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El drama de vivir 14 años sin agua potable ni alcantarillado

44 familias de Placilla sueñan con el día en que puedan lavarse y cocinar como todos.
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Cinthia Matus O.

La señora Elvira Lagos, madre de dos hijos y asesora del hogar, lleva cerca de 14 años esperando que le instalen el servicio de agua potable y alcantarillado. Desde que llegó a vivir a la población Esperanza II de Placilla, en la calle Novena con Sexta Sur, ha tenido que rebuscárselas para que en sus baldes y tambores jamás le falte este elemento que es tan vital para los seres humanos.

Cada mañana, la mujer toma un jarro para llenar de agua el hervidor eléctrico y así poder cocinar y lavarse. Una situación lamentable, si consideramos que el camión aljibe de la municipalidad sólo le deja mil litros para toda la semana. "Si queremos más, tenemos que pagar por ella pero no tenemos dinero", explica junto a su vecina Marta Jaramillo, también afectada por lo mismo.

Estero

La Estrella visitó el hogar de estas personas para constatar lo que dicen. Desde allí, las mujeres se transformaron en las voceras de todos los que están afectados con esta necesidad. "En total hay 44 familias en esta población. Muchas de ellas empezaron a llegar por ahí en 1988, como yo y recién en 2002 pudimos legalizar en la municipalidad nuestros terrenos y obtener los títulos de dominio. Yo llegué acá porque no tenía para arriendo, sólo ganaba el mínimo y tenía que mantener a mis dos niños. Así que desde el 2002 que estamos pidiendo que nos tomen en cuenta", declara la señora Elvira.

Marta, por su parte, comenta que se sienten impotentes porque a sólo 100 metros de sus casas está instalado el alcantarillado que podría cambiarles la vida. "Vez que nos hemos acercado a pedir una solución a este problema, nos dicen que no es factible porque estamos ubicados a una cuadra del estero. Nos dicen que no hay recursos y que no se van a responsabilizar si se desborda", indica. Y Elvira agrega: "El Secpla es el que más trabas nos pone porque de todas las personas que han pasado por ahí, ninguna nos ha dado una solución concreta. Todo queda en conversaciones que al final dicen que no se puede hacer nada por restricción por inundación de estero".

A eso del mediodía, un camión aljibe llegó para abastecer a las 44 familias de agua. "Generalmente viene los viernes y si alguien no está en su casa, se queda sin agua no más. Es complicado eso porque todos tenemos que trabajar y a veces no hay nadie que se quede para esperar al camión. Otras veces cuando no viene el viernes, viene el sábado en la mañana", contó Elvira.

Agua reciclada

Las personas que viven en esta población actualmente cuentan con luz eléctrica, servicio de cable e internet. Sin embargo, necesitan el agua más que nada en el mundo. "Tenemos que hacer durar los mil litros que nos dan toda la semana. Entonces nos organizamos. Principalmente la usamos para cocinar y la hervimos, después para lavarnos y esa misma agua que usamos y calentamos para hacer nuestro aseo personal, la ocupamos para mantener nuestros pozos sépticos. Lo mismo hacemos con el agua que ocupamos para lavar", declara Marta Jaramillo, quien también es delegada del Comité Esperanza II y momentáneamente presidenta de la junta de vecinos N°136.

Elvira manifiesta que al momento de lavar cruza los dedos para que no se le eche a perder de nuevo la lavadora. "Como no contamos con agua potable, de manera manual hay que estar lavando, después enjuagar y secar. Así se me han echado a perder dos lavadoras y obviamente uno no puede estar comprando a cada rato una", afirmó.

La última visita que estas familias recibieron fue la de un encargado de catastro. "Le contamos todo el drama y le preguntamos si había factibilidad de hacer el trabajo. Nos dijo que sí, que era posible, que se podía demorar, pero que sí se puede. Por lo mismo, le pedimos al municipio que se acuerde de nosotros y por favor nos ayude porque lavarse por partes no se lo damos a nadie", señalaron las mujeres.

Matrices

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Cerca de esta población se encuentra un puente peatonal que divide a los que tienen y no el alcantarillado. "Al otro lado están las matrices y cuando se las mostramos a los que nos pueden ayudar, nos dicen que no por el estero. Además, nos dicen que esos pasajes de abajo no son de uso público y que por eso no pueden intervenir. Averiguamos al respecto y sí se puede, pero el trámite demora un poco. Estamos dispuestos a esperar eso, sólo es que bienes nacionales ceda el espacio a la municipalidad y ellos pongan el dinero para que se hagan los trabajos. También hablamos con Esval y ellos están dispuestos y dicen que es factible, pero falta la plata", argumentó Marta.