Alfredo Arias, el técnico que le cambió el rostro a Wanderers
Conozca el lado más íntimo del entrenador que en apenas tres meses le devolvió la ilusión y la alegría al hincha caturro. Sepa de sus gustos y convicciones, en un dialogo franco y exclusivo para La Estrella.
Leva apenas tres meses de trabajo en Wanderers -arribó el 16 de diciembre a la zona- y ya es para muchos, el técnico revelación del Torneo de Clausura 2015-2016 en Chile.
Y es que el uruguayo Alfredo Arias, con el plantel más joven del fútbol chileno, sin refuerzos (las promesas dirigenciales se las llevó el viento) y escasos recursos, ha logrado mantener a Wanderers en la parte alta de la tabla de posiciones, pero, más allá de eso... logró cambiarle el rostro a los caturros. Y es que gane o pierda, el fútbol -y por sobretodo la entrega- que muestran los jugadores de Wanderers, ha conmovido al hincha porteño. Y el artífice de ese gran cambio es el equipo de trabajo que encabeza Arias y en donde sus escuderos, Héctor Rodríguez (ayudante de campo) e Ignacio Berriel en la preparación física, también han sido fundamentales.
Fiel a su estilo -en donde no rehuye preguntas- Arias nos habló de la persona y sus afectos, de sus gustos, emociones y carencias y, por sobretodo, de lo que le ha dejado llegar a Wanderers... el Wanderers de Valparaíso.
"Lo he dicho en otras ocasiones, me asombra y me gusta mucho el respeto y la educación que hay en Chile. Que a ustedes muchas veces les parece que no, ya que he sentido comentarios al respecto, pero son una sociedad que por lo general respeta las normas, las reglas... mucho más que en Uruguay, por ejemplo y me refiero al urbanismo, el tránsito, la actuación de las personas en las playas, no se ven alborotos, incluso cuando voy desde donde vivo al lugar de entrenamiento, rara vez escucho un bocinazo y esas cosas marcan una sociedad. Después el clima es espectacular y la gente... la humildad, son espectaculares. Desde el primer día que siento el cariño de la gente acá".
-Usted por ahí también dijo que sólo por estar viviendo acá, muy cerca del mar, no puede desmotivarse...
-Yo vivo en un lugar privilegiado de verdad, en Concón. Yo no sabía, lo único que pedí que fuera cerca del lugar de entrenamiento. Y si me hubiesen conseguido una casa acá al frente de Mantagua, en el cerro... yo feliz. Estoy en unos edificios en Lomas de Montamar, que es un lugar privilegiado con seguridad y vista al mar. Y con ello extraño menos, ya que toda la vida viví junto al mar en Shangrilá, que es un balneario en las afueras de Montevideo, con playas también.
-¿Se vino con la familia a Chile?
-Ahora está mi pareja en Chile. Esta es la tercera vez que viene a visitarme, ya que por razones de su trabajo... va y viene. Y mi hija (Ximena, de 29 años) también ha venido. ¿Hijos varones?, nooo, no tengo... ya tengo bastante con los que dirijo, que son como hijos postizos. Yo estoy viviendo sólo en Chile, pero mi hija y mi pareja se han alternado para venir a acompañarme.
Obsesivo
-¿Qué cosas lo motivan, al margen del fútbol?
-Yo digo que vivo con esta pasión por el fútbol y soy medio obsesivo en ello. Veo muchos partidos y de todos lados. Y si no me gusta un partido lo cambio y veo otro. Y de la vida, me gusta leer... aunque mis últimos libros también han sido de fútbol, de alguien a quien admiro mucho que es Guardiola (Joseph), he tratado de seguirlo y aplicar algunas cosas suyas que son muy buenas... más que nada ver métodos de entrenamiento, cosas así.
-Pero por ejemplo, en vacaciones. ¿Qué hace Alfredo Arias?
-Descanso y voy a la playa... me gusta mucho el mar. Pero ahora aprovecharé para visitar a mi familia, gracias a Dios tengo a mis padres vivos (Alfredo y Estrella) y quiero ir a verlos, al igual que a mis hermanos.
-¿Su padre fue futbolista o algo parecido?
-Nooo, no. Mi papá era inmigrante español, hoy tiene 83 años y de él heredé mi amor por el fútbol. Él es hincha de Nacional y también de los equipos que yo he dirigido. Ahora les estoy insistiendo para que vengan a conocer el lugar lindo en donde vivo, pero hay que ver si los convenzo. No quieren moverse de allá.
-¿Qué es lo que más extraña de Uruguay?
-Eso... la familia. Mis viejos, mi pareja. Pero después, me he adaptado muy bien acá. A las comidas, la gente, el clima, la vida... por eso les digo que estoy muy cómodo acá.
-Al estar sólo, ¿usted es de cocinar o prefiere un restaurant?
-Yo cocino y lo hago muy bien. De acá por ejemplo me gustan mucho las costillitas de cerdo que ustedes llaman costeleta. En la semana me hago dos veces ese plato y lo acompaño con unas papas o con algún arroz... eso es sencillo. Y después siempre tengo en la heladera alguna pizza para calentar o también empanadas, cosas así.
-¿Y si le toca un restaurant...?
-Acá en Concón hay varias picadas... como les dicen. Y en tal sentido me gustan las machas a la parmesana y los camarones.
-¿Que hace en sus horas libres, si es que las tiene?
-Veo mucho, mucho fútbol. Escribo y planifico también. Pero insisto, me apasiona mucho lo que hago. Yo si pudiera estaría todo el día dentro de la cancha. A mi me gusta más entrenar que dirigir el domingo, aunque también lo disfruto mucho.
-Se le ve muy feliz dirigiendo...
-Es que yo disfruto con lo que hago. Y digo que soy un privilegiado porque no todo el mundo puede trabajar y hacer lo que más ama. Y si me pagan por esto... qué mejor. Esta es una profesión tan linda, que yo si algún día tuviera que pagar por hacerla... lo haría.
-¿Qué destacaría del grupo de jugadores que ha encontrado en Wanderers?
-Muchas cosas. Primero que es un grupo muy sano, entregado, dócil y profesional para el trabajo y lo han demostrado. El jugador de Wanderers y de Valparaíso tiene el hambre que tienen los jóvenes uruguayos. Yo he notado eso, ya que la genética del esfuerzo y el sacrificio es la misma.