El enigmático portal abierto del cementerio más antiguo de Chile
De acuerdo a recientes estudios, el camposanto de Quillota es el más longevo del país y en él se funden la historia local y sucesos paranormales que erizan los pelos.
Mirian Mondaca Herrera. - La Estrella de Valparaíso.
Una brisa fría roza los cabellos que caen sobre los hombros y se cuela por la espalda hasta recorrer todo el cuerpo. Una sensación común para quienes visitan el cementerio municipal Cerro Mayaca, cuando desde él se mira hacia el imponente río Aconcagua y la ciudad de Quillota.
El acto reflejo de frotarse los brazos para lograr calor no sólo es porque el camposanto está enclavado en la loma que envuelve el paisaje quillotano, sino que también aparece por sus enigmáticos pasillos, donde reposan los restos de personajes ilustres de la región. Junto a ellos, coexisten las presencias paranormales que se dejan notar con frecuencia, sobretodo, durante las noches de luna llena.
Las características del camposanto de la capital provicial lo hacen ser camaleónico. De día, y a medida que se avanza por sus callecitas, mezcla de cemento y tierra seca, sus nichos y mausoleos asemejan una ciudadela. Y, como toda que se precie de tal, tiene sus líderes, personajes con autoridad y merecedores del cariño colectivo.
Pedro Agustín Prat, el mismo que formó a su hijo Arturo como un valiente marino, tiene su descanso eterno en este lugar. A pocos metros de allí, también tienen su morada descendientes de Bernardo O´higgins, veteranos de la Guerra del Pacífico, autoridades políticas de la zona y hasta veteranos de las guerras mundiales, que llegaron a Chile buscando la tranquilidad que no encontraron en su tierra.
Robin Hood
Entre las más de 5 mil tumbas, nichos y mausoleos que circundan el lugar, sorprenda la popularidad de una animita cubierta por varios "Gracias por el favor concedido", como prueba de la buena reputación que se ha ganado. Ese es Olegario "Cachito" Ochoa, el "Robin Hood" de los quillotanos.
Mercedes Olivares es guía de los tours nocturnos Quillota Rutas Turísticas y amplia conocedora de la historia y los mitos urbanos locales. El fugaz paso por la ciudad y la violenta muerte de Ochoa estema recurrente para la mujer en cada recorrido iluminado por la luna y las estrellas.
Según la quillotana, "Cachito" era un bandolero de origen argentino, que llegó a la zona en la década del setenta, escapando de su país tras haber asesinado a un policía. Luego de refugiarse alrededor de una semana en una parcela del sector San Pedro, a cambio de la ayuda que le prestaron los vecinos, les entregó piezas de joyería de oro, que era parte del botín de sus múltiples atracos.
Esa ayuda que los vecinos en principio tomaron como desinteresada, le valería a a través de los años la fama de Robin Hood, que robaba a los ricos para darle a los pobres. Sin embargo, los mismos que le prestaron refugio, olvidaron un pequeño gran detalle: alimentarlo. La urgencia por suplir esa necesidad básica humana, finalmente, lo llevaría a la muerte y que su cuerpo fuera trasladado donde hoy está su animita.
"A nadie se le ocurrió darle ni agua ni alimento. Ahí el decidió salir y tomar un alimento en descomposición, en eso lo ve gente de investigaciones y carabineros, pero él no se rindió. Tenía armas en sus manos y empezó a disparar, hubo tiroteos y lo mataron", comenta la guía turística.
Con los años, ese episodio policial mutó hasta convertirse en un relato fantástico que es traspasado de generación en generación. Un mito urbano de un falso Robin Hood, de alguien que "robaba porque se acostumbró a vivir así", agrega.
Falso y todo, la leyenda y la fama de milagroso de "Cachito" Ochoa crece cada día, sobretodo, para los amantes de lo ajeno. De hecho, Mercedes confiesa que en varios de sus tours, "jóvenes y adultos han confesado que han sido ladrones y buscan donde está la animita y le prenden una vela para pedir porque los sane de alguna enfermedad o saquen a alguien antes de la cárcel".
Portal único
Los enigmáticos huéspedes de la necrópolis más antigua de Chile han sido protagonistas de un sinnúmero de experiencias paranormales, sin y con cámaras, como se ha visto en diversos programas de televisión y secciones ligadas a esta área. Las almas que moran en el recinto se manifiestan con frecuencia y, en ocasiones, de forma espeluznante.
Experiencias como esas no son exclusivas de los camposantos, ya que medios de contacto con el más allá como las sicofonías, preguntas a través de péndulos o la manifestación de espíritus mediante la aparición de sombras en fotografías se pueden obtener también en casas y otros lugares.
No obstante, el cementerio emplazado en cerro Mayaca tiene una particularidad que lo hace único, según entendidos en sucesos paranormales y ocultismo: poseería un portal abierto hacía una dimensión paralela.
El lugar está en una de las alas principales del camposanto, desde donde se puede ver toda Quillota, y está identificado con una estrella de David pintada en el piso de cemento. Está allí desde 1988 y, aunque sea borrada, no se cerrará el portal, aseguran los entendidos en la materia.
El símbolo fue grabado ahí por tres agrupaciones quillotanas seguidoras del ocultismo (Góticos, Dark y miembros del Vampirismo), que se unificaron para realizar rituales satánicos. Al cabo de un par de años, la lucha de egos llevó a que se separaran, pero el símbolo siguió allí, como muestra de las experiencias de contacto con el más allá que allí ocurrieron, comenta Mercedes Olivares, quien ha conversado con varios sobrevivientes de esos grupos, y que aún viven en la ciudad.
Preocupada de resguardar la identidad de quienes estuvieron involucrados en estas prácticas, la guía turística revela el poder que este grupo llegó a tener, incluso, sobre las mentes de otras personas. "Ellos usaban ouija y mataban animales ahí (...) me contaron que hasta fueron capaces de leer la mente de otra persona y hacerla actuar. Llegaron a tener poder de que otra persona pudiera hacer actos que ellos quisieran, controlando su voluntad. Jugaban con las almas de los no creyentes, trataban de entregar esas almas al diablo", recuerda Mercedes.
Ese portal a un tiemparalelo que sigue abierto ha sido visitado varias veces por César Parra y ninguna de las veces que estado allí han pasado desapercibidas. De hecho, comenta que al pararse allí, de inmediato se percibe una particular sensación de inquietud, ya que "en el fondo cuando hay un portal abierto, hay espíritus abajo circulando, tanto entrando como saliendo desde ese punto. No es menor que alguien se haya dado ese trabajo de dibujar el símbolo y hacer un ritual".
De inmediato, el investigador asegura que es conveniente intentar cerrar ese portal para evitar que pueda traer consecuencias más adelante. Pero, esto sólo lo podrá hacer un experto en limpieza y rituales.
Si ese portal no es cerrado, asegura Parra, podría traer molestias a los visitantes, aunque, también existen formas de contrarrestar a los malos espíritus.
"Básicamente, si no van protegidas con medallas o amuletos están los riesgos de que su aura disminuya, puedes enfermarte y sufrir de la presión. Para contrarrestar, se usan medallas bendecidas (...) La que más se usa es la de San Benito, porque es en sí misma un pequeño exorcismo que puedes llevar colgando del cuello", detalla Parra.
Con riesgos o no, el camposanto Mayaca sigue siendo visitado por miles de personas, que van a rendir homenaje a sus antepasados y, también, a encontrarse con presencias que quieren burlar la muerte.