Por intermedio de ustedes si me lo permiten agradecer a aquellas personas que nos tendieron la mano en un momento crítico. Hace poco la tragedia ha vuelto a asolar el Cerro Arrayán y estuvimos como familia directamente involucrados. Yo no sé qué tipo de protocolo maneja la Municipalidad y Onemi en estos casos, pero creo que le falta objetividad, al momento de hacer el catastro nos han dicho que diéramos gracias por estar bien y no haberlo perdido todo. Tampoco dejaré pasar por alto, la irresponsabilidad de Esval, ya que después de un corte programado en el sector y de muchos reclamos por la falta de presión que pudo haber minimizado la pérdida de nuestros vecinos y de nuestro hogar, no es posible que tengan que pasar estas emergencias, para que las empresas consideren los reclamos de sus abonados.

Y sí, estamos agradecidos, pero agradecidos de aquellos vecinos que ya están hechos unos expertos en estas situaciones que en muy pocos minutos salvaron mis enseres, del Centro de Alumnos de la carrera de Ingeniería Civil Oceánica de la UV, que llegaron en el momento a acompañar a una de mis hijas, trayendo no sólo consuelo, también algunas cobijas, a los bomberos que atacaron a tiempo el fuego que empezaba a consumir mi casa. A ellos por sobre todo, a la familia Rojel Saavedra, a los funcionarios del Instituto Médico Legal, que por intermedio de una hermana, nos han hecho llegar frazadas, al señor Max Hardy y al cuerpo de profesores de la carrera de Civil Oceánica de la UV, ya que si bien es cierto, el fuego sólo nos besó, el agua no perdonó y a la Armada de Chile. Nuestras gracias infinitas a todos ellos, que salvaron, apoyaron y ayudaron en momentos críticos.

Familia García Gómez.