Cinthia Matus O.
La mujer que está en el paradero, a unos metros de la animita, dice que César Daniel Jara Ortíz, más conocido como el "Chichín" en La Isla de San Roque, era "un cabro bueno que iba a misa todos los domingos". Mientras espera la micro 703 que la llevará al plan de Valparaíso, relata que lo conocía desde la infancia y que su muerte, el pasado 25 de septiembre de 2010, fue un hito que marcó a la población.
"Él de chiquitito que pertenecía a la capilla Padre Alberto Hurtado que está por acá... él siempre iba, era un niño tranquilo, muy creyente, que a todos nos dejó mal cuando murió", expresa con tristeza.
María se saca los audífonos y se acomoda el cabello. Luego observa la animita y suspira. "El Chichín se suicidó. Se ahorcó ahí donde justamente está el memorial y nunca supimos bien por qué lo hizo. Da pena, porque realmente era un chico bueno, que se veía alegre, pero quizás qué pasaba por su mente en la etapa de su adolescencia, si siempre iba a la misa", insiste.
Tenía una hija
En La Isla cuesta que la gente entregue sus apellidos. Existe un cierto miedo inexplicable que los hace titubear al momento de identificarse, pero apenas escuchan sobre el "Chichín", cambian de ánimo y resultan amables.
"Yo siempre lo veía en la plaza, junto a amigos y echando la talla. Debe haber tenido unos 25 años, era un niño normal como cualquier otro y que en ese tiempo cuando se mató, iba a ser papá de una niñita", comenta Paola Rodríguez, desde la céntrica sede del barrio.
Pamela, la vecina que la acompaña hojeando una revista de cosméticos, repara en el detalle de la hija. "Eso fue hace unos años ya, porque... ¿cuántos años tiene la 'Chichina'? ¿unos cuatro o no? qué terrible, él murió y después nació", apunta.
Otra vecina que está a la salida de la sede y que le causa curiosidad la presencia de La Estrella, aporta otro dato. "Ah, claro que lo conozco, si el Chichín y toda la gente que vive aquí se ubica. Yo lo que puedo decir es que como cualquier joven de su edad, le gustaba el fútbol y que en la plaza se juntaba con sus amigos a vacilar y tomar algo", señala sin dar su nombre.
- ¿Le gustaba algún equipo en especial?
- El Chichín era porteño pero no por eso era wanderino. Era chuncho, de la Universidad de Chile ¿ve?
En efecto, el joven era hincha acérrimo de la "U" y prueba de ello son las pequeñas insignias que sus amigos le han dejado en su portentosa, pero humilde animita. Su compañero inseparable, el "Kano", hasta le hizo un tributo en YouTube en donde con reggaetón y fotografías le repite una y otra vez: "Amigo Chichín nunca te olvidaremos, tus amigos y familiares, The Isla City".
¿Milagroso?
Hoy, a poco más de un mes de cumplirse seis años de su partida, los "isleños" se han acercado solícitamente para pedirle favores. Así, y tal como ha sucedido con otras animitas de la región, al Chichín le atribuyen milagros y otras buenas obras.
"La fe mueve montañas y sabemos que su familia le ha pedido cosas y que se las ha cumplido. También personas que no son de acá y que cuando pasan y lo ven, les llama la atención y piden. Ahora que ya falta poco para que se cumpla otro año, puede que se ponga más milagroso y hasta nosotros vayamos a pedirle", dijeron Paola y Pamela.
María, la del paradero, asintió: "Es lo más probable, porque él en vida era un joven de fe".
Como sea, los agradecidos son pocos. Apenas existe un par de placas, en las que se destaca la sanidad y el cuidado a una madre.