Dulces con "mano de monja" sacaron suspiros en parroquia de Reñaca
Uno de los objetivos es ahorrar fondos para adquirir una camioneta que les permita subir a los cerros del puerto para auxiliar a las familias más humildes.
Miguel Yáñez H. - La Estrella de Valparaíso
"Queremos entregar un poquito de amor con las cositas dulces que aquí ofrecemos". Estas declaraciones pertenecen a la hermana Karen Soto, de la comunidad Franciscanas Misioneras de la Inmaculada Concepción, y reflejan fielmente el sentido de la Feria Gastronómica Mano de Monja.
Instalada en el frontis de la Parroquia Santa María de Los Ángeles (Reñaca), entre las 11 y 14 horas de ayer, esta iniciativa culinaria fue generada por un grupo de estudiantes de Ingeniería Comercial de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
"Había que organizar un evento que fuera innovador, creativo, que contara con muchos auspiciadores y exposición mediática (…) La gracia de esta feria es que sus expositoras son solo monjitas, quienes pueden generar recursos para contribuir con su congregación y seguir trabajando en su vocación", señaló Paula Bustos, alumna del ramo "Iniciativa Empresarial".
Pero no sólo la degustación de alfajores, chocolates, kuchen, queques, trufas, entre otros sabrosos bocados para los amantes del paladar dulce, tuvo el protagonismo de la jornada, ya que también se generó un punto de encuentro entre religiosas y transeúntes en un ambiente distendido e ideal para conocer el trabajo y la misión de cada una de las comunidades presentes. "Queremos que la gente nos vea como mujeres sencillas y alegres", intervino la hermana Bernardita Riquelme, de las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia.
¡A misionar!
La promoción vocacional y la espiritualidad son conceptos inherentes en la religión católica y, por supuesto, no podían faltar a esta feria. En el stand de la hermana Bernardita se regalaban rosarios y estampas, también apuntando a los niños con una imagen bondadosa y cercana de Jesús. Pero la actividad que se llevará gran parte de las utilidades serán las misiones de caridad, siempre con el foco de ayudar a los más necesitados.
Las Hijas de la Misericordia invertirán en un bus que las lleve, junto a un grupo de jóvenes, a tierras argentinas. Mientras, el grupo Hermanas de la Caridad Santa María apuntan a ahorrar fondos para adquirir una camioneta que les permite subir los cerros del puerto para auxiliar a las familias más humildes, con la distribución de alimentos y organización de comedores abiertos.
Los cientos de comensales ayudarán a que estas proyecciones sean una realidad, justamente en el año de la misercordia. La Benedictinas de Santa María, las Hermanas de la Providencia y las Misioneras de San Antonio María Claret, al igual que las otras tres congregaciones antes mencionadas, ya están manos a la obra.