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La esperanza de volver a trabajar en el Mercado Puerto

Ahora que por fin comenzaron los trabajos de recuperación del edificio emblema del Barrio Puerto, sus ex locatarios sueñan con tener una pilastra en el recinto donde algunas familias permanecieron por tres generaciones.
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Nicole Valverde S.

La historia de los hermanos Esteban y Luz María Torres partió entre las cuatro paredes del Mercado Puerto, así como la de tantos otros porteños y porteñas cuyas vidas están ligadas de alguna u otra forma al recinto y su entorno: el Barrio Puerto.

Eran los años 30's cuando sus abuelos se desempeñaban como comerciantes en las pilastras del mercado. En esa fecha el edificio tenía a penas una década de existencia, y la vida de la ciudad Puerto giraba en torno a la actividad portuaria.

Pero volvamos a la historia de los hermanos Torres. Sus abuelos tuvieron familias respectivamente, de ahí viene la segunda generación de comerciantes verduleros del Mercado Puerto. Ambos jóvenes se enamoraron en el lugar y se casaron, y los hijos de esa unión son Luz María y Esteban, que hoy se hacen cargo del negocio y el oficio heredado por tres generaciones.

Un dato curioso es que la pilastra de verduras de los hermanos Torres fue fuente de inspiración para el grabador francés que reside en Valparaíso, Loro Coirón. Así como también cientos de otras escenas de la cotidianeidad porteña que sucedían en el Mercado Puerto.

Es por eso que, ahora que por fin la Municipalidad de Valparaíso comenzó su restauración, La Estrella fue en busca de algunos locatarios y comerciantes que debieron salir del edificio tras el terremoto de 2010. Todo con el fin de conocer sus sentimientos, deseos y apreciaciones respecto a la futura reapertura del edificio del que debieron salir "por razones de fuerza mayor", pero que en el fondo "nunca quisieron dejar".

"sería lindo volver"

En un principio el mercado iba a cerrar sus puertas en marzo de 2010, por una decisión irrevocable del alcalde Jorge Castro, con el fin de restaurar el edificio. Pero la medida se adelantó tras el terremoto del 27 de febrero, y el argumento de las autoridades municipales siempre fue el mal estado de su infraestructura.

Si bien, para ese entonces las opiniones de los locatarios estaban divididas, debieron acatar la orden. Y por su parte los dueños de las pilastras vendieron sus puestos y abandonaron el edificio.

Es el caso de los hermanos Torres, quienes reubicaron su negocio en el famoso "callejón de los pescados", justo frente al edificio del mercado y a un costado de la Bandera Azul.

El trabajo es intenso durante las mañana en la verdulería, pero aún así entre la atención personalizada a sus clientes, es Luz María quien amablemente accede a conversar del tema.

En una muralla del local y sobre un mesón repleto de frutas fresquitas de la estación, luce enmarcado el grabado que el mismo Loro Coirón les obsequió a los hermanos verduleros del mercado.

"Sí, sería lindo volver. Es el lugar donde trabajaron mis cuatro abuelos, y donde mi papá y mi mamá crecieron y se conocieron. Ellos murieron trabajando ahí, y como nosotros heredamos el rubro alcanzamos a trabajar hartos años en el local que teníamos primer piso", cuenta Luz María Torres.

Y agrega: "Entonces, ahora que están arreglando el Mercado Puerto, lo que nosotros pensamos es volver a las raíces, pero no podemos salir de aquí porque ya tenemos un flujo importante de clientes, por eso nos gustaría instalarnos con una sucursal y vender frutas y verduras igual que siempre".

Mercado 2.0

Por otro lado, lo que intriga a los ex comerciantes del mercado son las condiciones que pondrá el municipio porteño para el uso de las pilastras.

"Espero que tengan considerado mantener el uso original que es un mercado porque hace harta falta en este sector que cada vez está más abandonado. Además, es un lugar muy bonito por dentro y atrayente para las personas", opina la ex locataria.

Y como la esperanza es lo último que se pierde, Luz María asegura que "yo sinceramente creo que si se arregla el mercado se arregla el entorno por sí solo, porque lo malo es que aquí cada vez hay menos comercio local, y eso es lo que mantiene vivos los barrios, sobre todo el Barrio Puerto. Es como el Barrio El Almendral sin el Mercado Cardonal".

Opinión similar es la de doña Flor Pino, quien también ha estado ligada al Mercado Puerto desde niña, y hoy trabaja como vendedora de pescados en el callejón. Por lo que ha sido fiel testigo de todos los procesos del barrio.

"Yo pienso que a la mayoría de las personas que tenía pilastras y comedores, locales comerciales, verdulerías, carnicerías, marisquerías y pescaderías, y que hoy siguen trabajando pero segregados en otros sectores del Puerto, les gustaría volver a trabajar como corresponde", asegura.

Recuperar la identidad

Para el profesor de historia e historiador de la Municipalidad de Valparaíso, Archibaldo Peralta, recuperar el Mercado Puerto no sólo es recuperar el edificio como patrimonio material de Valparaíso, sino también la identidad de un barrio que forma parte del patrimonio inmaterial o intangible que se gestó desde su inauguración hasta su cierre.

Estos se reflejan en una serie de códigos, lenguajes, oficios, personajes, y costumbres, que eran propias del lugar, pero que desaparecieron tras su clausura.

Mientras que para poder comprender esta serie de puntos que trascienden los daños estructurales del Mercado Puerto, es necesario escarbar un poco en la historia del edificio y del Barrio Puerto.

"Hay que tomar en cuenta el sector del cual estamos hablando. Ahí don Ambrosio O' Higgins creó el cabildo de Valparaíso, donde hoy está la plazuela de los taxis, detrás de la Plaza Echaurren. Ahí se instaló la primera recova, que vendría siendo el mercado prehistórico. Para que en 1862 el arquitecto Guillermo Lloyd construyera el primer mercado como tal. Pero ya en 1884 se determina que es necesario construir un nuevo edificio. Y van a pasar largos años hasta que en 1920 se aprueban los planos del actual edificio que conocemos, y que fue realizado por los arquitectos Bezanilla y Vásquez. Y en 1924 se entrega el edificio terminado", contextualiza Peralta.

Y agrega que "para la época fue una obra moderna y sólida hecha de fierro y hormigón. Y merece ser rescatado porque está ubicado en pleno casco histórico, que es todo el sector del antiguo Valparaíso, desde la plaza Wheelwright (Aduana) hasta calle Urriola. Justo donde se ubica el edificio de El Mercurio de Valparaíso había un promontorio conocido como El Cabo de Hornos, que se internaba en el mar y dividía la ciudad en dos: el Barrio Puerto y El Almendral".

Por otro lado, el historiador y experto conocedor de la historia de Valparaíso, comparte la opinión de los ex locatarios y vuelve a destacar la importancia de recuperar los restoranes tradicionales del Mercado Puerto, que hoy día están atendiendo en calle Serrano, justo en la esquina de la plaza Sotomayor.

"Es parte de una atracción y tradición de la ciudad. Por eso que es muy grave el pecado cometido de haberlo dejado abandonado tanto tiempo por desidia -falta de interés- nada más. Por eso tiene que volver el Mercado Puerto, porque fue construido con ese fin", concluye Peralta.