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Histórico edificio Bavestrello es sometido a completa "cirugía"

Conjunto del cerro Alegre, que ya tiene 90 años, está siendo restaurado con recursos del Fondo del Patrimonio.
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Claudia Carvajal R.

Es la ruta ideal para cortar camino entre quienes bajan por Miramar o Montealegre y quieren llegar rápido a Urriola. Es también uno de los rincones favoritos de los turistas y donde muchos se han pegado grandes costalazos en sus escalones de antiguo y resbaladizo concreto. Es el Pasaje (edificio) Bavestrello, ubicado en el cerro Alegre de Valparaíso y que actualmente es sometido a una completa restauración.

Fue Luigi Bavestrello, comerciante italiano y dueño de varias propiedades en Valparaíso, quien mandó a construir este edificio al arquitecto Emilio Cuneo Devoto que se levantó entre 1926 y 1927 (según inscripciones en sus fachadas) y cuyo propósito fue dar habitación a las familias porteñas.

Se trata de un inmueble austero y sencillo, cuya arquitectura armoniza con otras viviendas realizadas en el sector por colonos alemanes e ingleses. Destacan en el inmueble sus fachadas principales, los aleros tallados, cornisas y el labrado de sus estucos. Pero sin duda es el pasaje interno y de uso público, el que rápidamente se convirtió en un ícono del puerto principal.

A noventa años de su construcción, el edificio mantiene la importancia de antaño, pero el desarrollo turístico y el descuido generalizado que amenaza el patrimonio de la ciudad, le han jugado en contra. Las fachadas están llenas de grafitis y también presentan importantes problemas, heredados de los múltiples sismos que han afectado la ciudad.

Recuperación

Son cerca de 5 mil personas las que mensualmente suben y bajan (más son los que descienden) por la escalera. Eso, sumado a la importancia icónica y patrimonial, motivaron que la oficina de arquitectos Econstruye -arrendataria del mismo edificio- desarrollara el proyecto "Conservación, restauración y puesta en valor Conjunto Bavestrello", el que es financiado en parte por el Fondo del Patrimonio 2015 dependiente del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y que entregó un aporte de $179.266.861.

El proyecto está en pleno desarrollo y contempla la conservación y restauración de las fachadas exteriores que dan a la calle Álvaro Besa y las interiores del pasaje escalera. Esto incluye la reparación de estucos, tímpano, molduras y cornisas, la consolidación de aleros, puertas y ventanas de madera; la limpieza y sustitución de elementos metálicos, así como la protección de la superficie de las fachadas con productos hidrorepelentes y antigraffiti.

También la restauración de la escalera principal de concreto armado y de los accesos a las viviendas (de estuco y mármol). La canalización de las instalaciones de manera soterrada en el exterior y mediante adosamientos en el interior del pasaje escalera, una propuesta lumínica y la sustitución de todas las cartelas publicitarias.

"Todo se restaura para dejarlo como era originalmente, ese es el objetivo de este proyecto. Además se incluyen trabajos de seguridad. Vamos a sacar todos los cables en desuso. Es un proyecto integral que incluye la restauración de fachadas patrimoniales, restauración del pavimento de acceso a las escaleras, los portones y las fachadas de las escaleras, además de las rejas y ventanas", explica Marco Montero, ingeniero de Econstruye y quien está a cargo de la obra.

Respecto a las razones que motivaron este plan, Montero comentó que "en primer lugar está la importancia que tiene el edificio. Me da la impresión que es el único pasaje privado que está abierto a la comunidad; en segundo lugar porque las instalaciones de Econstruye están acá. Y si estamos viviendo acá dijimos 'veamos cuáles son las necesidades que hay. Acá la gente se cae cuando está lloviendo".

En un principio la idea era hacer algo sólo en la escala, poner tal vez cintas antideslizantes, pero al poco andar decidieron hacer una intervención mayor. Así llegaron al Fondo del Patrimonio y decidieron postular. La obras son financiadas con los recursos estatales, que aportan el 70 por ciento del total, y el resto son aportes de privados que buscaron ellos mismos.

