Nicole Valverde S.

Los vecinos del tranquilo pasaje San Juan del cerro Esperanza, están consternados y preocupados por el nivel de violencia con que fueron asaltados los integrantes de la familia Vega, quienes han vivido toda su vida en el sector.

El hecho ocurrió la noche del sábado pasado, a eso de las 23 horas, al poco rato que María Victoria Arenas, la dueña de casa, llegó hasta su morada ubicada a la altura del número 424. Al cerrar la puerta del antejardín, se percató de la presencia de un vehículo extraño que estaba estacionado en la vereda del frente, pero nunca pensó lo que iba a suceder minutos más tarde.

Minutos de terror

En la casa de tres pisos viven tres personas, Óscar Vega, su esposa y su padre, un hombre de 90 años. Mientras el padre de Óscar se encontraba en el primer nivel, y los otros dos integrantes en los pisos de arriba, repentinamente se encontraron a un grupo de delincuentes el interior de su vivienda.

"Los tipos forzaron la puerta de la entrada de los autos y después la de la casa y entraron. Yo estaba en el tercer piso y no escuché nada. Eran como cuatro personas, dos con pistolas y dos con cuchillas, que estaban con las caras tapadas. Estuvieron como cinco minutos en la casa y revolvieron todo a su paso. Estaban acelerados y un poco desorientados, porque ésta casa es compleja para ubicarse", relata Óscar, el dueño afectado.

Y agrega que "yo lo único que les pedía era que no le hicieran nada a mi mujer ni a mi viejo. Entonces se llevaron los ahorros de mi señora, que son alrededor de dos millones de pesos, más unas joyas que tienen alto valor sentimental y tres computadores portátiles. Luego de eso arrancaron en el auto que los estaba esperando afuera con otro tipo que hacía de chofer".

Tanto Óscar como su esposa María Victoria, no están seguros de si los delincuentes estaban dateados. De lo que sí están seguros es que habían sido vigilados con anterioridad, y lo más seguro es que pensaban que el padre adulto mayor de Óscar vivía solo.

Barrio tranquilo

Los afectados dicen que por lo general el sector es bastante tranquilo y los vecinos se conocen entre sí porque prácticamente han vivido toda la vida en el lugar. Aunque justo el día del robo, ninguno se percató del hecho.

"Después del robo llamé a Carabineros y llegaron como a los 20 minutos. Independiente de las pérdidas materiales y el hecho de sentirse vulnerado en tu propia casa, lo bueno es que todos estamos bien, porque igual es fuerte que te amenacen con un arma. A nosotros no nos quedó otra más que obedecer lo que los asaltantes -que eran bien violentos- nos decían".