El zapatero que fabrica calzado para los huasos
Este calerano provee a corraleros y campesinos con botines de calidad y duraderos, los cuales elabora con sus propias manos desde hace cinco décadas en su casa taller.
Claudio Morales Salinas - La Estrella Quillota - Petorca
La primera prueba que tuvo que pasar Brasiliano Humberto Cabrera Carrasco fue en el colegio. Con ese nombre "que nunca supe por qué me lo pusieron, ni de dónde salió", pudo ser blanco fácil de bullying. Por eso es más conocido como 'Humbertico', en honor a su segundo nombre, y porque elabora zapatos para huasos.
El oficio de zapatero, Humberto lo abrazó desde muy joven, cuando su tío Hugo, que tenía una fábrica en Santiago, lo llevó con él, "porque me vio condiciones para trabajar. Al poco tiempo me instalé en casa de mi papá en Calera con un taller. Hacíamos mocasines y calzado de mujer. Si hoy hiciera lo mismo estaría en la quiebra", asegura, pensando en que la importación manda hoy.
Lo de Brasiliano Humberto siempre fue la manufactura. Un vecino, según recuerda, "me vio buenas manos para hacer monturas, pero yo descubrí la necesidad de hacer un calzado especializado", señala sobre el nicho que encontró.
Las labores agrícolas y arreo de animales en terrenos difíciles, exigen un calzado resistente y duradero. Eso lo entendió Humberto Cabrera y sus manos hicieron el resto. "La materia prima es el cuero natural, que lo encargo a curtiembres del sur, el taco debe ser de goma con puente doble y contrafuerte; pero a la vez, el zapato debe ser flexible para que entre en el pie como un calcetín".
Estos botines también tienen una variedad, el calzado corralero, para el rodeo y concursos de cueca. "Estos últimos los hago con taco de suela y también salen harto", aclara Humbertico, quien suma clientes en la zona (Hijuelas, Nogales, El Melón, La Ligua) y también despacha pedidos a San Antonio, Combarbalá, Copiapó e Iquique y Arica por el norte.
En argentina
Pero Humberto no sólo tiene ese nombre 'internacional'. También es un hombre viajado gracias a un oficio que le ha permitido pagar los estudios a cuatro hijos. "He estado en ferias ganaderas como La Candelaria de Copiapó y en Yumbel", cuenta.
"También fuimos a Mendoza con un grupo de artesanos caleranos el año 2000. Había expositores de 16 países y nuestro stand ganó el primer lugar en calzado de huaso y monturas", evoca Brasiliano. Agrega que "los gauchos allá se admiraban de nuestro trabajo y decían sentir admiración por cómo se visten los huasos chilenos".
Pero no sólo huasos, también personas que producto de enfermedades como diabetes, sufren deformidades o mayor sensibilidad en los pies, recurren a Humberto. "Hago a pedido zapatos adaptados para clientes que les falta algún dedo, por ejemplo. Son sin costuras para que no se dañen con el roce".
Son zapatos que no se encuentran en el comercio tradicional. Y es de gran valor que este zapatero los fabrique, pues como dice resignado, "ya no hay interesados en continuar este oficio. Yo dedico muchas horas al día, aunque bajé el ritmo de 100 pares al mes a 10 pares a la semana. Hoy los jóvenes quieren plata y tiempo libre, por eso prefieren los turnos siete por siete de la minería", concluye.