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Convierte simple vidrio en bellos objetos únicos

La liguana Carmen Muñoz es una de las dos artesanas que se dedica por completo a la vitrofusión en la comuna.
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Mirian Mondaca - La Estrella de Quillota.

Una botella trizada, una ventana rota o un vaso viejo; cualquier objeto que yacía condenado al olvido en un vertedero, en las manos de Carmen Muñoz regresan a la vida transformados en lo que su ilimitada imaginación le diga. En los años que la liguana lleva dedicándose de lleno a este trabajo, ha moldeado con sus manos desde ceniceros hasta pulseras, collares y colgantes de pared, motivada por la idea de recuperar lo que era basura, para convertirlo en una expresión de arte cotidiano.

Mientras se alista para asistir a uno de los tantos talleres donde comparte sus conocimientos, se toma cinco minutos de descanso, sentada en el césped a un costado del edificio municipal de la ciudad. Espera que el reloj marque las tres de la tarde; hora en que una vez más se encontrará con mujeres que - como ella- comenzarán experimentando, plasmando colores y formas en un material que alguna vez fue una botella o una ventana.

Fiel a su personalidad, la palabra egoísmo no está en su diccionario a la hora de traspasar este arte aprendido durante años. Al contrario, disfruta con la cara de satisfacción de quien hace por primera vez un objeto. "Me gusta enseñar. Los que quieran aprender y hacer un regalo innovador me pueden ubicar a través del facebook de mi taller Cristal Violeta y les enseñaré con mucho gusto. Ahí también tengo fotos de mis artesanías", aprovecha de pasar el dato.

Duro round

Cada día que se levanta con una nueva idea y la ejecuta, Carmen abre otro capítulo en la interminable batalla contra la invasión de productos extranjeros, sobretodo, los chinos. Estos últimos han tenido una explosiva penetración en el mercado nacional durante los últimos años. Pero, en vez de lamentarse de esta realidad, ocupa las horas del día para que su trabajo sea más cotizado. Para Carmen, el secreto está en diferenciarse del resto, por eso, "innovo con los colores", comenta.

Además, que el producto chileno alcanza una mejor calidad que el chino, es otro de los argumentos que esta liguana pone sobre la mesa. "Si tú los pellizcas con la uña, te vas a dar cuenta que no se sale. Nuestras artesanías son mejores, el producto chino en dos o tres días ya está gastado", asegura.

Asimismo, destaca la resistencia del vidrio nacional, por lo que "hay que poner ojo al material que se usa", indica. Finalmente, a pesar de los costos que implica hacer el trabajo ( se requiere de un horno de vitrofusión y cerámica que supera el millón de pesos), busca competir ofreciendo sus creaciones a precios accesibles.

¿Cómo se fabrica?

La vitrofusión con vidrio soplado es una técnica que requiere un alto nivel de precisión, que se logra con la práctica. Algo determinante, por ejemplo, al momento de dar brillo al objeto. Para eso, asegura que, "uno requiere solamente experiencia, para que en determinado momento el brillo se detenga".

Durante el proceso de elaboración de los productos, el horno de vitrofusión alcanza los 700 grados, para que el vidrio tome la forma del molde que se desea. Luego de eso, el horno se apaga y se espera 12 horas para que el material se enfríe. "Si eso no se hace hay un choque térmico y se quiebra", detalla Carmen.