Una difícil decisión
Fiona Maye es una mujer madura que ya tiene su vida resuelta. Tras una larga y exitosa carrera como abogada, es la respetada jueza del Tribunal Superior de Familia de Londres, donde debe dirimir acerca de casos casi siempre difíciles y en los que Fiona se luce redactando sentencias que son admiradas por sus pares.
En lo personal, la vida de Fiona parece funcionar bien: hace años dejó pasar la idea de tener hijos y lleva un buen afiatado matrimonio con Jack. Eso, al menos, en apariencia.
Una noche, sentada frente a un whisky, Fiona está concentrada en la redacción de una importante sentencia que dirimirá el futuro de dos hermanas criadas en el seno de una tradicional familia religiosa, hasta que Jack la interrumpe para hacerle un inusual pedido: su permiso para tener una amante.
Fiona, acostumbrada a reparar las vidas íntimas de quienes acuden hasta su familiar, se ve pronto enfrentada a un grieta profunda y silenciosa en su propio hogar. Su matrimonio sufre por la distancia y la frialdad y Jack, aunque la ama, necesita volver a sentir la pasión de un romance.
Como ya tiene acostumbrados a sus lectores, Ian McEwan teje un escenario filoso, difícil y conmovedor donde deben desenvolverse sus personajes, siempre en el límite de sus exigencias emocionales, morales y aquellas que provienen del mundo exterior, ya sean sociales, laborales o familiares. Observador nato y experto de la naturaleza humana, McEwan sabe estirar los límites de los personajes como para llevarlos a resolver, para bien o para mal, situaciones difíciles, en los espacios limitados -sin escándalos ni aspavientos- que otorga la madurez.
Es así como Fiona no sólo debe enfrentar la inusual petición de su esposo y descifrar las causales que están detrás de aquella grieta, sino que además debe lidiar con un caso que se colará por los intersticios de su personalidad. Adam, un chico de 17 años, hijo de una familia de Testigos de Jehová, sufre de una agresiva leucemia y el único tratamiento posible es una transfusión de sangre. Tanto él como sus padres se escudan en su religión para rehusar el tratamiento, pero el hospital pide a la justicia que dirima en favor del menor. El caso abre una oportunidad única para el encuentro entre Fiona, una mujer algo sobrepasada por la vida, y Adam, un muchacho inteligente, sensible y lleno de pasión.
Una vez más, Ian McEwan confirma que es uno de los mejores narradores contemporáneos.