Basta de grafitis

El principal problema, y que se repite en muchos otros edificios patrimoniales de la ciudad, son los tags y grafitis. "Acá hay un gran chiquerío con los rayados...Nosotros no desconocemos el rol que tiene este pasaje, entiendo que es como una vitrina para la gente que anda pintando y haciendo el 'street art', pero no queremos que se mantenga como está ahora", explica Montero.

En estos días están trabajando con estudiantes de la carrera de Restauración Patrimonial del Duoc quienes en algunos zonas de las paredes descubrieron hasa siete capas de pintura antes de llegar al estado original del muro.

"Ahora están haciendo un tour de grafitis que consiste en que llega un tipo con un spray y le enseña a una familia extranjera que quiere aprender y todos se ponen a pintar", destacó Marco Montero.

Como es prácticamente imposible evitar que rayen, lo primero luego de limpiar las paredes con la aplicación de agua con arena a presión; será aplicar una pintura anti grafitis que permite limpiar fácilmente después. También están evaluando la alternativa de destinar un espacio limitado para que deje su huella quien quiera hacerlo.

La directora regional del Consejo de la Cultura, Nélida Pozo, resaltó la importancia de apoyar este proyecto de restauración patrimonial. "Este es un lugar que es un ícono para la ciudad donde se han hecho varias producciones audiovisuales y fotografías; es un lugar que los porteños reconocen como propio. Tiene una gran pertenencia para la comunidad".

Pozo además destacó la característica especial del conjunto, que a pesar de ser privado, tiene un pasadizo que es público. "Esta escalera es de uso cotidiano de los habitantes de los cerros que están alrededor".

En su convocatoria 2015, el Consejo de la Cultura eligió cinco proyectos para ser financiados con el Fondo del Patrimonio por un monto de casi $470 millones. Además del Bavestrello se incluyen la Iglesia Misionera Pentecostés de Valparaíso, la casa de Pablo Neruda en Isla Negra, la Iglesia San Antonio de Padua de San Felipe y la casa Florindo Labbé de El Tabo.

Barrio invadido

Si bien los actuales habitantes -en total son 14 casas, pero dos son de comercio- del edificio Bavestrello valoran la restauración, confiesan estar un poco sobrepasados con el cambio que ha tenido el barrio en los últimos años. El tránsito incesante de turistas y que en el último tiempo el pasaje sea escenario de encuentros musicales, choca con sus rutinas y horas de descanso.

Al respecto, Montero advirtió que el proyecto también apunta a esos problemas. Se instalará un basurero de pedestar en la mitad de la escala, queremos poner cámaras de vigilancia e instalar portones que queremos cerrar de noche.

Miguel Navarrete vive hace 35 años en el conjunto y tiene una visión crítica de lo que hoy se está realizando. "Es un aporte porque apoya el Patrimonio de Valparaíso, eso es algo que no habíamos sentido antes. Venía la comitiva, arreglaban de pasadita, se iba la comitiva y volvía a quedar todo igual. También nos ayuda con el tema de los rayados, eso nos aporta harto".

Sin embargo Navarrete reconoce que con su familia se sienten un poco invadidos. "Antes era un barrio muy tranquilo, que era solo de los vecinos y ahora es parte del recorrido turístico. Además mucha gente se ha ido y sus casas se han convertido en locales comerciales".

Quien se ha adaptado de lo más bien al carácter turístico del sector es Sergio Cortés, quien vive en Bavestrello 25 hace 20 años. "El pasaje ha ido cumpliendo etapas, antes vivían personas que no se preocupaban mucho del entorno", asegura.

Don Sergio, como es popularmente conocido, atiende a los tours que pasan por ahí y le vende a los visitantes alfajores y empanadas de salmón, queso y otros ingredientes.

"Cuando llegó Econstruye y nos mostró el proyecto de restauración del edificio, nos pareció súper bien, es bueno para todos. Se van a borrar todos los grafitis".