Mujer desesperada pide ayuda para su esposo drogadicto: 'Él quiere cambiar'
Busca cupo en un centro de rehabilitación para no seguir encerrándolo con candados.
Para Katherine Urbano, la drogadicción es una pesadilla que está acabando con su familia. "La droga es el motivo principal de la delincuencia y nadie hace nada para realmente apoyar la rehabilitación", reflexiona con dolor.
Hace algunos años, su esposo Edwin, se hizo adicto a la pasta base. Por amor, la joven comenzó un largo camino para sacarlo de allí, pero hasta ahora no ha visto resultados. Peor aún: el 19 de julio casi lo perdió para siempre.
"Por una sobredosis llegó al Hospital Carlos Van Buren en donde lo estabilizaron y de ahí lo trasladaron al Hospital del Salvador. Por mi parte me acerqué a Senda para buscar un centro de rehabilitación y de acuerdo a la lista, llegué a uno cercano del cerro Placeres. Lamentablemente fue para peor", señala Urbano.
Empeoró
Edwin fue dado de alta el pasado 17 de agosto y por iniciativa de su esposa, llegó a un Centro de Tratamiento Ambulatorio en donde su situación no mejoró. "Por una persona cercana que trabaja allí, me enteré que los demás pacientes no se tomaban sus pastillas y que se las daban a mi esposo. Él, como estaba con la angustia, se comenzó a drogar con eso y al final empeoraba. Cuando supe esto me contacté con la directora y ella solamente los juntó a todos y les preguntó quién se las había dado. No se sacó nada en limpio y mi esposo ya no fue más", apunta la porteña.
Como la pareja vive con su hijo de 13 años en un sector complicado, a Edwin le ha costado dejar su adicción. "En su tratamiento él iba al centro y volvía a casa, pero en el camino veía a los demás que se drogaban. Es muy triste porque esto es lo que hace que los jóvenes sean delincuentes...", manifiesta Katherine.
Edwin, que durante esta entrevista está con la mirada baja, reconoce que quiere cambiar, pero que no puede por sí solo. "Por todas las averiguaciones que he hecho, supe que hay un centro en Viña que lo puede ayudar. Pero que sólo tiene una capacidad para 18 personas. De esos, sólo 4 cupos son por casos judiciales y de esos he estado tratando de conseguir después que llamé a Carabineros por un cuadro de angustia", detalla su mujer.
El caso de Edwin está en la fiscalía pero como el centro está copado, no han podido conseguir un lugar. "Estoy desesperada. Mi esposo tiene este problema, no lo voy a dejar solo, pero necesitamos que se haga un cupo ahí o en otro lugar que realmente se pueda rehabilitar. Yo soy cajera y no puedo trabajar porque no lo puedo dejar solo. Tengo que dejarlo encerrado con candado, pero eso no es vida y ya tiene depresión. Él quiere cambiar", clama Katherine.
Además, existe preocupación por el hijo. "Él ve todo esto y tengo miedo. Mi esposo se ha querido ir, pero tampoco lo dejo porque no queremos encontrarlo muerto", expresó.