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Como en la viña del Señor: una experiencia (casi) caída del cielo

La Estrella fue testigo privilegiado en terreno vitivinícola de la bebida preferida por Cristo. Y para ello, un viñedo en el Valle de Casablanca como Dios manda: Viña Veramonte. Aquí descorchamos una visita al calor de las botellas.
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Guillermo Ávila N. - La Estrella de Valparaíso

En la Provenza italiana tienen un dicho: "Un día sin vino, es un día sin sol". Mediodía. No hay una sola nube en el cielo que ya se viste de primavera. El sol encandila hacia todas las direcciones. Del denso valle, como en una ilusión óptica al sepia, emerge una persona: se desplaza por la llanura en dirección nuestra. Al cabo de unos pasos, y casi de inmediato, se ve rodeado por huertos. ¿O serán viñedos?

En esta época, las parras parecen dormidas. Y sus ramas, también vulnerables. Al igual que nosotros, que a esta hora por fin damos con la dirección asignada, de acuerdo a esa persona ahora frente a nuestras narices: estamos en el kilómetro 66, de la Ruta 68, en Casablanca.

Precisamente en el corazón de una zona reconocida entre las 10 grandes capitales del vino a nivel internacional. Y es que el fértil Valle de Casablanca deslumbra desde todos sus rincones. Al igual que sus mostos y cifras: representa el 76% de la producción de vinos de la Región. De hecho, sólo aquí se producen sobre los 33 millones de litros del brebaje. Si hablamos de valles organizados a nivel nacional, éste -junto al de Colchagua- la lleva.

Por eso no extraña que se levanten monumentos a Baco en cada perímetro de la llamada 'Ruta del Vino', un atractivo circuito que, por cierto, atrae a más de 220 mil turistas al año y donde el 70% de los visitantes en las viñas es extranjero, con un 30% nacional. Poco, si se le compara con latitudes de similares características. Así lo avala Mario Agliati, presidente de la asociación de empresarios vitivinícolas del Valle de Casablanca. Y agrega: "Es un tema cultural a mejorar a través de tour, giras y restaurantes".

Sin embargo, la belleza de los viñedos seduce. Además de los imponentes edificios cuyas bodegas dan un toque mágico. Y uno de ellos está enmarcado en 410 hectáreas en una misma propiedad rodeada por 2500 hectáreas de cerros con bosques nativos.

Hablamos de Viña Veramonte, situada en el subvalle (dentro del valle) con suelos propicios para la producción de calidad.

Se trata de un viñedo que a su vez se encuentra en medio de un mar de otros viñedos al amparo de finas cepas y que se extienden por un infinito cuadrante de casas productoras de caldos propios de la vid en esta privilegiada área de la V Región.

Para que se haga una idea, una competencia del sector como Indómita o Casas del Bosque -de laderas suaves para el cultivo de la tinta Syrah-, es reconocida como de las bodegas pioneras a nivel nacional en permitir visitas a sus viñedos como si fueran una reserva ecológica.

Chile es un país con una larga y extensa faja de tierra: 1200 kilómetros de área vitivinícola de norte a sur. Y con un centro donde los vinos blancos costeros adquieren gran valor. Recuerde, aquí los vientos marinos y cordilleranos son fríos. Beneficio en la llamada 'Ruta del Vino'.

Bajo las parras

Ahora bien, no se pueden desconocer ciertos excesos climáticos: hoy aquí en la mañana heló, y bastante. Pero eso es pan comido para entendidos como Rodrigo Soto, enólogo de Viña Veramonte. El profesional santiaguino está acá desde 2012, luego de pasar seis años en la soleada California impregnándose de cultura orgánica. "Un plus para nuestros viñedos", acota tras echar mano al terreno a dicha sapiencia. Es más, Soto le ve potencial a esta zona.

De hecho, donde antes había tierra, espinos y vacas, ahora -delante nuestro- resplandece una plantación de monocultivo masivo. La idea es clara: fomentar la biodiversidad y que una huerta orgánica abastezca el casino de la Casona y su coqueta cafetería. Ahí está una sección del tipo 'ecofriendly', abocada a los souvenirs llamada 'La Tienda'… sombreros, prendas 'outdoors' y las joyas al paladar que venimos a comprobar, aquellas que certifican que Veramonte es pionera en vinos Premium identificados con su 'terroir'.

Al interior del edificio Bodega Casona Veramonte, pulcros pasillos, rústicos detalles (¡vitrina de sacacorchos!) y barricas de robles como inventario de la ornamentación, abrazan un escenario que, por ejemplo, al atormentado personaje de Paul Giamatti en la peli de vinos Sideways volaría su cabeza.

