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A 34 años de la hazaña de Víctor "Tiburón" Contreras

Reviva el día de la gesta en el frío Canal de La Mancha que une a Inglaterra y Francia. Hecho que hizo aún más grande a la leyenda porteña del nado.
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Guillermo Ávila N. - La Estrella de Valparaíso

Dicen que lo bueno viene en frasco chico. Y el mítico porteño oriundo de avenida Colón, Víctor "Tiburón" Contreras Olguín, se sentía, a pesar de su 1.64 m., como pez en el agua entre tanta proeza a cuestas.

Apliquemos reversa en modo cassette. Al mismo año de la 'Roja' de Santibáñez y su carro de la victoria en 'pana' España '82, a diferencia de la hazaña de Contreras en Inglaterra.

Aletazo en tierra

El silencio se quiebra en la residencia del ex atleta: no ha sabido de brazadas este año. Está varado, hoy en Quilpué. Por salud -lo aqueja una diabetes-, ya no entrena a sus delfines.

El frío matutino no impide que don Víctor, hoy de relajados 70 años -pese al infarto cerebral sufrido hace un lustro que lo tuvo 10 días en la UCI- reciba a La Estrella. En polera él, su pareja Mafalda Espinoza lo mima, un amor de 35 años -ambos comparten 5 hijos por separado- en el que aún se piropean al son de "papá y mamá". Y Ana Gabriel que suena de fondo.

De trato cálido y anécdota fácil, cuenta que de pequeño fue bueno para aguantar hielo. "Sabía que sería buen nadador". Y con esa cualidad aplicó récord en lo que nos convoca: los 42 kilómetros de cruce al Canal de La Mancha. "¡Fue emocionante ese día por la chita!", dice.

Hace memoria, en presente. "Hoy es 30 de julio… mañana tendría el cruce. Yo tenía fecha inicial para el día 28, pero había un feroz temporal: no se veía a un metro. Todas las actividades marítimas estaban cerradas", narra.

A las tres de la mañana, lo despiertan en la pensión donde alojaba: la Channel Swimming Association (ente que registra bitácora de la travesía) de Inglaterra había notificado a la embajada de Chile que el cruce se haría a las 9 de la mañana del 31 de julio.

Una vez en la playa de Shakespeare, habían más nadadores: un abogado gringo, mellizas inglesas, un israelí minusválido, un egipcio, una japonesa que iba por su tercer intento... "Hubo saludos", acota.

El día anterior al cruce, los deportistas tenían que llevar un presente a las autoridades. El nadador egipcio se lució con una linda pirámide en ofrenda; las inglesas con pergaminos especiales. Al turno del "Tiburón" -y sorprendido del hecho- atinó a un humilde banderín chileno...

Si lo medimos en equipamiento, las demás delegaciones contaban con, a lo menos, 10 profesionales. Contreras, solo dos personas: su novel sparring y ahijado de 15 años, Italo Stowahas; y el entrenador, Julio Sáez (Q.E.P.D).

12 horas y 2 minutos

09:00: dan la salida a la nipona. Luego al pelotón acuático. "Nos lanzamos a la fría corriente los nueve, íbamos parcelados. Cada uno con su propio cronómetro", agrega Contreras.

A las tres horas de nado, el primer bocado. Le tiraron de la nave guía "La Reina del Canal" una pipeta plástica que contenía zuco mezclado con glucosa. "Chupeteada. Me la pasaron con un palo, sin que yo tocase la embarcación".

La siguiente alimentación a las siete horas. En eso, le gritan desde arriba: "¡Abandonaron las mellizas inglesas!". Entonces, quedaba la japonesa que iba por delante de Contreras a 100 metros. A su lado izquierdo, el abogado, y más atrás, el egipcio.

A las 9 horas, y como en el boxeo, casi cae un 'no va más' y la toalla… a esa altura, para hacer paralelo, "Tiburón" ya había cruzado contra la corriente, por ejemplo, Corral-Valdivia, en 6 horas y 22 minutos. "Con eso había cumplido. Estoy soplado, me decía. No quería más guerra", suspira con emoción .

Su mente divagó: pensó tirarse contra la goleta. "Cagarme las manos para que me sacaran". En eso, su entrenador manda un salvavidas: sparring al agua y el nado conjunto por dos horas. Un apoyo.

Pasaron los minutos, y mientras braceaba, una ola alza a Contreras producto del paso de un 'overcraft' (bote anfibio). "Veo la embarcación de abajo hacia arriba. Saco la cabeza a la superficie y allí distingo unas montañas, como decirte Valparaíso-Reñaca". Había fuelle en él.

Últimos 10 KM

Como un escualo escurridizo, aprieta marcha. "¡8 Norte con Muelle Prat!", arenga desde el bote su DT. En código camarín, era la distancia que quedaba: 7 kilómetros. "Yo levanto el dedo de que iba bien", recuerda con segundo aire.

De allí, la recta final. Las brazadas que no cesan y a las 21.02 horas pisa Francia, en la playa de Cabo Gris-nez, con un tiempo de 12 horas y dos minutos.

"¡Buena, Tiburón!". Chilenos se emocionan apenas emerge en la orilla. Tal como lo harían, días después, en la loza del aeropuerto de Santiago -y en su Valpo- compatriotas orgullosos de la hazaña del inigualable Víctor "Tiburón" Contreras que hoy respira -ya fuera del agua- nostalgia en Quilpué.

Históricas travesías

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No cualquiera saca cartel y lanzar, como aquellos cruces en aguas vivas entre Muelle Prat y Concón a modo de calentamiento que hacía Contreras, exitosos registros de peso mundial: 1979, cruce al Estrecho de Magallanes; 1980, Canal Beagle; 1981, Cabo de Hornos y las peligrosas corrientes infestadas de tiburones en Estrecho de Gilbraltar, con un récord por 15 años (de 3 horas y 27 minutos). Sume a sus laureles también el año 1982, primero en cruzar Canal Chacao; y 1987, con otra joyita deportiva: único hombre en concretar una travesía a nado con tiempo de 34 minutos en la gélida Antártida.