Salesianos: 120 años de la banda más antigua de Chile
Avanzamos al ritmo del tiempo junto a uno de los emblemas patrimoniales de Valparaíso. Un recorrido por la instrumental de Don Bosco, y que cada 21 de Mayo, cierra los desfiles en su estilo: a lo grande (pero con bajo perfil...).
Por Guillermo Ávila Nieves
Cuando el ex presidente norteamericano Bill Clinton vino a Chile durante su segundo periodo de gobierno, entre tanta actividad protocolar y de agenda corta, el marido de la hoy candidata demócrata Hillary -y también un pistolero de tiro fácil con seductoras becarias- sólo anhelaba una cosa en el mediático ajetreo: tocar el saxofón.
Y ese privilegio, que para Clinton es más que una pasión, en nuestro país y a nivel internacional, corrió por cuenta de una banda, no cualquiera, la elegida por Billy... hablamos de la más antigua de Chile en su género, con, lea bien, ¡120 años de existencia!: Los Salesianos de Valparaíso.
Por el lejano siglo XIX, San Juan Bosco (santo educador italiano) tuvo entre sus sueños al querido "Pancho Gancho". Decía que veía al mar que nos circunda; los cerros que nos flanquean. Su visión profética fue más allá: pensaba sacar a sus primeros misioneros de Valparaíso rumbo al África. La conexión estaba trazada.
Sentado en una silla frente a una discreta mesa cuadrada, la misma donde aquellos colegiales díscolos reciben reprimenda verbal o anotación negativa -hay quienes se llevan estímulos por méritos propios-, un académico, con 41 años de docencia, y que ha hecho de esta oficina su templo de vida, emite un suspiro de largo aliento cuando cae la consulta acerca de, pongamos mayúscula, la Banda Salesiana. Su orgullo mater.
Don Bosco, presente
Todo en él se remite al santo patrono de la Congregación Salesiana: Don Bosco, quien fundara no sólo la Sociedad de San Francisco de Sales, sino también el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora y la Asociación de los Cooperadores Salesianos. "Una casa sin música es un cuerpo sin alma", afirma Manuel Cárdenas, el inspector general del establecimiento que, en sus cuatro décadas en la institución, es la voz cantante en este "patrimonio cultural inmaterial" ubicado en las inmediaciones de Avenida Argentina. "Desde que la Congregación ostenta ese cargo hace mucho, se ha dedicado al cultivo del arte, teatro y la música", acota.
Ahora, don Manuel respira profundo, acerca su audio a la grabadora y comienza a desglosar cada virtud, cada epopeya sonora y cada historia -nos quedamos cortos en papel- de aquella verdadera orquesta instrumental que ha llevado sus inconfundibles notas a lo largo y ancho de la patria. O más bien a hacer patria Salesiana. De hecho, al mismo tiempo de la entrevista, se escucha, y muy fuerte, la preparación de la banda escolar que desfila al ritmo de melodías imperiales y sinfonías en el patio del establecimiento. Avanzan a pasos compactados, los sonidos fluyen armoniosos, nadie osa desafinar, el esmero y dedicación de los colegiales parece traspasar sus uniformes que portan con garbo. Aquí se percibe mística. Tradición.
A la hora de la impronta que hoy por hoy los tiene con la mira puesta en este 21 de Mayo, donde son el plato de fondo, Manuel Cárdenas, se deshace en reconocimientos puntuales, que es increíble lo que se está haciendo. "Yo creo que el director de la banda, que es Luis Toro y 'Pancho' Vega (en la parte Bronce) les han dado este sello de lo que queremos dejar a los cabros". A ellos, se suma Mauricio Muñoz, como instructor de la banda de ex alumnos.
Un año clave en el potenciamiento de la agrupación fue 2014. Allí, para los 120 años de la institución académica, decidieron fusionar las dos bandas a la interna: la de honor y la instrumental. "Llamamos a los ex alumnos, y ese 21 de Mayo, salimos tocando juntos", ratifica Cárdenas, quien agrega que incluso los veteranos en los instrumentos ya cuentan con una personalidad jurídica.
