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Investigan casos de trata de personas en la región

A través de la Pastoral de Movilidad Humana del Obispado de Valparaíso se presentó una demanda y se reúnen los antecedentes para una segunda acción judicial. A haitiano se le pagaron 90 lucas por dos meses de trabajo.
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Mirian Mondaca Herrera - La Estrella de Valparaíso.

Cada vez con mayor frecuencia, en los rincones del país y la región se hace notar la multiculturalidad entre la población. Una cualidad que se ha potenciado a causa del masivo arribo de extranjeros, especialmente a partir de la década del 2000, atraídos por el crecimiento económico y los índices de delincuencia, por debajo de lo ocurrido en sus países de origen.

Si nos detenemos en la provincia de Valparaíso, los peruanos, colombianos y argentinos encabezan la lista de los afuerinos que prefieren esta zona para comenzar una nueva vida. Si embargo, aunque por el constante tránsito de personas las estadísticas cambian rápidamente, se sabe que los haitianos y venezolanos han aumentado de manera explosiva.

Trata de personas

Precisamente los centroamericanos y venezolanos, actualmente son los grupos de extranjeros más vulnerables, a juicio del padre Pedro Nahuelcura, director de la Pastoral de Movilidad Humana y encargado de la Casa del Migrante, en Valparaíso.

Las evidencias diarias dan cuenta de lo delicada que es la situación, principalmente, por el desamparo en que la mayoría de los migrantes llega al país.

"En los últimos años hemos notado la fuerte llegada de haitianos, colombianos y venezolanos (..) Incluso, ahora con la crisis que hay en Venezuela, todos los días llegan personas a solicitarnos apoyo", comenta el sacerdote.

Pero, entre estos grupos de extrajeros, son los haitianos que en la últimas semanas han sido víctimas de los delitos de trata de personas y abuso laboral. Casos registrados en Casablanca y Quilpué.

El abogado de la Pastoral de Movilidad Humana del Obispado de Valparaíso, Alejandro Chaparro, reveló que estos hechos se registraron en las últimas semanas, con vulneración incluso a la integridad física de los migrantes.

El primer caso involucró a 11 haitianos que llegaron a trabajar a una empresa agrícola proveniente desde Santiago.

Estas personas recibieron pagos mensuales de entre 30 mil y 70 mil pesos por largas jornadas de trabajo. Además, se pudo constatar que vivían en un galpón, durmiendo sobre colchones, consumiendo arroz, y se les había retenido sus pasaportes. En este caso, aún se investiga si otros 40 haitianos que fueron trasladados por la empresa a Santiago estaban en la misma situación.

El segundo caso, en Quilpué, se trató de un joven haitiano que prestaba servicios en un taller de costura. A él, en dos meses se le pagaron 90 mil pesos y después no recibió ningún peso, además no se le hizo contrato ni se cancelaron las cotizaciones previsionales.

Demandas

Actualmente, se están recopilando los antecedentes para presentar una demanda por el caso de un joven haitiano que trabajaba en un taller textil de Quilpué. En tanto, en el caso ocurrido en Casablanca, el procedimiento está más avanzado. "Está fijada una audiendia en el Tribunal Laboral de Casablanca la primera semana de noviembre. Tenemos establecida ya la primera etapa de comparendos", aclara el abogado Alejandro Chaparro.

En Bellavista están "chatos" con ambulantes y los delincuentes

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El fastidio de los locatarios de Bellavista se fundamenta en que los comerciantes informales abarcan toda la vereda, impidiendo incluso el acceso a los negocios establecidos. También, que éstos no paguen patentes ni permisos, hace que puedan vender productos de dudosa procedencia, pero más baratos. Esto, fomenta la competencia desleal : "Ellos no tienen que pagar nada. Las autoridades no tienen conocimiento de lo que cuesta tener y mantener un negocio en esta ciudad, donde las condiciones no son justas para todos" afirmó un comerciante quien no quiso identificarse por temor a represalias.

Delincuentes

La acción de los antisociales es la preocupación de los más de 200 comerciantes que tienen locales en calle Bellavista, Pirámide, Condell, Pedro Montt y alrededores. Esta sensación no es antojadiza y se fundamenta en que la aglomeración de personas sería una de las grandes responsables de la delincuencia en este lugar.

Tanta es la preocupación, que hace algunos meses estos comerciantes crearon un grupo de WhatsApp para intentar frenar la ola de delitos en robos y asaltos a los locales comerciales del sector. "Fue la única forma que encontramos de cuidarnos entre todos y podemos reaccionar rápido, más incluso que los propios Carabineros. Si alguien ve algo se da la alarma", cuenta uno de los comerciantes.

Héctor Arancibia, de la importadora Anaís, es miembro del grupo de comerciantes y ha liderado las acciones de los locatarios contra la delincuencia.

Reconoce que aunque la preocupación se mantiene, los hechos delictivos de a poco empiezan a disminuir, luego de que se organizaran y trabajaran en conjunto con las policías. "Ya se instalaron 8 alarmas comunitarias de prueba y en un par de semanas deberían llegar 120 más", adelanta.