La pasión por el grabado del maestro y su discípula
En la Sala Viña del Mar se exhibe "La Matriz del diálogo, Carlos Hermosilla y Marina Pinto en el arte del grabado".
Alos 15 años Carlos Hermosilla contrae tuberculosis ósea, enfermedad que le hizo perder una mano y un pie. Desde ese momento tuvo que pasar largos períodos hospitalizado y en una estadía en el ex Sanatorio Valparaíso (hoy Eduardo Pereira) conoció a la enfermera Marina Pinto. Rápidamente entablaron una amistad, se convirtieron en inseparables y pronto contrajeron matrimonio.
Pero al poco andar, Marina se convirtió también en alumna del maestro Carlos Hermosilla, quien le enseñó todos los secretos del grabado, técnica que él manejó a la perfección y le otorgó fama internacional.
"Al principio Marina fue como todos los discípulos y trataba de emular al maestro, siguiendo las técnicas que él usaba, pero llegó un momento en que ella se transformó en su mayor crítica de arte", comenta María Teresa Devia, directora del Fondo de las Artes de la Universidad de Playa Ancha.
Dicha institución, en el marco de los 110 años del nacimiento del artista porteño, organizó la exposición "La Matriz del diálogo, Carlos Hermosilla y Marina Pinto en el arte del grabado", que se puede visitar en la Sala Viña del Mar (Arlegui 683).
La sombra
María Teresa Devia destaca que Marina Pinto se transformó en una artista de tomo y lomo. "Eso se debe haber transformado en un problema para Carlos, porque ella fue muy crítica de su obra, pero compartió todos los predicamentos de la obra de Hermosilla. La visión política, la visión social y estética hasta que ella, en algún momento voló con alas propias. Hay una parte de la exposición donde queda clara la dinámina discípula-maestro, pero hay otra parte donde explora acontecimientos estéticos distintos a Hermosilla".
El curador de la muestra, Jorge Martínez, comentó que "la selección se articula a partir de la figura del diálogo, del encuentro dinámico y cambiante entre dos creadores: el maestro, en el dominio de su lenguaje visual, y la discípula inquieta, buscadora autónoma, bajo la guía energética de un grabador que es a la vez impulso y realización. A partir de la dinámica relacional que este encuentro genera, surge la idea de organizar la Exposición aproximando las obras".
Marina Pinto también fue una destacada escultora. Dicho trabajo fue más exhibido que los grabados, que hasta ahora son más desconocidos.
Devia destaca que para Marina Pinto debió ser muy difícil destacar por sí misma. Primero porque estaba la figura de Hermosilla y segundo, porque le tocó vivir en una época complicada para las mujeres. "Las mujeres no teníamos ninguna posibilidad de ganarnos los espacios artísticos en la exposiciones".
Es más, no hay registros de entrevistas a Marina Pinto, donde ella hablara de su relación con Carlos Hermosilla. "Jamás, ella era la sombra de Carlos Hermosilla, quien siempre lo acompañaba. Siempre fue su esposa primero y después fue la artista".