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Frenaron en seco a la gran cimarra quillotana

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Siguen los coletazos de la polémica fiesta en Quillota que hacía el llamado a realizar una gran "Cimarra Masiva" en agosto. El evento se difundió por las redes sociales e invitaba a los estudiantes secundarios a faltar a clases el próximo viernes 5 de agosto a las 08.00 horas, y hasta ofrecía descuentos en la entrada a quienes fueran a la fiesta usando su uniforme escolar.

El evento, a cargo de la productora de Limache "En Shock", fue funado por la Gobernación de Quillota y la Policía de Investigación a través de una denuncia en el Tribunal de Familia que alertaba sobre la polémica iniciativa.

El Gobernador de la provincia de Quillota, César Barra, señaló que nos parece una transgresión grave de los derechos del niño. "Hicimos una denuncia al Tribunal de Familia porque hay vulneración de derechos esenciales de los niños como es el acceso a la educación", dijo.

Desde el departamento de comunicaciones del municipio quillotano, señalaron que el organizador del evento logró obtener el permiso municipal ocultando información, pues solo señaló que se trataba de un "evento juvenil" y no dijeron que tenía una connotación que alentaba a los menores a faltar a clases, por lo tanto una vez que se supo que por Facebook el evento se llamaba "Cimarra Masiva", se caducó el permiso, cancelando definitivamente la autorización del evento, que se iba a realizar en un centro nocturno llamado "Club On", al cual no se le renovó su patente.

Asimismo, señalaron que de ahora en adelante aumentará el nivel de exigencia para este tipo de eventos, exigiendo antecedentes claros respecto del rango de edad y las actividades a realizar, además de exigir una autorización del seremi de Educación cuando se trate de un cambio de actividades de los estudiante ssecundarios.

Olga, la suplementera patrimonial de Valpo

La porteña de 91 años dice que sigue trabajando en lo que le gusta porque la jubilación no le alcanza.
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Matías Valenzuela

Donde se juntan las calles Uruguay y Ontaneda, se le puede ver todos los días. Parte muy temprano en la mañana, y se va en horas de la tarde, todos la conocen y saben su historia, los saludos al pasar no se hacen esperar y siempre hay una conversación agradable. Es la historia de Olga Valdés, la suplementera más antigua de Valparaíso.

La porteña de 91 años se levanta sin falta de lunes a viernes desde su casa en el cerro La Cruz para ir personalmente a retirar los diarios del día. Cerca de las 08.00 horas ya está instalada en su lugar de siempre y comienza con su rutina. "Aquí todos me conocen, los doctores del hospital (Van Buren) vienen siempre, así que yo les tengo guardados sus diarios para que los pasen a buscar", menciona la ancianita, a quien sus 91 años no le pesan para nada, pues se mantiene en una envidiable condición de salud y se ve muy activa. Es así, como la popular "Señora Olga" trabaja todos los días para mantener un oficio tan histórico como entrañable y la ha convertido en una actividad que ya forma parte de su vida, pues el negocio de la venta de diarios viene con su familia. "Toda la vida pos, aquí trabajó mi suegra, después mi marido que también se murió y ahí agarré yo el negocio, quedó para mí", explica.

Acostumbrada

Ante la pregunta de por qué sigue trabajando a su avanzada edad, doña Olga reconoce que su jubilación no le es suficiente para llegar a fin de mes, pero agrega que se siente "acostumbrada" a su kiosko, que ya es como una extensión de su casa, pues tiene su silla, su tetera, sus tazas, platos y mucha parte de sus recuerdos allí, donde desayuna, almuerza y comparte con su hija, que es quien la ayuda en el kiosko, comentando la noticia de la semana alrededor de un café, protegiéndose del frío con una manta o comentando el partido de Wanderers del fin de semana. "Lo que pasa es que ya estoy acostumbrada a esto, con tantos años trabajando aquí, se le agarra cariño, leyendo los diarios y conversando con la gente, me entretengo harto", explica Olga, y su sobrina, Rosa Zamora asegura: "Ella no tiene ningún problema de salud, está súper bien y no tiene problemas ni físicos ni mentales, yo creo que a ella le sirve harto venir para acá porque se mantiene activa".

Una vida noticiosa

En toda una vida ligada a la difusión de noticias, Olga ha sido una testigo en directo de como han cambiado los tiempos, pues se ha convertido en la mensajera de las buenas y malas noticias, y aunque reconoce que el hábito de leer el diario en papel va a la baja, advierte que el negocio sigue activo y tiene varios clientes fijos que la visitan todos los días. "A la gente todavía le gusta leer el diario y el negocio va bien, así que la verdad, no me puedo quejar", afirma la histórica suplementera y agrega con aires de optimismo: "Yo voy a trabajar en esto hasta que me muera".