Mirian Mondaca Herrera. - La Estrella de Valparaíso.
La hora de almuerzo es el momento de mayor movimiento en avenida Brasil, conocida por albergar a distintos establecimientos de educación superior. Cuando el mediodía se acerca, los estudiantes corren para saciar su apetito y hacer cundir cada segundo de su tiempo antes de volver a clases.
Aunque los universitarios son el público más fiel de los emprendedores que se ganan sus pesos en este lugar, los trabajadores y oficinistas no lo hacen nada de mal y salvan los días donde las ventas disminuyen por las vacaciones o paros.
Uno de esos comerciantes agradecidos de las buenas ventas que les reporta este estratégico lugar es Francisco Herrera, que lleva ocho años trabajando en ese mismo lugar.
El porteño cuenta que, "en vacaciones sigo viniendo y llego temprano porque hay trabajadores, del aseo o choferes de la micros que me compran. Baja la venta, pero hay que estar porque la gente ya me conoce y sabe donde encontrarme", cuenta el hombre que vende los sándwich que prepara junto a su mujer, Verónica.
Constancia
Pensar en las necesidades y gustos de los estudiantes, el público cautivo, además de no deprimirse por un mal comienzo es la receta que los emprendedores de este sector dan. Sentado junto a sus sándwiches de ave palta mayo, churrasco y hamburguesa de soya, Herrera comenta que "todo es constancia. Empecé con veinte pancitos y ha ido subiendo la cuota. Voy viendo lo que les gusta a los cabros, salsa merkén, ciboulette y todas esas cosas, porque la idea es complacerlos e innovar".
A la izquierda de este vendedor, que también vende café, té y Milo con leche, está Leonardo Quetzal, que cumple cinco años como vendedor en este mismo lugar. A diferencia de Herrera, durante las vacaciones de los institutos y universidades, el joven busca otros puntos de venta, pero siempre regresa. Ha sabido sacarle el jugo a la urgente necesidad de los estudiantes por optimizar el tiempo dedicado al almuerzo.
Quetzal, que vende churrascos , ave mayo y croquetas de pollo, también opina que la perseverancia es la clave. " Hay que insistir hasta darle el palo al gato. También hay que saber que vender y donde vender", asegura.