Al paso Salesiano
Si alguien sabe a fondo de esto, es el director de la banda, el DT que maneja los hilos a sus tiempos. Luis Toro, incluso hizo su tesis acerca de la historia de la banda en la UPLA. "Se llamaba: Banda Instrumental del Colegio Salesiano de Valparaíso, en apoyo al proyecto educativo pastoral que tiene el establecimiento educacional".
Toro, agrega: "Yo entrevisté para mi diploma al padre Hugo Saldaña, quien por años dirigió la banda del colegio. Él quería formar personas, valores… a través de la música", enfatiza Toro, a la vez que pone oído a una tuba que se dispara en tono.
Si hay que buscar algún rival que se le acerque al prestigio, podría ser la banda instrumental del liceo Eduardo De La Barra. Pero eso queda un tanto atrás en el retrovisor para los Salesianos, quienes pueden presumir a la vista de varios pergaminos (no es su estilo, se declaran bajo perfil): su data es de 1896 y en 2011 fue declarada por el alcalde Jorge Castro, Patrimonio de Valparaíso. "Yo creo que es algo que ya está dentro del ADN de la Región", complementa un efusivo Manuel Cárdenas.
La mayoría de los instrumentos -de marca Orsi y que andan, algunos, por los 5 millones de pesos por unidad- son donados desde Italia, gracias a los contactos que poseen con el rector mayor de la casa Salesiana, en Roma. Tanta maravilla sonora y visual deslumbra en los desfiles. Y más en los denominados emblemáticos: Los Héroes de Iquique, Homenaje y Procesión a María Auxiliadora ("muy importante para nosotros", afirman), Aniversario del Colegio (agosto), y cierre académico de Fin de Año.
De hecho, la fama que han cimentado es tal que -mínimo- registran unas 20 salidas a distintas ciudades del país, al año. Incluso hasta Punta Arenas. Y no es todo: son solicitados por el Regimiento Maipo, Carabineros, PDI y aquellas instituciones que confían en el talento no sólo instrumental, sino que de valores que proyecta la cultura Salesiana.
Con el tema de la banda se produce mística: sus integrantes son más unidos que en los mismas aulas.
Con respecto a los ex alumnos, ocurre ídem. Daniel Briceño, encargado de la banda: "Hay 140 integrantes. Se maneja con 30 cajas, 30 pitos, 30 clarines, dos estandartes, dos guaripolas y un brigadier mayor. Todos trabajan y el tiempo les es escaso, la mayoría son de Santiago". Y agrega: "Mandamos las partituras por redes sociales. Ensayamos a las 14:30 horas, los sábados", dice.
De hecho, varios tocan en la Gran Sonora de Valpo o la Big Band de la UPLA.
A parte de Bernardo Araya, Francisco "Pancho" Vega refleja la esencia Salesiana (egresado en 1974). Es uno de los mejores trombonistas de Chile: tocó con Congreso, Juan Luis Guerra y Shakira.
El estruendo remece la cancha al aire libre. Allí Gian Franco Perreti, alumno del segundo medio toca un saxo barítono. "Descubrí el amor por la música aquí". A su lado, Luis Toro, nos corrobora que Gian Franco, de Placilla, "tiene muy buen oído".
Un poco más allá, el saxofón alto tiene nombre: Juan Carlos Cerda, de Barón. "La banda es mi pasión". Casi en diagonal, Bruno Torres, de cerro La Cruz, sigue al tenor del clarín. "Nunca falto al ensayo, me encanta", dice.
Benjamín Galáz cursa el quinto A. Destaca con su bombo, en posiciones de avanzada (también arriba en la foto). "Me gustaría ser músico, me emociona esta banda", agrega.
Aquí se vive una fraternidad. Para constatarlo, un hecho inédito ocurrió en 2014 y que sintetiza el espíritu afectivo de la banda Salesiana. Daniel Briceño Contreras y su hijo Sebastián Briceño desfilaron juntos y tocaron, hágase esa, el mismo instrumento: el trombón de vara.
Para el final, las autoridades deslizan otra copucha: Jorge Bermúdez, Contralor de la República, fue comandante en Lira.