrónico, luego Facebook y ahora por Skype", cuenta un emocionado Ítalo, quien no puede ocultar su nerviosismo. "Me tiritan las piernas", reconoció al ver a Roberto.

Y el papá de esta historia reconoció que fue un encuentro muy esperado. "Yo no sabía nada de él hasta que me contactó hace diez años . La mamá de él nunca me dijo nada, nos dejamos de ver en mayo de ese año y seguramente ella ya sabía del embarazo. Son cosas de muchachos de veinte años, que no piensan mucho", reflexiona Roberto.

Ahora tienen un fin de semana para recuperar el tiempo perdido. Tras el encuentro partieron a la casa de Ítalo en el cerro Yungay, donde esperaban ponerse al día. "Queremos pasarlo bien", dijo Roberto.

Tremenda sorpresa

Roberto Puig contó cómo fue cuando se enteró que tenía un hijo en Chile: "Fue una tremenda sorpresa para mí, porque él sabía y yo no. Es muy difícil de explicar. Cuando le conté a mi mujer no quedó muy contenta, no entendía que fue antes de conocerla a ella". Hace cinco años estuvo en Chile, pero como andaba con su señora fue complicado. "Él (Ítalo) entendió que era difícil vernos, fue muy comprensivo. Pero ahora por fin se dio la oportunidad".