El oculto padecimiento que atormenta a las mujeres
Se calcula que entre el 40% y 60% de las mayores de 40 años padece incontinencia urinaria. Una patología que sigue siendo tabú, lo que dificulta su diagnóstico y tratamiento.
Mirian Mondaca Herrera. - La Estrella de Valparaíso.
Ese incómodo instante cuando una inocente carcajada, literalmente, enfría el momento y algunas sutiles gotas de orina se escapan entre contorsiones de piernas, que tratan de disimular lo que acaba de suceder.
Momentos bochornosos como éste, viven todos los días millones de mujeres que padecen incontinencia urinaria alrededor del mundo, en el caso de Chile, entre el 40 y 60% de las mayores de 40 años. Aunque, este grupo etáreo es el más afectado, no es un problema del que escapen las que rondan los treinta.
Con una hija de dos años, Marcela, que prefiere omitir su apellido para no ser reconocida por sus vecinos y amistades, es una de aquellas mujeres que sufre en silencio por la incontinencia urinaria de esfuerzo. Esta porteña tiene sólo 31 y un problema incontenible que la acompaña desde que esperaba a su retoño.
La treinteañera segura que le ocurre al menos una vez al día, pero en los meses invernales, esa cifra se puede hasta cuadruplicar. Y, es que cada vez que tose, gotas o hasta un leve chorrito de orina caen en su ropa interior. "Es vergonzoso, a veces cuando ando muy resfriada y salgo a algún lugar me da miedo mojarme y que se note. Por eso, prefiero no contarle a nadie conocido, para evitar pasar vergüenza o alguna broma", comenta.
El mismo problema persigue a su madre, que junto a ella, acompañan a la pequeña hija de Marcela al pediatra. Sin embargo, la dueña de casa de 51 años, parece estar resignada al problema que padece y hasta le intenta bajar el perfil, asegurando que su madre y hermana también vivieron lo mismo. "Sí, es un poco incómodo, pero es algo que va pasando por la edad (...) Después, cuando esté más vieja, obligada a usar pañales no' más", dice, medio en broma y medio en serio.
"No es normal"
Precisamente, esa actitud de conformidad y vergüenza por los procesos que experimenta su propio cuerpo, es lo que atenta contra la detección y tratamiento oportuno de la incontinencia urinaria, siendo la más común, la de esfuerzo.
Esta patología se caracteriza por la pérdida involuntaria de orina, a causa del debilitamiento de los músculos del suelo pélvico que soportan la vejiga. Es posible percibirlo cuando al reír o toser se siente la sensación de un leve escape de orina, por lo es un problema frecuente en las mujeres. Los hombres pueden llegar a sufrirla, pero en un número muy mínimo: "entre los 30 y 35 años, la proporción es de 1 a 6", aclara Francisca Aguilar, matrona docente de la Escuela de Obstetricia de la Universidad de Valparaíso.
Por su parte, la médico cirujano y gineco-obstetra, especialista en suelo pélvico de clínica Leben de Reñaca y miembro de la Unidad de Piso Pélvico del hospital Carlos Van Buren, Daniella Longhi, indica que la preocupación de las mujeres por esta patología debiese ser mayor, si se considera que prácticamente la mitad de ellas la sufren.
"La incontinencia urinaria es frecuente entre el 40 y 60% de las mujeres mayores de 40 años, no es normal perder gotas de orina. En estos casos, la paciente pierde orina con los esfuerzos que hace al estornudar, algún movimiento brusco, en el gimnasio, etc. De hecho, 1 de cada 4 mujeres tiene incontinencia urinaria en algún momento de su vida, y al 40% de las jóvenes les sucede al hacer ejercicio" asegura Daniella Longhi.
Prevención
El embarazo y el parto están asociados directamente a la incontinencia urinaria, pues en ellos es donde se manifiesta mayoritariamente. No obstante, también hay otros factores que pueden incidir en que se presente esta patología; como la obesidad, el tabaquismo (las fumadoras crónicas tosen constantemente), quienes padecen de constipación crónica, tienen traumatismos pélvicos o cirugías previas de la zona urogenital.
Por esta multiplicidad de factores, la prevención es clave para que las mujeres no caigan en este padecimiento sin retorno, ya que una vez que el suelo pélvico se debilita, las posibilidades de recuperar su tonicidad por completo es nula.
"La cirugía clásica, que genera una malla, como una especie de amaca, de sostén, igual cede al tiempo dependiendo de los hábitos de la usuaria. Es una solución del momento, porque si hay una deficiencia de la pared abdominal, de la estructura pélvica, eso ya está dañado (...) No va a ser resolutiva finalmente, por eso es tan importante el cambio de hábitos en general", comenta Francisca Aguilar.
En este sentido, lo esencial para las mujeres que buscan prevenir esta patología o que están en la etapa inicial de ésta es tener buenos hábitos alimenticios, hacer actividad física, no fumar y cuidar los hábitos de evacuación (especialmente, no aguantar la orina por largos períodos). En el caso de las embarazadas, llevar un buen control del proceso de gestación.
Asimismo, existen ejercicios como los de Kegel y la gimnasia hipopresiva, que deben ser realizados bajo la supervisión de un profesional de la salud especializado -sobretodo ésta última- pues está contraindicada para las hipertensas y las embarazadas. Realizando constantemente estos ejercicios, idealmente todos los días, ayudan a prevenir y manejar las etapas primarias de la incontinencia urinaria. Un esfuerzo mínimo, pero que puede significar una vejez sin esos bochornosos e imprudentes escapes de orina.