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El todavía inexplicable caso de la endemoniada de Horcón

Ocurrió durante los 60s pero en los 70s y en medio de la fiebre de la película "El Exorcista", las miradas volvieron a volcarse hacia ella. Según la prensa hasta "vomitaba vidrio" y quienes siguieron la historia, recuerdan detalles.
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Cinthia Matuas

De todos los mitos e historias que existen en la Caleta de Horcón, hay uno del que nadie quiere hablar. Uno que aunque pasen los años, seguirá siendo tema tabú por los impresionantes matices que posee. Se trata del caso de Milza Valdivia, la joven que durante la década de los '70, volvió a llamar la atención de la prensa al ser llamada la "endemoniada de Horcón".

Si usted hace una búsqueda rápida por internet, se dará cuenta que prácticamente no hay indicios de este suceso que impactó a la V Región. Es más, que apenas existen algunas menciones de él en algunos portales de noticias y blogs, que lo comentan a propósito del exorcismo. Sin embargo, la buena memoria y los viejos archivos, pueden darnos luces de lo que exactamente acontenció con esta mujer.

El profesor Juan Daniel Escobar, académico de Ciencias Religiosas de la Pontificia Universidad Católica (PUCV), recuerda que hace poco había llegado la televisión a color a Chile y que recientemente se había estrenado la película "El Exorcista". Por estas razones, en el país había una especie de histeria con todos lo que se refería a hechos paranormales y poseídos. "Fue un caso que impactó muy fuerte en la población porque la prensa de la época estuvo durante semanas informando lo que pasaba con ella. Incluso, en una edición de La Estrella, que por entonces salía en la tarde, se publicó que había vomitado vidrios y la gente en un par de horas la agotó. Tampoco se me olvida la portada en la que el padre Julio Duque Arévalo, que en paz descanse, salía fotografiado desde abajo hacia arriba con el mensaje: Éste es el exorcista de la endemoniada de Horcón", señala.

En efecto, era tanto el interés por el caso, que hasta sus alumnos de Ciencias Religiosas querían ir a investigar por su cuenta qué era lo pasaba con la joven que se convulsionaba y hablaba en distintas lenguas tras ser poseída por el demonio. "Los estudiantes querían ir a verla, pero se les dijo que fueran en unos años más. El caso de la endemoniada fue un golpe para la época porque nunca se había escuchado nada parecido. Se hicieron muchas oraciones de liberación, pero poco a poco se fue desinflando el tema", apunta.

Sabía de un tesoro

Como decía el académico, el caso fue ampliamente cubierto por La Estrella y en 1978, el periodista Ricardo Ruiz Lolas, escritor y autor de "El cronómetro de la muerte" (que habla de los sicópatas de Viña del Mar), se adentró junto al fotógrafo Oscar Arriagada al balneario de Horcón para averiguar qué había pasado con Milza Valdivia. Lo que hallaron no sólo fue impresionante, sino que desolador porque ningún familiar ni pescador quería entregarles declaraciones.

En su relato periodístico, Ruiz explica el hermetismo que había ante su presencia y cómo el hermano de la mujer, Hernán Valdivia, los repudió a él y su compañero gráfico diciéndoles: "¿Son periodistas ustedes? Yo creía que en Chile ya no había periodistas... váyanse de aquí". El padre, Nicómedes Valdivia, también hizo lo mismo, pero diciendo: "Yo no tengo nada que ver".

Los únicos que se comportaron amistosos con ellos fueron Rebeca Opazo y Leonardo Ahumada, el matrimonio que había apadrinado a Milza y su esposo Miguel Rojas, ex funcionario de Carabineros, que según Opazo, cambió para mal al casarse con la endemoniada. "Era un muchacho bueno, respestuoso, pero ahora está transformado en un espíritu malo (…) En mi casa se les brindó de todo durante dos años. Se les prestaba el auto para que salieran a pasear, les dábamos dinero, comida, de todo y ahora mire como nos pagan... Milza y su esposo nos están chantajeando y nos amenazan que si no les damos determinada cantidad de dinero nos harán daño con la ayuda de ese maestro espiritual del que hablan", le dijo Rebeca al periodista.

Posteriormente, cuando su marido Leonardo llega a la casa en donde está siendo entrevistada, trasciende que la "endemoniada" sabía en donde había un tesoro que se trasladaba mágicamente a diferentes partes y que por el cual, Miguel Rojas, había contraído matrimonio con ella. "Él también es espiritista y se casó con ella por el asunto del tesoro. Yo los acompañé (en su auto) más de 20 veces a Olmué a buscarlo. Ella decía que el tesoro se corría para todas partes, para Olmué, Viña del Mar, etcétera. Incluso un día fuimos a Illapel a buscarlo. Pero yo creo que son mentiras de ella", señaló Leonardo Ahumada.

Sale sólo de noche

Cuando se les pregunta si creen en las manifestaciones demoníacas, Leonardo confiesa que sí: "Ella puede estar conversando con uno y de repente se desmaya y queda como muerta. Comienza a retorcerse y a hablar con una voz de hombre. Ella dice que esa es la voz del "maestro" (…) Nosotros teníamos que hacer caso de todo lo que decía este "maestro" porque sino, nos quitaba la casa, el negocio, el auto, todo".

Desde esta publicación, Milza y su esposo Miguel nunca más fueron vistos de día. "Ella no se atreve a salir porque tiene miedo de enfrentarse a la gente por todas las cosas que ha hecho. (Milza) sólo sale de noche", insistieron los Opazo Ahumada. Y los pobladores, nunca más quisieron referirse al asunto. Es así que, como indica el periodista Ricardo Ruiz, la caleta queda sumida en un "extraño ambiente de temor, que se refleja en el rostro de su gente y su actitud hacia los visitantes, sobre todo si éstos se atreven a preguntar por Milza, la 'endemoniada de Horcón'".