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"Sátiro de Rodelillo" tiene con los nervios de punta a su señora esposa

Se desnuda delante de todos no importando que los niños lo vean así. Además, es adicto al alcohol y a la pasta base y se pone violento con los que no le quieren dar plata. Porteña pide ayuda para que lo internen.
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Cinthia Matus O.

Tras siete años de ausencia, la señora Norma Yop volvió a recibir a su esposo de vuelta. Pero de una manera bastante diferente a la última vez en que lo vio: en modo bulto, abandonado en la entrada de su casa, oliendo mal y completamente húmedo. Apenada por la situación, la mujer lo rescató y le dio un baño. Luego le convidó de comer y lo acostó para que descansara en su domicilio del Pasaje María Labrín, en Rodelillo. Era el 4 de julio de 2015 y la porteña no entendía nada.

Sin embargo, con el correr de los días, Norma se dio cuenta que el hombre que había acogido era un ser extraño. Una criatura que sólo decía groserías, que no tenía noción de la realidad y que la única habilidad que tenía, era pedir dinero en la esquina para comprar alcohol y pasta base. Peor aún, un sujeto que diariamente la golpeaba sin razón. "Éste no es el hombre del que me enamoré", reflexiona con desazón.

"me arrepiento"

Norma relata que a G.A. lo conoció sano y cuerdo. Que era un "buen chofer de micros" y que en 2003 se casaron jurándose amor eterno. No obstante, por cosas del destino, el tipo se fue con otra mujer y se olvidó de ella. "No lo vi más por siete años, hasta que apareció en la puerta de mi casa tirado como un estropajo. Yo creo que me lo vinieron a botar para que yo me hiciera cargo. Cuando lo vi me dio pena, por eso lo entré y lo ayudé. Ahora me arrepiento", declara Norma, aburrida de lo que está viviendo.

Y es que el hombre se ha vuelto un verdadero fastidio. Esto, porque además de agredir con violencia a las personas que no le dan dinero para sus vicios, le ha dado por quitarse la ropa sin importar quien lo vea. "No sé si lo hará porque quiere que le den más plata o no sé qué, pero ahora, hace como dos semanas, se empezó a desnudar y a correr por el pasaje así. Ahora se para en la esquina y si no le dan monedas, viene y se baja los pantalones", apunta. De hecho, hace unos días, una vecina se le acercó para acusarlo. "Me dijo que se había bajado los pantalones para mostrarle su cosa a su hija de 10 años. Yo quedé súper mal porque aquí hay niños y él no tiene cuidado de lo que hace. Todos los días los vecinos me reclaman por él. Ya está loco, trastornado y no sé qué hacer con él. Necesito que me ayuden", clama.

Quiere internarlo

La porteña indica que ha intentado por todos los medios que lo internen. Que incluso, había logrado que estuviera en el Hospital Salvador, pero que apenas lo tuvieron dos semanas. "Se supone que debería haber estado un año entero, pero me lo mandaron de vuelta sin darme mayores explicaciones. Lo peor es que nadie ha sabido decirme con certeza lo que tiene. Los médicos que lo vieron en el hospital Van Buren dijeron que no tenía neuronas, que el cerebro estaba a punto de estallarle y que no había nada qué hacer", se lamenta.

También lo intentó a través de una asistente social. "Hice las averiguaciones para que pudieran llevárselo a un hogar pero la asistente me dijo que tenía que pagar $200 mil mensuales, plata que no tengo ya que los dos apenas vivimos con la pensión de $82 mil que él recibe", señala.

Con todo, Norma sólo quiere rehacer su vida. "Él está acá, su familia ha querido quitarle la pensión, pero no se quiere hacer cargo de él. Como está violento y se pasa desnudando, no lo puedo dejar solo y por ende no puedo trabajar, por eso pido ayuda, que alguien me aconseje qué hacer", afirmó angustiada.