Porque esto parece de película. Al fondo, la vista desde la terraza invita a la paz. En medio del sobrecogedor panorama se yerguen imponentes viñedos que, a través de la intensa luz que cubre el valle, destellan brillo en colinas al verde: pronto servirán para excursiones y tracking, como complementa Martín Santibáñez, gerente de mercado nacional de Veramonte, quien lidera un equipo de 12 personas. "Hemos crecido 50% a nivel de turismo este año", dice el joven viñamarino.

Arte al beber

Pareciera que aquí se aplicara el credo francés de hacer vinos en el mejor terreno. Si lo medimos por ventas en mercados foráneos, la filosofía en Viña Veramonte es a la chilena: buen precio a cambio de vinos bien hechos.

Y así lo entiende su gerente general, Daniel Vicuña, cuyo paso del retail a este sector se produjo en 2004. "Todo el equipo de Veramonte está aquí, en el centro productivo", expresa casi tan orgulloso como aquel blazer verde que porta con desplante. Fue en el colegio Saint George donde trabó amistad con Agustín Huneeus hijo (su padre, Agustín Huneeus, fundó Viña Veramonte).

Sin ser aficionado al vino, vio la oportunidad de trabajar con una compañía internacional (95% de sus ventas son al extranjero) en la cual el producto era chileno. Aquí, dice Vicuña, saben modificar el producto enfocado al consumidor. Con una máxima: los vinos deben ser placenteros y agradables.

Tal vez por eso Viña Veramonte marca presencia en 37 países: Estados Unidos (60%), también China, Brasil, Canadá y Reino Unido, por nombrar los de avanzada. Eso sí, desean crecer en Japón y Corea.

Su producto estrella que los hizo precursores en un estilo de vino es el Sauvignon Blanc Veramonte. De la categoría Premium, el segundo más vendido de la compañía es el Primus Red Blend. "Queremos ser líderes en el Pinot Noir, ya que en Chile y Casablanca se da muy bien", redondea el gerente Daniel Vicuña.

Si probamos aquella estadística que dice que en Chile el consumo percápita de vino es de 13,5 litros, hay tarea por hacer. Para Rodrigo Martínez, alcalde de Casablanca, "el vino resulta clave para el desarrollo de esta comuna. Un cambio reciente en el valle, que comenzó hace 30 años". Y así lo corrobora Alan Tapia, seremi de la Región de Valparaíso. "Entregamos el sello de la organización de origen de viñedos de 'Casablanca Road', que muestra la calidad e identidad de sus productos". Con esto, añade, se dinamiza la economía local, con casi 6 mil empleos directos e indirectos.

Ahora estamos en la parte del proceso, en la previa al 'Día del Vino'. Se aprecian grandes tanques de acero inoxidable donde se vinifica el producto para después guardarlo en la bodega. Allí se controla la humedad y temperatura. Aquí hay barricas de roble francés: albergan en su interior 250 litros promedio.

"También grandes fudres y enormes toneles de madera entre 3 y 5 mil litros", nos profundiza Constanza Pérez, relacionadora pública y marketing de Veramonte.

Al fondo, unos armatostes en forma de 'huevos' de concreto aportan la textura a los vinos blancos, pero sin el sabor más pesado de la madera. "Todo depende de las líneas de vino en cuál contenedor se envejece", corrobora una dinámica Constanza Pérez que parece haber nacido entre las barricas aquí abajo en la bodega. Y va otro dato de la relacionista pública: "Por acá pasan las cuatro marcas Premium de Veramonte". Claro, menos Neyen, que está ubicado en el valle de Apalta (al fondo del Valle de Colchagua), con parras de 120 años, tal vez las más antiguas de Sudamérica.

Ya de vuelta a la superficie (y al diario), y con el espejo retrovisor que refleja cierta lejanía de la Viña Veramonte bajo el inclemente sol vespertino, una cosa es cierta: "El mejor embajador que tiene Chile en el mundo es el vino" (que no se enoje el bicampeón 'rey' Vidal). Y es allí donde uno reflexiona que la bandera chilena, por cada momento de brindis, asoma en esas relucientes copas en... casi dos mil millones de mesas en el planeta. ¡Salud!

La Bodega por dentro

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Diseñada por Jorge Swinburn -connotado arquitecto chileno-, la bodega de 7.896 mts2 enclavada en el Valle de Casablanca, data de 1998. A simple vista, aún conserva adelantos tecnológicos de punta en términos de líneas de embotellado (fermentadores de gravedad y estanques de acero inoxidable). Su diseño: para la producción de pequeñas partidas de vino. Permite fermentar y envejecer tanto la producción de viñas individuales como la de viñas experimentales. Para el enólogo Rodrigo Soto su viticultura debe ser orientada a calidad y precisión para mejorar la parte cualitativa con cepas de ciclo corto.