Llegó cómoda, con un cortavientos, lentes grandes y ganas de manejar. Es la popular Tía Sonia que ayer pituteó de lo lindo como conductora de Cabify por las calles de Viña del Mar. Dice que nadie la identificó, aunque a muchos les faltaron ganas de preguntarle quien estaba tras la peluca que llevaba.
Viajamos con ella, y todo fue normal, sin contratiempos. Conduce a la defensiva la mamá de Nicolás Massú. "Me gusta manejar, desde joven que tengo licencia", dice concentrada al volante. Acelera y avanza. El auto que maneja, un Nissan Murano blanco, tiene caja de cambios automática, a si es que su única preocupación es guiar el volante, acelerar, frenar y estar atenta al entorno.
"¿Estacionarme? Claro que lo hago bien. Me sé estacionar de punta y de cola, y sin problemas", larga entre risas. Ya vamos por 8 norte en dirección a Sausalito. "No venía para acá de cuando fue la evacuación del tsunami" cuenta, y sigue avanzando.
¿Qué le parece el pituto este Tía Sonia?, le preguntamos. "Cómodo, divertido. Ha sido entretenido", cuenta. Y fuimos más allá. ¿Qué pasa si va de conductor y le toca su hijo como cliente, y sube con una nueva polola que no conoce?. La Tía Sonia se larga a reir, "lógico que la atiendo bien, le ofrezco agüita y un dulce. Siempre he tenido fama de ogro con las pololos de mis hijos, pero lógico que las quiero", reflexiona.
Un accidente
Confiesa que cuando Stéfano era niño tuvo un accidente en calle Libertad. Parece que hubiera sido ayer. "Iban en el auto, Stéfano iba en su silla atrás y un taxista atropelló a una mujer. Yo crucé con verde, pero tras atropellar al peatón insistió en echarme la culpa", cuenta.
Luego de eso, dice la forma en que solucionó el problema. "La gente me decía que habían grabado, y busqué hasta que encontré la imagen. La presenté y se supo la verdad", dijo. Desde ahí, siempre mira -aunque tenga verde- si viene algún auto o no.
No le gustan los autos enchulados, "nooo, me molesta mucho el ruido", dice, y asegura que Viña del Mar tiene muchos "hoyos". "La otra vez cerca de mi casa había un tremendo hoyo, lleva como un mes ahí", se quejó la Tía Sonia.
Vamos llegando al destino: un mirador. "Sube bien el cerro Tía Sonia", la piropeamos. "Se subir y bajar bien, sin problemas", cuenta. ¿Le molesta que la apuren en la ruta? le preguntamos. "Cuando me apuran, les hago señas para que pasen por arriba. Yo al volante me relajo", dice ya llegando al destino. ¿Qué hace en el viaje?, "hablo por teléfono, aprovecho de llamar a mis amigas, por el manos libres siempre. Es la única forma de ponerme al día", contó. Así llegamos al destino.
Cabify en Viña
Ha pasado más de un mes desde que llegó Cabify a Viña. Las cifras son del todo positivas según la compañía. A propósito del arribo de Uber con sencillo, en el Gran Valparaíso la demanda aumentó en un 25%. También lo hizo la cantidad de conductores que aumentó en un 40% y de ese total, el 90% llegó desde una compañía de servicios de similar característica.