Nicole Valverde S.
El pasado 8 de septiembre toda la atención estaba puesta en el Puerto de Valparaíso. La noticia era que recalaría un enorme buque que venía navegando desde Asia. Un espectáculo jamás antes visto en la historia porteña, protagonizado por el portacontenedores MSC "Capella". Una nave de 366 metros de largo (más que la altura del edificio Costanera Center) y más de 48 metros de ancho.
Algunos curiosos se agolparon en el borde costero para ver llegar al barco. Aunque no fue fácil, ya que había una bruma muy densa que impedía su visibilidad desde tierra firme.
Del otro lado -a bordo del "Capella"- estaba el práctico, Alex Valin, quien tuvo la misión de maniobrar tamaña bestia de acero y atracarla en los sitios 2 y 3 de Terminal Pacífico Sur.
El último atraque
A través de los medios, todos nos enteramos que había llegado el buque más grande en la historia del Puerto de Valparaíso. Pero pocos sabían que ese día marcó un hito en la vida del "Loco" Valin, como lo apodaron en la Marina Mercante. Tras 24 años desempeñándose como práctico de puerto -18 en Iquique y 6 en Valparaíso- realizó el último atraque de su carrera. Ya que al día siguiente (9 de septiembre) cumpliría 65 años, el límite de edad requerido para ejercer una profesión imprescindible para el funcionamiento de los puertos, pero de la que se conoce muy poco.
Hoy, disfrutando de un rico café y con el tiempo a su favor, relató a La Estrella los sentimientos que le embargaron en su último día de trabajo. Y a través de su historia conocimos la labor de los prácticos. Personas anónimas que tienen la enorme responsabilidad de que un buque logre "llegar a buen puerto".
"Para mí ese día fue bien especial. Por un lado estaba muy alegre por hacer esa maniobra. Y por otro sentí deseos de llorar porque era la última como práctico. Ya que uno deja de ser práctico cuando cumple 65 años. Es decir, a las 00.00 horas del día 9 de septiembre yo dejé de ser práctico, desaparecí del sistema y todo...".
Espíritu navegante
Alex Valin era un niño de tres años cuando comenzó a embarcarse junto a su padre marino mercante en sus primeras aventuras en alta mar. Demasiado pequeño para recordar. Pero sus memorias florecen a partir de los ocho, cuando recorría las costas de Chile, Argentina y Europa; y ya estaba consciente de lo que quería hacer cuando grande: navegar.
Así, con esa meta fija en su mente y corazón, comenzó a protagonizar una historia llena de aventuras como navegante. Primero como estudiante y aspirante a marino mercante en la Escuela Naval. Luego como pilotín, y así fue ascendiendo a tercer, segundo y primer piloto. Hasta convertirse en capitán en el año 1985.
"Los años de Escuela Naval son los que más recuerdo porque fueron de dulce y agraz. Algunos compañeros pasan a ser grandes amigos. Y uno aprende de todo. Te brindan una gran gama de posibilidades, pero a cambio uno debe soportar un régimen militar. Y yo no soy muy bueno para soportar eso. Además, yo siempre tuve claro que quería ser mercante".
Después de su larga carrera en la Marina Mercante, dos hijos -Alejandra y Rodrigo- con cinco años de mando en la Compañía Sudamericana de Vapores, Alex pensó que esa sería la culminación de su carrera.
Pero su padre, Manuel Valin, le planteó la posibilidad de seguir como práctico de puerto.
Estacionando buques
"La verdad es que no le había tomado mucho interés porque estaba navegando y feliz con mi trabajo. El práctico es quien aconseja al capitán de la nave para llevar el buque a un determinado punto dentro de un puerto. Pero en la práctica uno da las instrucciones en forma directa, porque además controlas a los remolcadores, amarradores. Y yo cumplía con los requisitos, era capitán de Marina Mercante y tenía experiencia".
Como práctico, la historia de Valin continuó ligada a la navegación. En Iquique pasó la mayor cantidad de años, pero no era lo mismo que en Valparaíso, y a penas tuvo la oportunidad de volver a su querido puerto lo hizo.