La participación de los deportistas chilenos en las olimpiadas de Río, no pueden considerarse como un fracaso dado la inversión que hace el país en los deportistas de alta competencia.
Sin embargo nuestro barrio, América Latina, nos presenta casos como el de Colombia, donde quizás con menos recursos destinados para el deporte, lograron dos medallas de oro.
El caso de Argentina también es digno de destacar, pero en Argentina de antaño el deporte está grabado en la identidad país.
Chile, en cambio, desde la gesta de nuestro Nicolás Massú, no ha logrado medallas, salvo destacadas actuaciones como la de Tomás González.
Chile debería definir en que tipo de deporte cargar la mano como lo hizo Hungría en la natación, por ejemplo. Chile, con toda la costa que tiene, no cuenta con ningún nadador de alta competencia, salvo Kristel Kobrich que entrena en Argentina. Y luego paremos de contar. Es triste, pero es así. Sino es la natación puede ser el remo, la gimnasia o quizás el hockey sobre césped.
Sabemos que casos como el de Tomás González son únicos y aislados; lo mismo sucede con el arquero de Arica, Ricardo Soto, de 16 años. Quizás hay que meterle la plata a los arqueros, buscarlos y entrenarlos. Quizás los chilenos tenemos talento para lanzar flechas.
Otra posibilidad interesante es generar planes deportivos para los inmigrantes que están en Chile como haitianos, dominicanos y colombianos, la mayoría de raza negra y que desarrollan trabajos que nadie quiere hacer. Quizás en ellos encontremos a un buen velocista o saltador. Quizás ahí estén las próximas medallas.
Creo que sería interesante darle una oportunidad a estos inmigrantes y a sus hijos en el plano deportivo.
Ricardo Lorenzo.