Lluvia de piedras atacó a micro 406
Antisociales arrojaron las rocas cuando la máquina iba con 20 personas pasando por el sector de Juan Pablo II.
Los veinte pasajeros que tomaron la micro 406 para dirigirse hacia Placilla gritan con desesperación. Apenas subieron la cuesta de Nueva Aurora para llegar a la población Juan Pablo II, en Viña del Mar, fueron violentamente atacados con una lluvia de piedras y sienten miedo. El chofer, Peter Meza, intenta tranquilizarlos diciéndoles que se cubran los rostros, pero cuando una de las rocas le rompe el parabrisas, no le queda otra alternativa que colocar el pie en el acelerador y escapar.
Así llegan hasta Rodelillo, específicamente al paradero de la Universidad de Viña del Mar (UVM), en donde el agitado conductor les pregunta a todos cómo están. Allí una joven indica que sufre de pánico y que está a punto de vomitar.
"Decido llamar a Carabineros y a mi jefe. Gracias a Dios no le pasó nada a nadie, pero esa niña era la que estaba más complicada porque hubo un griterío más o menos. Es que fue terrible porque cuando llegamos a la población Juan Pablo II, en donde están los edificios, al frente de las tomas, justo en la curva, donde estuvo el mismísimo Papa y los camiones vienen a botar escombros, nos llegaron los piedrazos. Una lluvia, una tras otra, por ambos lados de la carretera", relata Meza, todavía impresionado.
Constancia
El hecho ocurrió a las 22.30 horas del sábado, pero Meza y sus pasajeros no fueron los únicos afectados. "En el lapso que llamo a los Carabineros y a mi patrón, en unos 2 ó 3 minutos llegan otros tres vehículos particulares apiedrados. Les quebraron los vidrios y les tiraron piedras. En eso, mientras conversábamos, viene otra micro sin recorrido y que también había sufrido la quebrazón de sus vidrios", relata el conductor.
Carabineros finalmente llegó, pero no pudo hacer mucho. "Me tomaron los datos personales y los del vehículo y me dijeron que siguiera dejando los pasajeros para que después fuera a poner la constancia, para efectos del seguro, en Placilla. Era mi destino, así que llegué allá y me dijeron que tenía que ser una constancia no más y no una denuncia porque para eso les tenía que decir quien había sido, cómo andaban vestidos, pero imposible, si era de noche poh", lamentó.
Acto seguido, el chofer le sugirió al personal que fuera a darse una ronda. "Me dijeron que eran los mismos y que se escondían cuando ellos iban y yo les dije que obviamente no los iban a encontrar si iban con las balizas puestas. Y me da mucha rabia porque a otros colegas los han intentado asaltar ahí en la subida, entonces la gente está preocupada porque es el único camino que tiene para volver a sus casas", aseveró.
Lo peor es que los graciosos de las piedras lo dejaron sin pega. "Del domingo que estoy parado porque todavía no me pueden cambiar los vidrios y obviamente no puedo salir con la máquina así", declaró Peter Meza.