El pasado martes, Marcelo Ríos renunció a su cargo de asesor en el equipo chileno de Copa Davis. Al respecto, el ex número uno del mundo se refirió a las razones de su salida y sus diferencias con la Federación de Tenis de Chile, asegurando que no quiere estar involucrado cuando suceda algo grave.

"Si me quedara sería como estar apoyando lo que está pasando. Mientras la federación actual no arregle los problemas que hay, prefiero estar al margen. Voy a esperar hasta que sienta que las cosas se están haciendo bien. Ojalá esta federación lo logre y así seguir adelante", dijo a El Mercurio.

"Esta es una federación que José Hinzpeter arruinó. Aquí va a quedar un día una cagada fuerte y no quiero estar involucrado. Voy a volver cuando me sienta cómodo. Sé que hay deudas del tiempo de Hinzpeter, pero hay cosas que han pasado en esta administración que tampoco están bien. Han pasado nueve meses y no han hecho nada", complementó.

El papelón

Sobre los problemas con la cancha en la serie ante Colombia en Iquique, aseguró que "se le hizo mucho daño al tenis y a los jugadores. Contratar a un familiar para hacer la cancha es algo que va contra toda ética y no puedo avalar eso".

Y luego, agregó: "Lamentablemente, acá hay jugadores que no pueden renunciar, que necesitan la plata. Yo, por suerte, no la necesito. No cobro un peso, estoy porque me gusta. Soy libre de hacer lo que quiera y por eso tomé está decisión", agregó.

En el caso particular del ex presidente José Hinzpeter, advirtió que "no tengo antecedentes de si robó o no, más allá de los comentarios que se hacen. No estoy metido en los números de la federación. Pero estuvo tres años mintiéndome en la cara y eso me duele".

"Yo entré a este puesto por él. Con Nicolás Massú lo hicimos por salvar la federación y sacar el equipo adelante y cuando vamos en ruta a hacerlo, se va sin dar explicaciones, lo que me pareció raro, como que estaba escapando de algo. Le dije en la cara que perdí la confianza en él, que me estaba cagando", repasó.

Claudio Morales Salinas - La Estrella Quillota-Petorca

El 27 de enero de este año, Universidad de Chile venía de pasarle 8 goles a O'Higgins y traía a Sebastián Beccacece y Gonzalo Jara. Este último sin embargo, se complicó entero cuando intentó despejar un balón, pifió y propició así el gol del "Flaco" Fiorina, a los 15 minutos de un partido que terminó uno a uno.

Ese recuerdo se le vino al seleccionado nacional esta semana, cuando trató como "una cancha de mierda" al terreno del Lucio Fariña, declaraciones que provocaron odio parido en Quillota contra Jarita, partiendo por el mandamás canario, Manuel Gahona, quien le devolvió la fineza al jugador de la "U" con el episodio Cavani. "Seguramente, lo que tiene Jara es la mierda del dedo que le puso al jugador de Uruguay", espetó el directivo, aunque luego matizó esa frase.

"Creo que lo que habla Jara es propio de la presión que tiene Universidad de Chile por no estar ganando. Estoy seguro que si hubieran ganado no tendría la misma opinión. La cancha de Quillota cumple con los estándares Fifa, y así como en el tenis hay distintas superficies, en el fútbol también".

Jarita y la equidad

Con argumentación más elaborada, el director de la Casa del Deporte y encargado del estadio quillotano, Víctor Vargas, sacó a colación una entrevista que dio hace un tiempo Jara "que me llamó mucho la atención porque los futbolistas son reacios a opinar sobre temas políticos o sociales, y ahí decía, a partir de su experiencia en Europa, que le sorprendía la inequidad que hay en Chile y cómo en Europa hay oportunidades para todos los niños", dice el periodista.

Vargas explica que "lo que hacemos acá con esta cancha, es justamente lo que él (Jara) estaba criticando, dándole equidad social a una ciudad que se da el lujo de tener una inversión millonaria en un estadio que no está circunscrito para el fútbol profesional cada 15 días, porque es de la comunidad y de los niños".

Vargas cree que Gonzalo Jara tiene derecho a opinar, pero no a descalificar, sobre todo porque "él pertenece a la élite social del país, que gana los millones que gana con mucho derecho seguramente, con mucha propiedad; frente a los trabajadores que no le llegan a esa altura", afirma el funcionario, recordando a quienes laboran para mantener el Lucio Fariña en las mejores condiciones.

-¿Pero cómo está realmente la cancha?

"La gente que opina en Santiago, lo hace por un panorama visual y ni siquiera la han pisado. Realizamos todos los procesos de mantención, aunque sin duda los filamentos están gastados porque el terreno ya está completando su vida útil. Es una cancha que se garantizó por siete años con 56 horas promedio de uso a la semana.