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Unión Glorias Navales se sacó la espina y gritó ¡campeón!

Para el elenco viñamarino, la tercera fue la vencida. Golearon en la final a J. Santa María por 4 a 0 en Quillota.
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Claudio Morales Salinas - La Estrella de Valparaíso

Quillota no le traía buenos recuerdos a Unión Glorias Navales. No sólo habían perdido la final del año pasado de los clubes campeones de la región en el "Lucio Fariña" ante San Francisco, sino que en la edición anterior (2014), la derrota en el partido definitorio en Playa Ancha había sido justamente ante el elenco quillotano de Juventud El Bajío.

Pero como bien sabe todo futbolero que se precie de tal, las revanchas siempre llegan, y para los viñamarinos ayer fue la ocasión que y tanto ansiaban de alzarse con la copa. Tras la exigente semifinal ante San Francisco en que ambos se ganaron de visita (final anticipada), el último paso para los muchachos de Glorias Navales debían darlo en la zona interior, en Quillota, y ante un rival andino como Juventud Santa María.

Dominio rojo

Y la gramilla sintética soportó bien al invitado de piedra que llegó a la cita: la lluvia, que sobre todo en el primer tiempo, cayó constante sobre el "Lucio Fariña".

Pero esta inclemencia del tiempo, no fue obstáculo para los dirigidos del DT Sebastián Núñez, quienes comenzaron a apropiarse del duelo con mucha dinámica, recuperando muchas pelotas en la salida ante los irresolutos aconcagüinos.

Así el hábil wing derecho Fuad Rumié desbordaba sin problemas, mientras el talentoso volante Mauricio Parada repartía balones desde su posición de enganche.

Una rápida llegada a los 24 minutos de juego fue la llave para los rojos. Un balón que cruzó el área de derecha a izquierda, encontró destapado al número "10" Ismael Tapia, quien no tuvo problemas para batir al portero Luis Fernández.

El dominio de Glorias Navales era evidente, y los más de dos mil hinchas que los acompañaron y que tiñeron de rojo y amarillo la tribuna Pinto, gozaban con el juego de su equipo y veían cerca el sueño de verlo campeón.

Un poco de susto

Los viñamarinos pudieron y debieron ampliar la ventaja antes del entretiempo, sin embargo, no estuvieron tan finos en la portería rival y la mínima diferencia tras los primeros 45 minutos parecía muy riesgosa.

Sobre todo porque los de Santa María, a pesar de no mostrar un gran nivel, tenían un par de jugadores interesantes, como Héctor Roco, un hábil volante que intentaba habilitar a los delanteros.

Un par de remates, sobre todo uno de Diego Vega, hicieron pasar algún susto al arquero Careaga.

En el inicio del segundo tiempo los del valle del Aconcagüa intentaron apretar un poco más arriba, pero sin causar mayores problemas en la zaga viñamarina.

Lo liquidan

El 1 a 0 se mantenía hasta que en los 20 minutos del complemento, una jugada digna de una final comenzó a resolver el duelo. Una pasada a las espaldas del lateral derecho Cuéllar, permitió el centro para que el "9" Manuel Flores marcara la segunda diana.

Sin mayor opción de reaccionar, Juventud Santa María sacó la bandera blanca definitivamente, cuando el diminuto, pero talentoso Mauricio Parada asestó los dos golpes finales y desató de esta manera la algarabía entre los barristas de Glorias Navales, que tal como los jugadores, se sacaban un peso de encima y por fin podían gritar ¡campeones!

Lo gozaron

En medio de los festejos, y antes de subir al escenario donde se realizó la ceremonia de premiación, el entrenador Sebastián Núñez indicó que "esta es una alegría muy grande para todos nosotros, salir campeones después de las finales perdidas y ofrendárselo a toda esta gente que nos vino a apoyar. Feliz de ser el entrenador que los pueda sacar campeón, en este club que es nuevo, que tiene cinco años recién".

Uno de los más ovacionados fue Mauricio Parada, pues no solo anotó un doblete en la final, sino que además había instalado a su equipo en la final con el tanto que anotó en la semifinal la semana pasada.

"No esperábamos que fuera 4-0, pero se dio. Estuvimos muy ansiosos esperando este partido ya que las últimas dos finales las habíamos perdido. Pero llegó por fin el momento de llevarnos la 'orejona' a nuestro barrio de Glorias Navales'. Vinieron casi tres mil,personas a apoyarnos, nuestras familias y amigos", celebró el exjugador de San Luis, que cerró diciendo "que esto es un proceso y no nos rendimos nunca".