Secciones

Trabajador denuncia insólita discriminación

E-mail Compartir

Claudio Roblero difícilmente podrá olvidar el mal rato que pasó la tarde del martes cuando se alistaba a tomar un trolebús para volver a su casa luego de una larga jornada laboral. Sin embargo, las cosas no resultaron con la normalidad habitual, porque no alcanzó a saludar al conductor del medio de transporte, cuando fue obligado a bajar de manera inexplicable.

Según relata el trabajador, que se desempeña como mecánico y que vive en el cerro Merced, el hecho se produjo luego de que tras terminar su jornada laboral, llegara hasta la casa de su hija en el plan para pasear a su mascota. Cuando se disponía a regresar a su hogar, en las cercanías de calle Las Heras, se produjo la insólita situación. "Todos los días voy a la casa de mi hija en las tardes y acorto el camino en trole y nunca me había pasado algo así. El tipo fue muy prepotente", comentó Roblero.

Si el hecho ya es llamativo, la justificación dada por el trasportista lo es más todavía. El trabajador tenía su ropa manchada con grasa y ese fue el único impedimento para que no pudiera viajar como un usuario del transporte público cualquiera. Roblero asegura que, " apenas me vio me dijo: 'Tú no te subes acá. Después la gente me reclama porque andas todo sucio".

La rabia fue tal, asegura Roblero, que a pesar de que vio e intentó memorizar la patente del vehículo, el cúmulo de emociones le impidió retenerla. Aunque, si lo divisa, está convencido de poder reconocerlo. "Uno se siente tan humillado, que ahora me va a costar subir a un trole de nuevo. Incluso pensé en denunciarlo por dicriminación, si lo llego a encontrar quizás y lo identifico tal vez lo haga ", advirtió.

Alerta de intoxicación en jardín infantil de Viña

E-mail Compartir

Una compleja situación se vivió en el jardín Infantil "Tía Cecilia" de Agua Santa en Viña del Mar. Pasadas las 15 horas, las alerta se encendió en el lugar luego de que un grupo de 13 menores fuera sorprendido manipulando productos desratizantes.

Tras este hecho, los preescolares fueron trasladados al hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar. Hasta ese momento no se tenía certeza de que alguno de los menores hubiese ingerido el producto tóxico y la tensión aumentaba.

El informe brindado por el especialista de turno del hospital arrojó que todos los niños se encontraban asintomáticos, por lo que fueron derivados al establecimiento con régimen liviano y líquidos. Además, se indicó control médico dentro las 24 y 28 horas después, por si se presentara algún síntoma asociado a intoxicación.

Porteña y su hija autista no tienen dónde dormir y pasan el día en la calle

Desde enero se quedaron sin casa y no han encontrado un lugar barato para arrendar. Pamela pide una oportunidad para trabajar y levantarse.
E-mail Compartir

Cinthia Matus O.

Todas las noches de este año, Pamela Sepúlveda ha tenido que hacer lo siguiente: despedirse de su madre que vive en el Cerro Las Cañas y caminar junto a su hija Walezka, de 27 años, hasta el Hogar de Cristo que está ubicado en la calle Retamo. ¿La razón? no tienen dónde vivir y la muchacha sufre de autismo. Así que, lo poco que Pamela gana haciendo artesanías y otros oficios como lavar ropa ajena, se va en medicamentos y alimentos especiales para la joven.

Desde una humilde vivienda ubicada en la avenida Alemania, la porteña señala que su familia tampoco le puede ayudar. "Son damnificados del incendio de 2014 y ellos apenas se están levantando. Yo estaba viviendo en Villa Alemana, pagando un arriendo de $85 mil pero como el dueño quedó viudo y me pidió la casa, se la tuve que pasar. Así que desde enero no he encontrado nada barato y gracias a una gestión del seremi de Desarrollo Social estoy durmiendo con mi hija en el hogar", explicó.

La mujer, que además es madre de Julio (25) y Andrés (19), sufre porque están todos separados. "Mi hijo Julio se fue a quedar donde un amigo porque no tenemos dónde. Y mi hijo Andrés se queda acá con mi mamá en esta mediagua que levantaron después del incendio. Antes, cuando estábamos en Villa Alemana, me ayudaban pagando el arriendo, pero no he encontrado nada con ese precio", lamenta. Y agrega: "Con Walezka dormimos en el hogar, pero a las 07.00 de la mañana tenemos que salir a la calle y ahí nos venimos a pasar las horas acá o en la calle".

Padre las olvidó

El drama de la familia comenzó cuando el padre los abandonó en su infancia. "El papá de mis hijos se fue cuando Walezka tenía 7 años. Él nunca aceptó lo de ella y siempre me culpó a mí por su enfermedad. Me decía que yo la tenía muy regalona porque le hacía todo, pero mi hija no puede hacer nada por sí misma porque su autismo la tiene con bajas defensas también. Por lo mismo nos separamos y nunca más se acordó de nosotros", declaró.

Desde entonces, Pamela ha intentado salir adelante golpeando muchas puertas. "Le he escrito cartas hasta la Presidenta pero nunca me ha respondido. Yo no me quiero aprovechar de la situación ni nada, sólo quiero una oportunidad. Que me den un trabajo o algo para mantener a Walezka y poder pagar un lugar donde vivir. Sólo pido un trabajo en el que pueda estar con mi hija que no molesta para nada. Puedo hacer el aseo y ella está tranquilita", aseguró. En efecto, la joven es adorable. Apenas balbucea unas palabras, mira curiosa y le da muestras de cariño a su madre. "Ahora está contenta pero por lo general, cuando los días son así nublados y lluviosos, se pone triste y no quiere decir nada", asevera Pamela.

La porteña también necesita el trabajo para poder pagar la alimentación especial de su hija y no sentir que su vida es una miseria. "Mi hija sólo toma Ensure, usa la pasta de dientes Sensodyne y apósitos, porque no me alcanza para pañales. Necesito trabajar para cuidarla y mantenerla y para que yo no me sienta más depresiva. Si yo me arreglo o me maquillo un poco, es solamente porque no me quiero echar a morir. Por favor, que alguien me ayude", clamó.