Dueño de restorán insiste en que incendio fue intencional
Asegura que su local Buenos Aires tenía certificación SEC. Lo bueno: se salvaron las 9 tortugas acuáticas que mantenía en un acuario. A algunos damnificados no les gustó para nada la residencial donde los mandó la municipalidad.
Nelson Espinoza cuenta que demoró tres años en echar a andar su restorán Buenos Aires, que estaba ubicado en una esquina del edificio La Española, en Márquez con Bustamante. Lo abrió hace un año y medio y estaba feliz. Tras perder su antiguo negocio en la explosión ocurrida en calle Serrano el 2007 dedicó todos sus esfuerzos a este nuevo empredimiento, el que según él iba viento en popa: "En todo este tiempo siempre tuve números azules", aseguró.
Por eso el incendio ocurrido la madrugada del lunes, que varios apuntan partió en su local, lo tiene devastado. "Uno se pega una pestañada y mire lo que pasa. Todos me dicen que me tengo que volver a levantar... pero eso ya suena tan cliché. La verdad es que ahora me quiero tomar un tiempo y no creo que arme otro negocio", reconoce.
Espinoza descarta de plano que el incendio se iniciara por algún descuido o desperfecto en su local. "Mi local era el único de todo el edificio, de los 16 comerciantes que había acá, que tenía todo en regla. Yo tenía una instalación eléctrica nueva que está certificada por SEC (Superintendencia de Electricidad y Combustible), documentos que están en la municipalidad. Y todos los arreglos que hice adentro fueron diseñados por un arquitecto y fueron visados como obra menor".
Además, Espinoza aseguró que la inmobiliaria Prat, dueña del edificio La Española, también hizo una revisión a todos los locales hace dos meses y también encontró que el restorán Buenos Aires tenía todo en regla. "Eso a mí me da una tranquilidad única".
"Uno de los jefes de bomberos que vino ayer me preguntó a qué hora nos habíamos retirado el domingo y fue como a las 18.30. Yo revisé la cocina antes de cerrar, siempre lo hago, también el cocinero. Y antes de irme bajé los autumáticos, dejé encendidas sólo las cámaras frigoríficas. Si hubiese habido una anomalía el incendio hubiese partido antes, a las 21.30".
Por eso este empresario porteño ahora está a la espera de las imágenes de una cámara de televigilancia que hay en el lugar ya que según él hubo una mano negra detrás del siniestro. "No sé si alguien intentó ingresar o hicieron esto en forma intencional. Debo generar celos por mi local, porque soy el último que me instalé acá y a mí me iba a bien. Todos los meses tenía números azulesW.
Tortugas
Pero no todo es negativo en la historia de Nelson Espinoza, ya que pudo salvar las nueve tortugas de agua que mantenía en un acuario en su local. "Así como Dios me da, Dios me quita...no sé de qué manera verlo. Yo quería mis tortugas no más".
Una de las mascotas tiene 14 años y es mamá de varias más. Otras se las regalaron clientes, que quedaban fascinados con su acuario. Ahora las tortugas están en el local "La Yolanda" de calle La Matriz, donde su dueño, Rolando Frías y funcionarios las están cuidando. "Anoche (ayer) me las llevé a la mi casa porque acá tenemos gatos y les podían hacer algo", contó.
Sala de ensayo
Entre los damnificados se encuentran varios músicos locales que compartían en la sala de ensayo Warhola. Uno de ellos es Pedro Pavez, vocalista de Molo y Pavez y los Inseguros, quien ya había sufrido lo mismo en el incendio del centro cultural IPA, el 2012. Ahora perdió dos instrumentos (que aún no termina de pagar), todos sus equipos y pedales, además de un amplificador Richon Amps Effects.
También se vieron afectados la cantante Pía Zapata, el baterista Derek Souza, Julio Valdés, algunos integrantes de Mora Lucay y la banda Radicales Libres. Lorenzo Ramos, baterista del grupo, ayer en la mañana llegó hasta el edificio siniestrado y tenía la pequeña esperanza de encontrar su batería.
"En la sala que arrendábamos nosotros hay pérdidas por unos 7 millones de pesos, más o menos. Yo tenía mi batería, habían amplificados antiguos, que son muy caros. Pero no sólo es lo material, está el cariño que uno siente por estos instrumentos. Quedamos sin nada".
Warhola sala de ensayos contaba con alrededor de siete piezas y cada una era compartida por más de una banda. Además contaban con una sala de grabación y sus dueños vivían en el piso ubicado justo arriba.
"Siempre teníamos miedo que podían entrar a robar, por eso le pusimos reja a la puerta, pero nunca pensamos en un incendio, el edificio estaba en buenas condiciones", destacó Ramos.
En la calle
Durante la mañana de ayer varios ex residentes del edificio llegaron a tratar de salvar algo de sus enseres. Como Manuel Pérez, quien arrendaba unas piezas junto a su compañera. "Pude rescatar cuatro bolsos...el alcalde, en una situación como ésta, debiera estar acá, mojándose el potito, pero no pasa nada. Llevaba tres años ahí y el edificio no tenía problemas, estaba en buenas condiciones. Ahora estamos esperando algún tipo de ayuda de la municipalidad, necesitamos un lugar donde ubicarnos, porque con la jubilación miserable que tengo, a dónde".
Eliana Astorga también lo estaba pasando mal. Es diabética e insulino dependiente y perdió todos sus remedios en el incendio. Ayer debía inyectarse como siempre y se tuvo que conseguir la dosis con una amiga. "No pude rescatar nada y ahora tengo que ir al consultorio a conseguir los medicamentos", se lamentó.

